martes, 9 de marzo de 2010

The Beatles, su cómic




Supongo que no hay nada nuevo que se pueda decir de los Beatles, sobre todo en libro. Me quedo con "Revolución en la mente", sigue siendo de largo mi libro preferido de los Beatles, dentro de lo poco (en comparación a lo que hay) que he leído sobre ellos, que me temo que lleva años descatalogado y que, para colmo, no hay día que no me acuerde de dicho libro porque presté y nunca más vi... No hay año que no se publique alguna biografía, estudio o.... comic. Y en ese sentido, lo último que ha salido es "The Beatles. Su historia" de la Editorial Rossell, especializada en cómic.
Me dio el chivatazo Lorena, lo pedí y "vualá". Una pequeña joya donde distintos autores desvelan en tiras fragmentos de la historia de los Beatles, todos con resultados muy buenos (ahí ya entra los gustos estéticos de cada uno, hay dibujantes más naif, más expresionistas, más imaginativos...) La encuadernación está cuidadísima, hecha con mimo y con gusto, por lo que el precio no es inconveniente, tanto si eres un fan de los Beatles o no. A partir de textos escritos por Stéphane Nappez, los dibujantes plasman detalles de la corta vida del grupo más famoso e influyente. Y esa ha sido otra de las sorpresas a parte de los dibujantes, los textos. Me han gustado muchísimo. Ágiles, ingeniosos, incisivos...

Consciente de que poco o nada nuevo se puede decir sobre ellos, el autor lanza constantes píldoras para el erudito así como fogonazos para el profano... Resultado, cae deliciosamente del tirón... y te hace querer volver a él, pues cuando lo cierras sabes que es de esos libros que de vez en cuando te va a apetecer volver a hojear, despacio.
Extraigo uno de los textos dedicado a Abbey Road (espero que los de la editorial Rossell no se molesten) que preceden uno de los capítulos; no es maravilloso, pero es bueno, muy bueno, y ha sido elegido porque mientras leía el libro era el disco que sonaba tras "A Collection of Beatles oldies but goldies" en precioso vinilo... Insisto, el libro merece muchísimo la pena, pedírselo a vuestro librero más cercano, y si no lo tiene, insistirle, y si ni con esas, en la pecera siempre hay uno...


ABBEY ROAD
En el barrio de St. John’s Wood, en Londres, en el número tres de Abbey Road, cerca del cruce con Grove End, se encuentra el paso de peatones más famoso del mundo. La foto la tomó Ian Macmillan la mañana del 8 de agosto de 1969, hacia las diez. La sesión duró menos de un cuarto de hora, no se ensayó ni se solicitó autorización alguna.

Es la víspera de la carnicería asesina cometida por los seguidores de Manson. El Beetle (escarabajo) blanco con matrícula LMW 28 1F (la más famosa de la historia) está allí por casualidad. El coche de policía ante el que se encuentra el turista americano Paul Cole, también. “Recuerdo que le pedimos a un policía que parase el tráfico mientras yo estaba subido a la escalera para hacer las fotos”, recuerda Macmillan. “Hice varias fotos de los Beatles cruzando en un sentido, dejamos pasar a unos cuantos coches y volví a fotografiarlos mientras cruzaban en el otro sentido. La foto que resultó elegida fue la número cinco de seis. Es la única en la que sus piernas formaban una V perfecta, algo que buscaba por estética”. Los Beatles eligieron la foto en la que están de espaldas al estudio.

Grabado después de Let It Be (aunque éste se editó después), Abbey Road está considerado como el testamento de los Beatles. Es lo típico que se dice cuando haces algo antes de irte al otro barrio. ¡cuidado con lo que haces antes de estirar la pata! Evita los comentarios de tipo: “No debería haber comido alubias”. Let it be, el disco y la película, verán la luz en mayo de 1970 (Abbey Road se había editado en septiembre de 1969). Se habló de necrológica, ya que oficialmente en aquel momento los Beatles ya no existían. Let it Be iba a llamarse Get Back, como el grito salido del corazón. Pero, como al final de las películas del oeste, los Beatles dan la espalda a los Beatles. Como vaqueros solitarios, avanzan hacia el sol del atardecer, de frente y solos. Los arreglos en los títulos de crédito del final son obra de Phil Spector, que les añadirá un exceso de cuerdas y de coros. ¡Coros femeninos! La versión des-spectorizada, Let it Be Naked, saldrá en 2003, más ajustada a la idea de Paul, aunque los otros tres nunca renegaron de la versión adornada. Phil, el del gatillo fácil, fue el verdadero propietario de la funeraria en la historia de los Beatles (y no Ringo, como dijeron los iluminados al ver la portada de Abbey Road, en el asunto de la muerte de Paul). Phil desenfundó los pañuelos y las flores de plástico.


El 29 de agosto de 1966, los Beatles dan su último concierto en una gira en el Candlestick Park de San Francisco. La película Let it Be debía acabar con un concierto, como última llamada a escena antes de la dispersión. Los cuatro no se ponen de acuerdo ni en el lugar ni en el formato del concierto. John sugiere África o un manicomio. Paul sueña con una pequeña sala, como en los tiempos del Cavern Club. Ringo quiere quedarse en Inglaterra, está harto de expediciones. George no quiere ni oír hablar de tocar en público. Así, el 30 de enero de 1969, acompañados por Billy Preston, suben a la azotea de su estudio de Apple en Saville Row. La manifestación no está autorizada. Dirán los policías al cabo de 45 minutos de concierto. Les dará tiempo a tocar cinco canciones. Los Beatles conocieron a Billy en Hamburgo en 1962. Esta figura del pasado será como un bálsamo. Billy es uno de los candidatos al codiciado título de “quinto” Beatle. Hay tantos quintos Beatles como dedos en las manos de la diosa Shiva. Sus nombres: Stuart Stucliffe, Peter Best, Biran Epstein, George Martin, Neil Aspinall, Mal Evans, Klaus Voormann, Yoko Ono, Jimmy Nicol (el batería que sustituyó a Ringo durante una parte de la gira australiana de 1964), Derek Taylor (su responsable de prensa, Billy Preston…
La cara B de Abbey Road suele concitar las opiniones favorables de los menos Beatlemaníacos. El medley de 16 minutos fue idea de Paul y de George Martin. John acabó por plegarse a la idea. El vaquero John ya mira en dirección al horizonte estrellado de la Chica Oceánica. Se acerca el final de la película de scarabeat, así que…. Un medley… Vale, ¿por qué no? Todo valía para una canción. Ahí reside la fuerza dek dúo Lennon/McCartney. Las letras de los dos podrían figurar en una antología de poesía contemporánea. Son un compendio de experiencias cotidianas, entre derivas financieras, robos de fans, recuerdos de vacaciones, Beethoven, la lectura de periódicos, etc. El mosaico empieza con “You Never Give Your Money”, de Paul. Qué coñazo de negocios. Apple Corps las está pasando canutas. A continuación, tres de John: “Sun King”, “Mean Mr. Mustard” y “Polythene Pam”. Oimos a John lanzar un “Oh, look out” que nos devuelva a Paul. ¡Cuidado! Hay una ladrona entrando por la ventana de tu cuarto de baño. Pero la autentica última playa es un tema emboscado detrás de un silencio de 15 segundos: “Her Majesty”. Veintitrés segundos para brindar por la reina que, según parece, es una chica bastante maja.



Más detalles sobre el libro y sobre la Editorial Rossell... AQUÍ...


SU MAJESTAD ES UNA CHICA MUY LINDA, PERO NO PINTA GRAN COSA
SU MAJESTAD ES UNA CHICA MUY LINDA, PERO CAMBIA DE DÍA EN DÍA
ME GUSTARÍA DECIRLE QUE LA QUIERO MUCHO, PERO TENDRÍA QUE ESTAR HARTO DE VINO
SU MAJESTAD ES UNA CHICA MUY LINDA
ALGÚN DÍA SERÁ MÍA, OH YEAH
ALGÚN DÍA SERÁ MÍA

Paul rules, siempre...

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