domingo, 11 de marzo de 2012

I don't need to be forgiven. The Gaslight Anthem y el sonido del 59


Apología de la mediocridad, capítulo doscientos sesenta y cuatro.
Todo es mentira.
Esto podría titularse así, pero no.
Ya no hay discos generacionales (tal vez sea mejor así), o quizá nosotros ya no pertenecemos a nada y nada nos representa (y tal vez sea mejor así). ¿De qué va esto entonces? En principio de subir el volumen. No hay obras imperfectas sino que husmeamos mejor y descubrimos la piedra tras el cartón y la meada tras el orín; después de eso sólo queda disfrutar de la imperfección del arte. I´m a backdoorman, baby. Bordeamos el patetismo mientras alzamos la vista para no pensar que únicamente estamos equivocados y no sólo bordeamos, sino que habitamos en ese marasmo que nos conduce al asilo. Pero algo despierta de vez en cuando. Sabemos que no es nuevo, que no es impactante ni revolucionario, pero nos mueve, de nuevo, conmueve sin más, y qué más da. La música rock ha llegado a su fin, que no a su final. A mí me gusta que sea así. Ha dejado su temporalidad para ser una patada en los huevos, un refugio que se disfraza de cliché para parecer leve, cuando realmente cada vez es, en el fondo, más primordial. El jazz consiguió escapar de las garras de su valor de uso abandonando el tiempo, por eso sigue teniendo vigencia el discurso de Mingus, porque es clásico en el sentido de que importa una mierda cuándo se hizo, cuándo se tocó, cuándo se compuso y cuándo se grabó, es música y es la esencia de un negro con sangre blanca, criolla, india y china. El rock está en esas. Claro que hay que dar algo a cambio. Tu puto alma, tu puta alma. El mar, la mar, qué cojones importa cuando lo que interesa es que haya sirenas ansiosas de despellejar tu alma y tu carne. La temporalidad sólo sustenta el intercambio y el negocio entendido a la vieja usanza; la hermenéutica is the point, pero cómo calibrarla, cómo valorarla y saber qué reinterpretación es mejor es lo que realmente importa. That´s the point of the point. Todo a este lado, al sur de europa, está lleno de reflejos y copias devaluadas hasta la nausea de modelos con verdadera importancia generacional. Familiares de Dominguín copiando mal al creador de Ziggy y labrándose una carrera de atrezzo que haría enfurecer a cualquiera con sentido platónico, Aristóteles mediante. Un ejemplo banal sacado a bote pronto. Pero eso no era de lo que iba esto. ¿De qué va entonces? De coger algo viejo e intentar encontrar tu personalidad en medio de ello pues no hay otra manera de seguir andando. Si no tienes personalidad que buscar es tu problema. Pero cuando la hay la cosa pinta de otra manera. Si eres honesto citas la fuente sin ser demasiado obvio, si das con alguien que se toma en serio lo que le gusta, sentirá empatía en la cita, en el pasado rescatado sobre el que nos impulsamos como niños en camas elásticas los días de feria, cuando sólo importa el día de mañana y los ojos de tu padre mirándote, y entonces, sólo entonces dejar todo en los huesos, donde no hay tiempo, y el arte quizá sólo es eso. A veces no creas algo redondo, fallas aunque no fracasas, pero fallas, y todos a los que te muestras te señalan por ello como si la pulcritud fuese una virtud y no una patología inventada para seguir consumiendo. Charlatanes los ha habido y los habrá, y yo no soy Lester Bangs para hacer aquí degüello de payasos sordos que no quieren saber que no hay réplica que valga para que salgan de escena. Todo es representable, nosotros somos lo que nos dejan ser los demás mientras buscamos llegar a ser una versión digna del yo que nos mira en el espejo por las mañanas. Pero no hay manera. Tomar la excusa para practicar la lírica y ejercitar el verbo, pues no hay nada más. Me suda la polla que esto ya lo hayas oído antes, lo digo yo y aunque no basta, a mí me sobra para parecer lo que no soy. Aceptar la hybris por querer ser lo que no puedo ser, lo que me hicieron creer que podría ser; soy un puto y vulgar minotauro que soporta más muertes de las que Teseo me quiera infringir. Engaño al engaño mientras rebusco en las tripas de lo que una vez fue, y es ahí donde creo encontrar mi voz, si es que ésta es mi voz. Que los demás digan de dónde vengo mientras yo intento llegar al lugar que quiero llegar. Emoción y electricidad. The Gaslight Anthem es otro grupo más, pero tiene lo que yo busco, y lo que busco son motivos para seguir adelante, un puñado de entrañas que me hagan creer que soy valiente.
No quiero brillar siempre, ni siquiera quiero creer que puedo hacerlo de vez en cuando, con encontrar algo que me haga soñar que podría, aunque sólo sea un poco, me vale. No necesito ser perdonado.



"Great Expectations" contiene los versos "It's funny how the night moves / Humming a song from 1962" tomados de "Night Moves" de Bob Seger.
"Old White Lincoln" contiene el verso "I lit a cigarette on a parking meter" de "Talkin' World War III Blues" de Bob Dylan y "Baby darling, we will be, in the cold cold ground." De la canción de Tom Waits "Cold, Cold Ground".
"High Lonesome" contiene el verso "Maria came from Nashville with a suitcase in her hands" y una variación del siguiente verso sobre "a boy who looks like Elvis" de "Round Here" de Counting Crows. El verso "There were 'Southern Accents' on the radio" se refiere a la canción de Tom Petty and the Heartbreakers de 1985 y al álbum del mismo título; el verso "At night I wake up with the sheets soaking wet" está tomado de "I'm on Fire" de Bruce Springsteen. El título de la canción hace referencia a un verso de John Cohen.
"Even Cowgirls Get the Blues" contiene partes de "But not me, baby" de "Yer So Bad" de Tom Petty. Petty también es nombrado en la letra de la canción. El título de la canción es de una novela de Tom Robbins.
"Meet Me by the River's Edge" contiene el verso "No surrender, my Bobby Jean" y una variación de “No retreat” de las canciones "No Surrender" y "Bobby Jean," del album de Bruce Springsteen de 1984 Born in the U.S.A. Así mismo, también incluyen el verso "wash these sins," en referencia a la canción de Springsteen “Racing in the Street” del disco de 1978, Darkness on the Edge of Town.
"The Patient Ferris Wheel" hace referencia a los "broken heroes," que aparecen en la canción de Springsteen, Born to Run.
La canción "Miles and the Cool" tiene referencias en cada verso. El segundo, "put on your diamond soled shoes", alude a la canción de Paul Simon "Diamonds on the Soles of Her Shoes" del disco Graceland. Los siguientes "Climb down from your window", a la canción de Dylan "Can You Please Crawl out your window". El tercer verso toma la imagen de "Poor Mr. Pitiful", que además de ser de Otis Redding, alude a la canción de Warren Zevon "Poor Poor Pitiful Me". Otis Redding vuelve en el verso siguiente, al cantar "I can't Turn you Lose". "Your Daddy's aim is true" es de la canción de Elvis Costello "Allison", y el siguiente "she never understood that it ain't no good" es de "Like a Rolling Stone", de Dylan.
"Casanova, Baby!" contiene el verso "Twistin' the night away" de Sam Cooke, y "It's past quarter to three, and it's past the midnight hour", hace referencia a la canción de Wilson Pickett, frecuentemente versionada por Bruce Springsteen and the E Street Band.
El título de "Here's Looking At You, Kid" hace referencia a la película Casablanca.
Todo el disco contienen constantes referencias al libro “Grandes Esperanzas” de Dickens. Los versos "I sat by my bed side with papers and poetry about Estella" son los más evidentes, así como "In a prison cell, where we spent those nights." El verso “I hope we don't hear Marley's Chains we forged in life" hace referencia al fantasma de Jacob Marley del “Cuento de Navidad” de Dickens.





jueves, 8 de marzo de 2012

Too old now to die young... Will Hoge.

Eighteen was a rocket ride
I lit the fuse and held on tight
Every day was a Friday night
And I've got the scares to prove it
You know I blew up at Twenty Five
Saw those telephone poles flyin' by
Don't remember much that night,
I'm just happy I got through it.

And I let it run like an open vein
love the pleasure and curse the pain
Ooo foolish things I've done
I'm too old now to die young.

Woke up alone at 35
just across town from my ex wife
I get my two kids every friday night
and I work all week to do it.

Their mama and me couldn't work it out
Oh but that don't seem to matter now
They're all that I care about
and I've got their love to prove it.

And I let it run like an open vein
love the pleasure and curse the pain
Ooo foolish things I've done
But I'm too old now to die young.

And I let it run like an open vein
love the pleasure and curse the the pain
Ooo the things that I ain't done
And I never thought I'd make it here
wish I could love another hundred years
Ooo the things that I ain't done
I'm too old now to die young.

jueves, 1 de marzo de 2012

Emisión pirata. Sintonías sincopadas en tiempos basura


¿Puedes escuchar lo de arriba? Mejor. Sintonizamos. El caimán no es un blog político, aparentemente. Digamos que un alto nivel de frustración no hace que articule argumentos de cierto calibre teórico; eso y que me aburren los blog políticos; si quiero informarme, acudo a otros sitios en la red. También es cierto que como no tengo dueño ni perrito que me ladre muchas veces me guardo mis soflamas para mí, sobre todo porque a poco que me ponga me sale la gloriosa frase que le salió a un conocido en una de las últimas reuniones acerca de refundar cierto "grupo" (también señalar que nadie se llevó las manos a la cabeza ante semejante idea, es más, algún otro la aplaudió).
El caso es que prefiero escudarme en mi situación vital para decirme a mí mismo que no merece la pena que me ponga a decir mi "opinión" sobre la inútil y podrida casta política, sobre todo porque, eso, a nadie le importa, y si a alguien le importa, mejor que vaya a leer a otros y se ilustre antes que perder el tiempo con alguien como yo. Sin embargo, algo queda, y dentro de las cosas que quiero sacar aquí, a veces uno tiene que tirar de ladrillos y, al menos, decir algo de ciertas nimiedades que, es cierto que circunscritas a un determinado lugar tienen mucho sentido pero en el abismo de la red apenas lo tienen. Así que me quedaré en un "homenaje", una nota, una muesca en mi borroso yo que día a día se va diluyendo, llámese orgullo o cualquier otra tontería similar. En Manzanares, "ese pueblo" donde, entre otras cosas, existió La Pecera y uno se crió, han cerrado la emisora de radio. Las razones esgrimidas se pueden imaginar sin mucho esfuerzo, lo cual no quiere decir que por muy repetidas sean más verdad, que no. 22 años ha estado funcionando Onda Mancha Manzanares y, tras una subida de sueldos de la corporación han decidido cerrarla (y privar de recursos a la biblioteca pública, y cerrar el centro de la mujer, y proponer que la gente trabaje voluntariamente hasta que encuentren otra cosa, y justificar la injustificable privaticación del hospital, y...).


Mi natural puñetero siempre tuvo muy presente las carencias de dicha emisora, pero también sus virtudes. Ahora que la han cerrado de manera burda y triste, me jode, y mucho. Siempre que cierran una emisora de radio algo se jode. Yo he estado vinculado a ella casi desde el principio, aunque en los últimos años, una vez dado por finiquitado el último programa que tuve allí, rara vez la oía.
Si algo caracterizó a esa emisora fue la libertad y la disponibilidad increíblemente amable y positiva hacia todo aquel que se acercase con la suicida e inútil intención de hacer un programa de radio allí. Coño, si hasta yo tuve tres programas. He conocido las dos sedes que tuvieron, la original en la antigua biblioteca y la que estaba a tomar por saco de mi casa y a la que iba andando lloviera o feneciese de calor cargado de discos y libros. El primer programa lo comenzamos, creo, en el mismo año que se inauguró, junto con Bea, Yolanda y Gina, y se llamó "En tierra de nadie". La sintonía de apertura variaba a menudo, pero siempre cerrábamos el programa con "The Raggle Taggle Gypsy" de los Waterboys. Éramos jóvenes, diletantes, y aparentemente sinvergüenzas (hasta que se encendía la lucecita roja de la pecera y a uno le entraba el canguelo) y nos lo pasábamos bien descubriendo, compartiendo y diciendo. Lo bueno es que uno podía decir y poner lo que le viniera en gana que casi nunca pasaba nada (los de "A toda máquina" tuvieron sus más y sus menos con la curia, entusiasmados con Fuck Off (thrashers catalanes de increíble fama en el año 90) y Barricada, y les putearon bastante). Hubo un director del que sólo recuerdo que se llamaba Pablo, que terminó yéndose harto de un pueblo que nunca dejará de ser un pueblo. Los cuatro de "En tierra de nadie" fuimos cogiéndole el gusto a la radio y terminamos separándonos tras una época en la que nos llegaron a salir programas incluso buenos y cada uno tuvimos un programa propio (coño, como los Beatles). Como tengo memoria de pez creo recordar que le puse "El caimán sincopado" y con él se quedó para los restos (bastantes años guadianescos, la verdad; intento recordar si hubo un nombre previo pero no hay manera...). La sintonía era "Riders on the Storm", que siempre me pareció una manera cojonuda de empezar un programa de radio. Luego la cambié por el "Blue Train" de Coltrane cuando derivé hacia el jazz y evitaba pensar que no vivía en la ruta 66 ni sabía tocar la trompeta, aunque a veces ponía el "Moanin" de Art Blakey y me tiraba meses de una a otra volviendo loca a la que me ayudaba en la labores técnicas. La soltura técnica y semántica coincidió con la apertura de  la televisión local, y con la excusa, acabé llevando los mandos de la nave, que era lo que más me gustaba, eso de aparecer con los vinilos e ir poniéndolos en plan Shiva, con una mano en el plato mientras con la otra manejabas la regleta de la mesa y decía sandeces y soflamas poniendo voz de tío interesante. Eso ha sido lo más cerca que he estado nunca de Chris Stevens, no en vano grababa en casa artesanalmente con un magnetofón diálogos de películas que luego ponía (plato, mesa, pletina y lo mismo me rascaba la nuca), y grababa cuñas con cualquier cosa (de hecho jodí la cinta vhs de "Bananas" y "Toma el dinero y corre" de ranto pause, atrás, play, y recuerdo una que hice con "Cars his by my window", la cual  hizo que uno me parase una noche y me pidiese que hiciese con él la "armónica" que hace Morrison porque creía que era yo el que lo hacía, lo cual provocó dos cosas, que casi dejara el programa al darme cuenta que había incautos que lo oían y que cambiase de cuña). Así fue la década de los noventa, entre otras cosas, pero si en lo referente a ondas hertzianas. Dos horas semanales.
Por esa emisora ha pasado muchísima gente. Los institutos hacía talleres de radio; muchísima gente que conozco, chavales con su grupos, el tipo salao que hacía de Dr. Jeckyll y que era una especia de Mariskal Romero imitado por Muchachada Nui en un programa tan macarra como gracioso, señoras, gente como yo. Hacer radio con cierta edad implica varias cosas, y una al menos es buena, que te lo tienes que currar y hace que descubras algo de eso que llaman autoexigencia, al menos para rellenar un rato, porque uno puede improvisar, pero una hora, y regularmente, ya es más complicado, y eso siendo un descerebrado acnéico tampoco viene mal.  En el 2002 lo dejé, creo (si es que tengo una cabeza...) por eso de tratarme el síndrome Gollum o Travis Bickle y en el que uno acaba cayendo en una emisora que nadie escucha hablando para sí mismo. Luego Santi me propuso volver y hacer un programa conjunto, él con su heavy y yo con mi "sensibilidad pop". Deberían habernos dado un premio, al menos uno al de peor nombre, pues entre tercio y tercio se le ocurrió ponerle  "El punto G". Nunca supe el motivo, siempre Santi daba uno distinto cuando le preguntaba, por gilipollas, por "gevi", por gandules, por golfos, por guapos, por guarros... Nunca fui capaz de presentar el programa yo, no sonaba convincente diciendo "bienvenidos, esto es el punto g...", y a Santi le quedaba mucho mejor, dónde va a parar. El caso es que divertirnos nos divertíamos un rato, pues mientras uno intentaba decir algo sobre el grupo de turno (un fan de Glenn Hughes y uno de Billie daba bastante juego) o lo que fuese que estuviese hablando, el otro metía comentarios, y como éramos demasiado refinados para hacer el Beavis y Butthead, nos convertimos en Waldorf y Stalter pasados de falsete y baby baby baby; sólo nos faltó que nos pagasen por eso. Alguna vez nos llegaron a  decir algo por las idas de olla que sufrimos más de una vez, pero no pasó a mayores. Yo le pillé el gusto de nuevo y resucité al caimán, pero lo maté pronto; aunque vivía en Madrid y cuando iba de visita me grababa varios programas de una tacada, la cosa no podía mantenerla, además siempre andaba tocando las narices con eso de no tener operativos los platos y siempre me miraban mal cuando pedía que por favor comprasen agujas de una vez. 
22 años de emisora y una corporación con tendencias napoleónicas la cierra para dentro de unos meses sacarla a subasta, reubicando a las cuatro personas que tenían en nómina en puestos que ni una patada en los huevos. Ya he dicho que no era la mejor emisora del mundo ni era una emisora pirata libre de esas que proliferaron en los ochenta ni tenía el glamour de la peli "Radio encubierta" ni tampoco ha sido vital para nadie como "Días de radio", pero era libre (la tele era menos libre pero lo seguía siendo), y siempre era un gusto saber que uno podía hablar, contar y poner lo que quisiera. Sé que de todos los recortes habidos y por haber (pero claro, no es lo mismo recortar de una manera que de otra, ni gravar a unos pocos que a otros, ni acabar con un modelo de estado para vestir a un lobo con borrega y vacía polipiel democrática, pero calla, que digo lo de refundar y me meto en un lío...), una emisora de pueblo es lo menos doloroso, pero igual no tanto (ahora el único canal de información y difusión proviene exclusivamente del propio ayuntamiento). Mi única huella en "la hemeroteca hertziana de Onda mancha Manzanares" después de 12 años quedó impresa gracias al siempre amable Roberto, que en el minuto 2:33 de un video sobre el veinte aniversario de la emisora dice algo, y en su día me hizo ilusión que me enviara el link, nada más, pero esa es la historia de mi vida y no tiene nada que ver con esto, aunque explica muy bien el espíritu de la emisora.



Que tengan un buen día, cuídense, y hasta otra.

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