lunes, 30 de julio de 2012

Moonwalkers 2... Dick Gordon, sobre quedarse a cien kilómetros de la Luna por una paga miserable



 Andrew Smith. Lunáticos. Ed. Berenice, pág 106-107.

“Al preguntarle si experimentó algún tipo de depresión post-espacial, Dick Gordon se encoge de hombros.
-          No. ¿Por qué habría de sufrir con las comparaciones? ¿Por qué torturarse a uno mismo pensando, “Dios mío, nunca volveré a hacer algo parecido”?
Pero parece que algunos de los otros sí lo hacen.
-          Sí, es verdad. Y me parece bastante triste.
¿Ha encontrado ese tipo de emoción en algún otro sitio? Pregunto, y la respuesta salta como un resorte.
-          No, imposible. Imposible.
Entonces le pregunto si aún vuela.
-          No, eh… cuando me lo podía permitir, no tenía tiempo, y ahora que tengo tiempo, no Melo puedo permitir. El Tío Sam pagaba la mayoría de los vuelos.

Y una luz se me enciende en el cerebro. Asumimos que el Tío Sam premió generosamente a los únicos guerreros que llevaron sus traseros mucho más allá de lo esperado e hicieron una de las cosas más increíbles que jamás hayamos imaginado. Pero no. En absoluto. Cuando fueron a la Luna, recibieron la misma paga por día que hubieran percibido estando en una base de Baskersfield: ocho dólares al día, más algunas deducciones (como por ejemplo por alojamiento, ya que el gobierno les proporcionaba una cama en el espacio). El piloto del módulo de mando del Apollo 11, Mike Collins envió como broma una factura por gastos de viaje (el comúnmente llamado kilometraje) según lo usual de ocho céntimos la milla, resultando un montante de unos ochenta mil dólares, pero resultó que alguien en respuesta le envió una factura a pagar por el concepto de uso de un cohete Saturn V listo para despegar: un total de unos ciento ochenta y cinco millones de dólares. El resto del tiempo, a los astronautas de procedencia militar se les pagaba según el rango. La mayoría eran capitanes, recibiendo unos diecisiete mil dólares al año a finales de los sesenta –no es mucho para un hombre de treinta y nueve años, con estudios superiores y ampliamente formado, ni siquiera por aquel entonces. Algunos han aprendido desde aquellos días a lidiar con diferentes grados de dignidad en cuanto a su estatus como astronautas Apollo, pero existe una cruel jerarquía, según la cual la presencia, la firma, la imagen de uno de los que caminaron por la Luna vale muchísimo más que aquellos que se quedaron flotando sin realizar los últimos cien kilómetros. La ironía que aquí se esconde es que los pilotos de los módulos de mando eran asignados de acuerdo a su mayor experiencia con respecto a los pilotos del módulo lunar que sí realizaron el viaje completo. Había que asegurarse el regreso, y eso tenía un precio.”

Dick Gordon en 2011

sábado, 28 de julio de 2012

Moonwalkers... doce lunáticos



Andrew Smith. Lunáticos. Ed. Berenice, pág 71.

“Anoche, una brillante puesta de sol ardió sobre el golfo de México y cuando por fin se extinguió, una enorme luna pendía sobre la cristalina superficie del agua. Tras años de vivir en una ciudad donde el cielo casi nunca se ve, aún me tengo que forzar para mirar al cielo la mayoría de las noches, pero esta noche el cielo no iba a ser ignorado: allí estaba, de una blancura jabonosa, con huellas delicadas de color azul y las enigmáticas sombras que tanto embrujaban a Galileo cuando se convirtió en la primera persona en verlas a través de un telescopio en 1609. Sus descubrimientos causaron sensación al ser publicados al año siguiente, pero no fue hasta una generación más tarde cuando los accidentes de la Luna  recibieron los líricos nombres que aún usamos hoy en día. Para Giovanni Battista Ricciolo, que preparaba el atlas lunar en 1651, las sombras parecían mares, y así tenemos el Mar de la Tranquilidad, el Océano de las Tormentas, el Lago de los Sueños, la Bahía del Arco Irís… Mare Tranquilitatis, Oceanus Procellarum, Lacus Somniorum, Sinus Iridum. Alguien los llamó la poesía de la Luna, que dibuja una elipse alrededor de la Tierra, pero que no gira, presentando así siempre la misma cara, manteniendo la otra oculta. De este modo, el “lado oscuro” de la Luna no existe: tan sólo hay una cara “alejada” machacada por los meteoritos, a veces oscurecida, a veces iluminada cuando encara al Sol, que, hasta hoy, nadie ha pisado. Como los satélites naturales de otros planetas, en nuestro también tiene un nombre: Luna.
¿Qué se siente estando allí? Que extraordinario es pensar que tan sólo nueve (de doce) personas ahora mismo en la Tierra puedan contestar a esa pregunta…”


jueves, 19 de julio de 2012

Improvisación liviana a modo de "A love supreme" para Pavel Ivánovich von Richthofen


Es tardísimo, pero da igual. Me siento a escribir, tecleando como hace tiempo que no hago, casi a la manera de diario, aunque sin ánimo de dar cuenta de nada, simplemente escribir sobre algo. Tampoco hablaré de "la muñeca rusa", que como me despiste el blog va a parecer la teletienda. Estamos Pavel y yo solos estos días, y cuando digo solos, digo que yo me ocupo de él todo el día. Motivos hay, pero no me extenderé en ellos. Es así, él, que en dos días hace cuatro meses, y yo... Es evidente que me caigo de sueño: entre biberones, pañales, el esterilizador, el baño (cómo nos mola ese rato...), el calientabiberones, y hacer de amo de casa, voy que trino. Eh, me gusta. Pavel se pasa el día riendo, o al menos el rato del día que está despierto, que no es tanto como habitualmente, pues supongo que él también siente los cambios y los vive a su manera, pero ahí estamos los dos, como dos campeones.... En unos días volverá todo a la normalidad, que no es otra que compartir, ya lo decían en la bola de cristal, "solo no puedes...". Tampoco escribo esto para dármelas de nada, simplemente digo que veo cómo Pavel y mua nos las estamos apañando, y como es lo único que tengo para contar, lo cuento. Veinticuatro horas varios días seguidos dan para mucho... Agota, pero mola. Como decía, que se ría mucho ayuda. Es un truhán que, aunque se ponga a gruñir a las cuatro de la mañana y tu, cual zombi, prepares todo y lo prepares bien, o al menos lo mejor que puedes, encima te dedica una sonrisa de oreja a oreja cuando está a punto de acabar el biberón y no puede mantener los ojos abiertos. Quizá simplemente escribo esto porque en estos momentos mi vida se reduce a eso, cuidar a alguien, cuidar de alguien, alguien que encima se parece a tí... Esto último tampoco es relevante, me he visto en otras con bebés que no se me parecían y lo mismo me ha dado. Hoy le he leído algo, a veces se me acaban los recursos y tiro de "aedo", último recurso cuando la sonata número 14 do sostenido menor, Op.27 número 2, comúnmente conocida como "Claro de luna", no funciona. Ojo, le pongo a Beethoven porque le gusta. Claro que tampoco es muy fiable mi opinión, porque por la mañana le he puesto un dvd de los Maiden y se ha puesto a mover como un loco las extremidades (las cuatro) y yo me he quedado observándole creyendo que lo mismo iba a tener un hijo batería... hasta que he dicho, date, que lo mismo está nervioso... Luego probé con el "Soulshine" de los Allman y se quedó embobado, con los ojos como platos, los casi diez minutos que duraba mi versión favorita con Derek y Warren a las guitarras en el Beacon... El caso es que sonreía de medio lado, seguramente porque le sonaba la canción; más de una vez me ha oído canturreársela toallita húmeda en mano mientras le limpiaba el culo, pero claro, no es lo mismo... Me he dicho, al menos que escuché la mejor versión que han grabado los Allman de ese temón con trampa del bueno de Haynes...  Luego, como ya estaba lanzado, creo que ha tenído su primer síndrome de Stendhal viendo a Sílvia Pérez Ruiz cantar "Belén" (Pavel ha manifestado su stendhalazo en un relajamiento intestinal incontenible y ahí se ha acabado el set list)... Pobre, le he dicho, si empiezas así, lo que te espera con eso de la belleza encarnada va a ser de órdago...
Lo mismo debería ir ahorrando para el psicólogo, cuando el de la libretita le pregunte por Edipo, va a tener para rato...
Antes del baño le he leído a Mark Twain, no por nada, simplemente lo tenía a mano, mi espalda no me permitía levantarme del borde de la cama y con él en brazos he cogido lo primero que había en la mesita, y no era otra que "El forastero misterioso" (lecturas que se me van quedando por ahí). Al rato de leerle ha vuelto a reírse; ya lo he dicho antes, es un niño que se ríe mucho, no sólo conmigo o de mí... El fin de semana pasado, un amigo se pudo a leerle el comienzo de "Moby dick" (no pregunteis... ) y él... sí, se rió... Oyó eso de "Llamadme, Ismael..", y dijo, coño, este chiste me suena... Lo mismo es que piensa que en menuda panda ha ido a caer y el tío se ha dicho, más vale que lo vaya asumiendo con filosofía...
Como culmen de mis deslumbrantes ideas, en un rato que se ha dormido, he aprovechado para cortarme el  pelo, afeitarme y desprenderme del olor a leche materna bajo la ducha (a veces sobre todo si nos medio dormimos mientras Pavel toma, cae un hilillo del biberón que nos pone un poco perdídos)... Casi acabo como Bob Geldof en The Wall. Me he rapado, con algún que otro trasquilón, y ya que tenía la máquina en la mano, he seguido con la barba esa que me estaba haciendo creer que era uno más de The band, o al menos uno de sus pipas... Porque ha empezado a removerse Pavel en su minicuna, si no, lo mismo sigo con las cejas y tiro para abajo, que a mí el cansancio me pone muy loco... A todo hay que sumar el socorrido y maravilloso libro del pediatra Carlos González, "Comer, Amar, Mamar" (compendio de "bésame mucho", "un regalo para toa la vida" y "mi niño no me come"; este último no lo he empezado por razones evidentes, de hecho me centro en el segundo, magna guía sobre la lactancia, el pecho y todo lo demás...), que como primerizo pater biólogico, es como mi necronomicón, mi doble álbum blanco, mi blonde on blonde, mi crimen y castigo, donde me dirijo para no sentirme un inútil... siempre y cuando sepa dónde lo he dejado... Lo sé, me comporto como un macho beta con hormonas en plena crisis de identidad... pero necesito leer que de vez en cuando no lo estoy haciendo mal...
Y entre medias, he vendido dos ebooks de "La muñeca rusa", he ido a correos a enviar seis ejemplares y he comprobado que, efectivamente, Chillón existe, y que no he soñado que me han pedido un libro desde allí.
Todo pose, excusa para escribir de algo cuando el cerebro no quiere pensar. Sacar de quicio la normalidad para parodiar una rutina que en su mayoría es preciosa pero que tampoco quieres decirlo así, porque suena cursi y padres hay millones, y millones elevado a "n" ha habido antes que yo... En el fondo sólo estoy acojonado, supongo que se nota...
Y luego me quejaré de que no duermo...


domingo, 15 de julio de 2012

La muñeca rusa, capítulo 9


Gracias a Milos, me están pasando cosas bonitas. Es extraño comprobar que el libro se desborda y sale de sus páginas y se confunde aún más con la realidad (sea lo que ésta sea), y entonces uno se aferra al tiempo continuo, que es una parte del tiempo que encapsulamos y ordenamos, y sabe que hubo un antes, y las cosas hacen que no nos volvamos locos. En el capítulo nueve de "La muñeca rusa", Milos y Henry se divierten fotografiando a gente que lee libros forrados; no sólo a gente que lee; no quieren saber qué leen, sino cómo esa gente por el forro que elige para ocultar lo que lee... Todo comienza con un vagabundo que pide, además de dinero, libros en una calle de París, libros que forra con papel de aluminio solamente porque le gusta ver brillar lo que lee tumbado al sol. Pasan más cosas, claro, pero resumidamente, eso es. 
Conozco una fotógrafa (ella dice que aficionada, pero yo no comparto el demérito) que ha tomado esa idea, para gran asombro y lágrima mía. Me gusta ver a Milos sonreir, hace que yo esté menos decaído. Y, cáspita, me parece tan bonito que alguien haga eso a partir de cuatro palabras mías sobre dos personajes...

Sólo me ha mandado dos fotos, pero yo sé que tiene más...
Mercedes me ha ayudado mucho, me ayudó corrigiendo conmigo el manuscrito (y curiosamente, las erratas son las que se me han colado a mí). me mete caña, me dice que no me muevo suficiente, que la sinopsis que hay en el lateral no ayuda, que me ponga las pilas... Tiene razón, pero hay un problema, yo...
PD: si pinchas sobre la última fotografía, vas a su página...




viernes, 13 de julio de 2012

Primeras palabras sobre "La muñeca rusa"

Milos en Frankfurt bien acompañado
Los primeros envíos comienzan a llegar, por orden y en tiempo razonable (y hasta asombroso), algunos comienzan a leerlo y me envían cosas... Cosas que hacen que piense que no he de preocuparme si vendo o no vendo (en cuanto recupere la inversión, me relajaré, queda poco), porque en el fondo, el camino es otro...

Ariel ...
Ariel del Rio
Hace 21 horas
"... me gustaría poder decirte por qué me gusta tanto tu libro (aunque aún no lo he leído todo) sin referirme a mí mismo, porque eso le daría más objetividad a mi juicio. Pero pensándolo mejor, creo que también haría menos interesante mi experiencia con tu relato. De todos modos, intentaré comenzar mirándome poco el ombligo. Muchas veces hemos hablado de los rasgos de la buena literatura (o de la mala); yo sigo sin poder definir con precisión cuáles son, pero sé que existen y te puedo decir que tú haces cultivas la buena. Y ahora los motivos menos técnicos, casi supersticiosos, por los cuales estoy disfrutando tanto La muñeca rusa. No es casualidad, es el destino. Tú no lo podías saber, pero desde hace casi tres años me he aficionado a la ciencia ficción (aunque he leído muy pocos clásicos del género). Mi encuentro con esta literatura que nunca me había llamado la atención fue puramente casual; cayó en mis manos un autor de la antigua Alemania del este y el libro me encantó desde los primeros párrafos. Al igual que en la explicitación de por qué algo es bueno, no sabía decir por qué me fascinaba aquel libro. Con la lectura de otros semejantes y, sobre todo, con el aburrimiento que me causaron aclamadas obras maestras del género, me pude dar cuenta. ¿Sabes lo que me fascinó de aquél y de otros que sí me animaron a seguir leyendo? La soledad atroz... Esas atmósferas desoladas, silenciosas, monótonas. A partir de la ciencia ficción se me fue despertando también cierto interés por la astronomía y la investigación espacial, sobre todo en sus estadios iniciales, allá por la guerra fría. Cómo los soviéticos con su talento matemático sólo comparable a su incompetencia burocrática, con unos medios que hoy nos parecen ridículamente primitivos, lanzaron aquellos cacharros al espacio. Porque de algún modo nunca me sorprendió que los americanos llegaran a la Luna, pues son los que lo hacen todo bien, por eso mismo tiene mucho más mérito todo lo que hicieron los señores del Kremlin. Lo dicho, tú no podías saberlo, pero los temas que empiezo a ver en tu libro (viajes a la Luna con tecnologías inconcebiblemente obsoletas, la URSS cuando todavía parecía que podía salir algo bueno del "experimento", la soledad atroz... ) es como si lo hubieras escrito especialmente a medida de mis intereses. Lo siento, pero como te decía, es imposible no mirarse el ombligo. Además, te puedo asegurar que capto en toda su plenitud la tristeza de esa chica en el hospital checo, por motivos muy personales que ahora no puedo explicar (para que te quedes tranquilo, ni yo ni nadie cercano está loco ni en un hospital, pero algo de esto me ha tocado de cerca últimamente).
Estas son las emociones que me han despertado los cuatro primeros capítulos. Quizá hubieses preferido que te escribiera mis impresiones una vez hubiese acabado, pero no quería dejar pasar la ocasión, porque no sé si dentro de dos o tres semanas volveré a tener estas sensaciones tan frescas. Eso sí, seguramente tendré otras a medida que avance en la lectura; ya te iré contando.

Para acabar, he pensado que podría interesarte un documental que vi hace algunos meses en youtube: busca "Tank on the Moon". Si no te gusta, te devuelvo el tiempo perdido.

Bueno, me voy a seguir leyendo el capítulo 5... Ah, otra cosa: hace un mes más o menos, por primera vez en mi vida tuve la ocasión de ver la Luna con unos prismáticos. Normalitos, pero tampoco de juguete. 

Creo que lo que vi y sentí voy a volver a encontrarlo en las páginas que has escrito y que aún me esperan.Sólo puedo felicitarte y agradecerte por lo que has escrito; es un relato que no podía llegar en un momento más indicado de mi vida.

miércoles, 11 de julio de 2012

La muñeca rusa en órbita, cap. 1

"La muñeca rusa" comienza a orbitar, tímidamente, y empiezan a llegar las primeras noticias...

http://evadiendo-a-mi-alterego.blogspot.com.es/2012/07/paralelismos.html

"Buenas Juan Miguel;
  Soy Rubén, bueno queda muy bonito decírtelo así de sopetón y pretender que sepas algo de mí, pero como sé que la realidad es totalmente distinta, soy amigo de Macarena. Gracias a ella te he podido leer en tu blog, siempre desde el anonimato, siempre desde la sombra, intentando entender a Milos... buscando su vida paralela... y es que yo soy el pobre diablo que pretende algún día, escribir ese paralelismo de vidas totalmente dispares hasta que se encuentran, pero que en el fondo han ido tan tan juntos y paralelamente, que basta con el más mínimo capricho del destino para que caminen en la misma línea recta.
  Bueno el motivo de este correo no es otro que felicitarte por tu novela. Ha sido GENIAL!!! se me ha hecho corta,intensa, tierna, dura, .... cómo definir todos los estados de ánimo por los que he pasado mientras deboraba las líneas, los capítulos... en serio me ha parecido sublime. Ahora no tengo muy claro si me parezco al librero, a Milos, a Irina.... no lo sé, por eso he de quedar con Macarena y debatir ampliamente sobre el libro. Gracias también por tú dedicatoria, me ha encantado tener esas palabras ahí escritas para mi.
 Creo que no tardaré en encargarte una copia... pero hasta ese momento, un saludo enorme, y gracias por escribir!!!
   Saludos"

lunes, 2 de julio de 2012

"La muñeca rusa" llegó a casa

Ya llegaron los primeros ejemplares a casa...
La portada cambió, dejé que quien la iba a hacer, hiciera lo que ella quería...
Hoy empaqueto los primeros 12 ejemplares pedidos en firme, y mañana salen de correos...
Gracias Lu, Aitor, Lorena, Macarena, Guadalupe, Gina, Ariel, Pax, Mercedes...

Veré a ver si soy capaz de colgar un capítulo o dos para descargarlos gratuitamente...
Si alquien quiere leerlo, a su derecha tiene la manera de poder hacerlo, o que me escriba a lanovelademilosmeisner@gmail.com y ya veremos...


Un exiliado checo que termina viviendo en un pequeño pueblo de la costa almeriense. Es escultor, entabla amistad con el librero, a quien cuenta parte de su historia. La Primavera de Praga se mezcla con la carrera espacial rusa a causa de una interna del Hospital Psiquiátrico Bohnice que dice ser hija de un cosmonauta desaparecido en una misión fracasada a la Luna en 1962. La nueva ola de cine checo. Marchantes de arte parisinos. Libreros en los últimos años del siglo XX que nunca han salido de su pequeño pueblo. Fotografias de libros que brillan, la sombra de la nariz de Cyrano, Korolev, Yuri Gagarin, la Luna en una nave industrial de Toulouse, cartas de Bohumil Hrabal... viajes orbitando alrededor de una librería...

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