domingo, 22 de diciembre de 2013

La luz es más antigua que el amor, fragmento. Ricardo Menéndez Salmón


"Las cosas que más tiempo nos acompañan -nuestros grandes amores, nuestros grandes anhelos, nuestros inmensos fracasos- tienen siempre la edad de la juventud, porque amores, anhelos y fracasos comparten ese lugar donde la inconsciencia y la ambición se encuentran. Toda obra humana llamada a perdurar nace de ahí, del conflicto irresoluble entre lo deseado y lo posible, entre nuestro ideal y nuestras fuerzas; toda obra humana nace de la encrucijada donde dialogan nuestra sabiduría y nuestra ignorancia."
Ricardo Menéndez Salmón, La luz es más antigua que el amor, Seix Barral, 2010, página 170 


miércoles, 18 de diciembre de 2013

Patricio Pron sobre "Cardiopatías" en El Boomeran

Procuro escribir en este espacio de lo que admiro, o al menos de lo que me gusta y me llena. Ian Hunter, Bolaño, Jethro Tull, The Avett Brothers, Led Zep, Sergei Dovlatov, Emmanuel Carrérè... El caimán, amo y señor de este humilde espacio, me deja su máquina de escribir para verter tonterías o apreciaciones sobre cosas y, desde el "nacimiento" de La Internazional Samizdat, reconozco que esta guadianesca guarida está más centrada en publicitar "La muñeca rusa" o "Cardiopatías" que en lo que me rodea en casa o leo o veo o escucho o hago... Aún así, intento dar salida a esos escritos emborronados donde a veces doy cuenta del diario de lecturas... Tengo varias cosas pendientes, libros sobre todo, y algún que otro disco. Si escribo todo esto hoy a modo de introducción es por la sorpresa (agradable, sorpresiva y sorprendente, dinamitera incluso) de leer que alguien sobre el que yo he escrito aquí, ha escrito algo sobre mí, o más concretamente sobre el libro nuevo, "Cardiopatías". De Patricio Pron  he escrito sobre varios libros suyos, me parece uno de los narradores más dotados e interesantes que hay ahora; a pesar de los palos que recibe en varios blogs que yo sigo y con los que comparto muchas de las opiniones, no puedo decir lo mismo en el caso de Pron, pues, como digo, todo lo que he leído de él me ha parecido soberbio (sobre todo "El comienzo de la primavera"). 

Sobre "El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia"":

Sobre "El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan":

Sobre "El comienzo de la primavera":

Alguna vez nos hemos escrito correos tan breves como amables y cordiales, y le mandé "La muñeca rusa" cuando ésta salió. Hace un par de semanas le envié el ebook de "Cardiopatías", y me lo agradeció como siempre hace. Yo daba por sentado que la historia de Milos no la había leído (con todo lo que hay por leer...), y suponía que iba a pasar lo mismo con "Cardiopatías"; a pesar de ello, y como no encontraba otra manera de agradecerle su amabilidad y el placer que había encontrado en sus libros, con que los recibiera y siguiéramos "en contacto", me daba por satisfecho. De ahí la sorpresa al encontrar unas líneas sobre mí en su columna de El  Boomeran, que releí porque no me podía creer que yo fuera el mismo al que se refería él, y ese libro fuese otro, y no el mío. Aún sigo analizando el párrafo, en plan adolescente nerd, pero eso forma parte de mis tonterías; la verdad es que me parece alucinante (qué adjetivo tan poco literario).

Aquí el link de su columna:


2
Antes de la publicación de CARDIOPATÍAS, el escritor español JUAN MIGUEL CONTRERAS había escrito las novelas Cuando acabe el invierno(2004) y La muñeca rusa (2012); con la última de ellas, Cardiopatíascomparte el personaje de Milos Meisner, celador allí de un asilo para alienados en Praga durante la "Primavera" y traductor aquí de una obra que, en realidad, se compone de cuentos escritos entre 1999 y 2006. Se trata de relatos que, como afirma su autor, "no fingen su extrañeza ante un mundo del que intentan dar cuenta" (13). Tampoco ocultan las lecturas de su autor y sus vivencias (pequeños pueblos españoles, los intentos de escribir) y giran alrededor de un cuento llamado "Imposible Penélope" que no es un cuento y no narra un hecho sucedido en el pasado: es la tragedia de este país y de sus habitantes sucediendo aquí y ahora, otra vez y como desde hace décadas.


(...)

Después de eso, pasó un día agotador, y llegó el rato nocturno donde intento leer antes de que el sueño venga (y cada vez viene antes)... Cogí "La vida interior de las plantas de interior" que había sacado hace varias semanas de la biblioteca pero que no había podido empezar... O eso creía, porque el primer relato del último libro de Pron sí lo había leído, aunque no recordaba cuándo. Como veía que no iba a aguantar mucho, preferí leer el segundo (al menos que lea un relato entero, me dije), y comencé "Un jodido día perfecto sobre la tierra".... Y no, no me dormí, desde luego que no... Me pareció el acto perfecto para acabar el día, las palabras justas para mantener la cabeza en orden y los pies en el barro... Acabé el relato casi hipnotizado y cuando acabé, volví a un párrafo que necesité releer:

"En España hay muchos concursos, una cantidad incalculable pero que es muy alta y que a tí te da vértigo y, de la misma manera, hay también una cantidad ininteligible de cuentos dando vueltas, saltando sin fortuna de concurso en concurso como satélites que orbitaran alrededor de un centro invisible para que cada uno de los participantes -que tú puedes imaginar perfectamente, sentados en habitaciones con juguetes de niño y facturas impagadas de la luz y bombonas de butano vacías en el balcón- significa algo diferente: dinero, reconocimiento, una oportunidad para salir del pozo y, tal vez, para algunos, la literatura con mayúsculas; sólo que, por una simple regla geométrica, las órbitas nunca tocan el centro, ni siquiera lo rozan, el centro se ríe de ellas y las sujeta a su alrededor con un poder que surge del ansia y la imposibilidad de alcanzarlo y, así, la literatura -la que está viva, la que surge de la desesperación y la ansiedad pero se eleva sobre sí misma hacia la vocación y el reconocimiento- es el centro alrededor del que giran estos cuentos sin poder tocarlo jamás, condenados a no tener siquiera un poco que ver con la literatura, pero fingiéndolo todas las veces"  Patricio Pron. La vida interior de las plantas de interior. Ed. Random House Mondadori, 2013, p.21.

Recordé que cinco relatos de "Cardiopatías", de los nueve (diez si contamos el "bonus" para los mecenas de Verkami), pasaron por al menos diez o doce concursos y sentí algo de vergüenza. Luego pensé en las cartas de rechazo, y me alegré de tener mi pequeña Samizdat moderna, consuelo pequeñito, pero mientras tecleo esto rodeado de juguetes de niño y facturas impagadas de la luz y bombonas de butano vacías en el balcón, creo que es el mejor (y único) asidero que tengo para poder seguir mirándome al espejo. Después me fui a la cama pensando que dormiría del tirón, siendo cerca de la una de la madrugada, pero el pequeño estaba sudando y con fiebre y no me quedó más remedio que fingir insomnio,  ojeras y el vértigo de las palabras... Gracias, señor Pron. 

viernes, 13 de diciembre de 2013

Algunos carteros llevan un libro llamado "Cardiopatías" en su carrito...

Dentro de un rato iré a preparar la cama para la noche. El pequeño se durmió hace poco, anda fastidiado con los colmillos y las muelas. La hermana no; los jueves está cansada de la semana y no necesita ni cuento. Debería haber aprovechado mejor desde que el pequeño se durmió, pero me quedé mirando un cuadro, sentado en la mesa frente al ordenador, un cuadro de un acantilado, y no me dí ni cuenta de que pasaba el tiempo y daban las doce. El pequeño se ha removido y ha sido cuando he pensado que dentro de un rato iré a preparar la cama para la noche. Pondré la barandilla y los cojines para pasar al pequeño a mi cama cuando se despierte, molesto y desconsolado y se acurruque en mi regazo cuando se rinda al cansancio, después de un buen rato de buscar la postura y molerme un poco a patadas. Los días que su mamá trabaja de turno de noche en el hospital son así. La extraña, como yo, supongo. Antes aprovechaba esos turnos de noche para escribir cuando los niños se dormían; ahora reconozco que me cuesta, yo también llego cansado a la noche y, aunque hago propósito de enmienda, no hay manera, y eso que hasta he pensado en varias cosas sobre las que tengo ganas de escribir. Otro día, imagino. 
(...)


Acabo de hacer unas fotos al libro nuevo. Hoy algunos de los mecenas que me ayudaron en Verkami han recibido su libro y han puesto fotos en facebook. Me ha hecho mucha ilusión, por qué no decirlo, soy bastante fácil en ese sentido. Entre mañana y el lunes, deberían llegar el resto de envíos. Ayer, cuando fuí a la oficina de correos, el hombre de la ventanilla (que era el mismo que me había atendido el día anterior) me compró un libro. El primer día que aparecí con el montón de paquetes, me preguntó curioso y le dije lo que eran. Me imaginó más importante de lo que soy y al día siguiente se armó de valor y me preguntó cómo se llamaba el libro y dónde podía comprarlo. En la mochila llevaba varios para dejarlos en la librería Imagina, así que saqué uno y se lo vendí. Hoy, Nikochan, Anna y Pax han puesto una foto con el envío. Charo me ha avisado por mensaje y, como la mejor librera del mundo que es, me ha dicho que "Cardiopatías" estará en la librería Pasajes si yo quiero. "Si yo quiero...", ja, para no querer... 
(...)
Preparada la barandilla...
(...)
Me prodigo poco por aquí. Sólo leo en las esperas de las consultas del médico, y no mucho, últimamente tengo suerte y no me hacen esperar. Sigo leyendo, entre otros, "Los frutos amargos del jardín de las delicias", la biografía de Hrabal escrita por Zgustová. Más que una biografía de "datos" es una biografía de "sensaciones". Más que contar qué pasó o quién hizo qué, Zgustová pone todo su énfasis en hacerte sentir lo que Bohumil sentía en cada momento determinado de su vida. Cargada de información debido a sus larguísimas conversaciones y acceso completo a todos sus papeles, en vez de centrarse en dar cuenta de sucesos, exprime al máximo su ingente información y se centra en sentimientos y sensaciones. Esto, o este libro, del cuál ya he hablado en varias ocasiones, lo saco de nuevo a colación por varias páginas que he leído estos días, las cuales, curiosamente, si es que existe ese tipo de casualidad, trataban sobre la enfermedad, sobre leer ciertas cosas en determinados momentos y no en otros, sobre la obsesión de Bohumil por comprenderse y purgar sus errores, su forma de ser algo desordenada, su visión del pasado, del presente y del futuro desde la lectura de Lao Tse, más concretamente desde "su" lectura, la de un checo absolutamente genial y surrealísticamente pantagruélico que se sabía de memoria todo lo que había en su lengua editado del filósofo chino. Y eso lo leía yo, sentado esperando ser llamado a las pertinentes pruebas que no auguran nada nuevo ni nada bueno (no dramaticemos, algo lógico habida cuenta de mi historial, pero totalmente llevadero, espero). Y me hacía gracia, sobre todo cuando un libro llamado "Cardiopatías" estaba a punto de salir y yo estaba sentado delante de una puerta con un cartelito que ponía "Ergometría-Holter". 

Alguien podría pensar que es tramposo que yo achaque a la casualidad el título de un libro, "Cardiopatías", con una patología similar cuando he sido yo el que he puesto precisamente ese título, y es posible que tenga razón, pero diré que ese título lleva puesto 6 años y no había motivo para cambiarlo. Lo que me parecía más curioso era el hecho de que uno de los cuentos, "La pena de Desamparado", trata sobre alguien que enferma de gastroenteritis mientras lee un libro y, tal vez por la fiebre, tal vez por el dolor, piensa que cuando acabe ese libro, mejorará, así que a pesar de todo, intenta purgar su enfermedad sin dejar de leer. El cuento lo escribí en el año 2000, y he de decir que el libro "maldito" es "El maestro y Margarita". Estos meses me he acordado mucho de ese cuento, no por el hecho de tener que corregirlo y corregirlo, sino porque desde que comencé con la edición y maquetación de "Cardiopatías" me he encontrado peor, más de lo deseable, y reconozco que alguna que otra vez he llegado a creer ingenuamente que todo se estabilizaría cuando saliera por fin el libro... Cosas de Bulgakov, de Popota y de Voland... Y, bueno, el libro ha salido y tampoco es que me haya puesto a dar sanísimos saltos de alegría imbuido de una vitalidad cuasi sobrenatural, pero sí es cierto que en alguna cosa ha mejorado la situación, así que... Se supone que ahora, como proyección ectoplásmica de una editorial fantasma, he de currarme eso de darle difusión... ¿quieres un libro de cuentos agradable al tacto y escrito con tesón -de momento no tengo referencias que refrenden otro tipo de adjetivos-? Tengo churumbeles que alimentar... Todo está en el aire, ni siquiera está sujeto con pinzas, pero yo sigo empeñado en intentarlo, no sé hacer otra cosa. Aún no tengo noticias con peso de la aventura trasatlántica de "La muñeca rusa", por lo que me resisto a comentar algo. Respecto a otras puertas llamadas, doy por perdida la fe en que contesten positivamente. Acepto moverme en los huecos que yo mismo puedo crearme. Me he prometido no dudar más de publicar yo mismo lo que doy por decente ni de justificarme ante nadie por la decisión de llamar a mi editorial "La Internazional Samizdat" y sacar y vender la literatura de la que soy capaz. Recuerdo a Sergei Dovlatov y otros tantos, y también leo la lista de los más vendidos y veo a la mujer que se hizo famosa por follarse a un torero, y pienso que es obsceno todo, todo el mundo editorial, todo, incluso yo mismo, así que...

Me reclama el calor pequeñito, el dormir rumoso, al final le robo horas al sueño a sabiendas que tendré que pagar el peaje; una mano izquierda, extremadamente suave, que cabe dentro de la mía, tantea el aire buscándome mientras la derecha agarra con fuerza un peluche del monstruo de las galletas. Dormir a saltos, pensar en duermevela por la idoneidad de contar este tipo de cosas, lamentarme un poco y preguntarme si este juego de desvelos y camuflaje de mí mismo como personaje y narrador es a su vez otro juego más, aunque esta vez de ocultación, o quizá por el contrario todo esto es sólo una burda forma de intentar escribir a corazón abierto...

domingo, 1 de diciembre de 2013

Los Modlin de Paco Gómez y Los Modlin, de Paco Gómez



No soy crítico literario, cada vez me cuesta más hablar de libros; las (pocas) veces que he comentado alguno aquí, aunque he intentado argumentar mi gusto o entusiasmo por el libro en cuestión (no creo recordar ninguna vez que haya hablado mal de un libro en este blog; las razones son dos; paso de que nadie se cabreé conmigo -básicamente porque no obtengo compensación económica para que me la sude enemistarme con ningún escritor-, y dos, cuando no me gusta un libro suelo ser bastante virulento, al poco de intentar argumentar el porqué no me gusta, me canso y sólo me sale, "este libro es una mierda, está mal escrito y es una pérdida de tiempo") siempre me quedo con la sensación de que no sé ejercer eso que se llama "crítica literaria" y que yo, como mucho, sólo se recomendar con mayor o menor vehemencia, un libro... Será mi pasado librero... Será... También será que me cuesta separar la lectura de mi vida, quiero decir, soy incapaz de separar lo que leo de cómo lo leo, lo cual me llena de paradojas a la hora de hablar "objetivamente" de libros... Eso no quita para que no sepa reconocer la mierda cuando la veo... (todo eso lo dice mil veces mejor Kiko Amat en el prólogo de su libro "Mil violines").

Dicho esto, acabo de terminar de leer el libro "Los Modlin" de Paco Gómez. Me ha gustado mucho, muchísimo. Recogiendo la imagen de por qué no puedo criticar algo sin separarlo de mí, la sensación que desprende este libro, o al menos una de ellas, pues son muchas, es cómo se ha trenzado la vida de Paco Gómez con la de esta familia americana llamada Los Modlin.

Me vienen a la cabeza dos palabras, "obsesión" y "arqueología"... Paco Gómez encontró tiradas en la basura, decenas de fotografías y papeles de lo que parecía ser una extraña familia. El tiempo le fue dando las claves de quiénes podían ser esas personas por las que él no podía evitar sentir ciertas fascinación. Dio con los Modlin, y de repente todo se fue cubriendo de casualidades, de azares, de personas que le ayudaban a desentrañar el misterio, y ese misterio, conforme era desvelado, fue formando parte de su propia vida; podemos llamar a eso obsesión, y estaremos en lo cierto, pero hay algo más. Para intentar explicar ese algo más, tengo que recurrir a la palabra "arqueología". Paco Gómez reconstruye la historia de los Modlin como un arqueólogo, interpreta los restos (imágenes) y busca una explicación, un relato medianamente lógico sobre una familia de estadounidenses que, a finales de los sesenta, se instalan en Madrid, pintora ella, actor él, y su hijo, criado por sus padres como un dios terrenal, una especie de "Demian" de Herman Hesse, hermoso receptáculo de todas las esperanzas y sueños de gloria de sus padres... Lo que hace sumamente especial (y donde creo que reside la verdadera fuerza y atractivo de este subyugante libro) es la atracción que Paco Gómez siente hacia esta familia. Desde el primer capítulo este libro deja claro que no es una simple biografía fragmentaria y fragmentada de una extraordinaria familia (son todo menos ordinarios), sino la historia de la obsesión de Paco Gómez. Ahí reside la grandeza de este libro, su humanidad, su carácter real, el cariz literario que emana de cada página cuando es obvio que esa fuerza narrativa no ha sido buscada... Es un libro demasiado humano, como demasiado humana es la historia de los Modlin, de Margaret, de Elmer y de Nelson. Leyendo este libro uno se confunde inmediatamente con su autor, cualquiera podríamos haber sido él, cualquiera puede entender todo lo que él siente, padece y busca, sin embargo sólo uno puede ser Paco Gómez, sólo uno puede contar la historia de una obsesión por descubrir y comprender la historia de una familia que pudo haber sido "bigger than life" y que sin embargo cayó en el más ignominioso olvido... 

Murieron sin importarle a nadie, el plano de la Historia donde ellos quería haber entrado a formar parte los ignoró de manera dolorosa; ellos querían formar parte de los libros, de las noticias, de la Historia (del arte, del cine) pero acabaron en un contenedor de basura. Nadie quiere los cuadros de Margaret ("la más grande pintora del Apocalípsis de todos los tiempos"), Elmer no pasó de ser un simple actor secundario... Ellos fueron demasiado humanos. Y alguien tan extraordinario como Paco Gómez quiso saber quiénes fueron desde que el azar quiso que encontrase los documentos que atestiguaban su vida (fotografías, imágenes que había que interpretar como un arqueólogo interpreta restos de cerámica, escombros arquitectónicos, huesos...). Uno entiende que Paco Gómez se vea arrastrado por esa familia, lo entiende perfectamente, y el libro ofrece capítulos soberbios de esa atracción, y lo hace de manera inteligente, porque tú (lector) estás elaborando en tu cabeza el trayecto que siguió su autor, y cuando te preguntas cosas (¿qué pasó con Nelson?, ¿qué hacía Elmer en Nagasaki?), pasas las páginas y lo encuentras; pero el autor no da una visión cerrada, no afirma con seguridad las cosas, no rellena los huecos de los que no tiene información... ese detalle, eso que se podría leer como un fallo del autor, se convierte en su mayor aliado, porque tú (lector) te encuentras entonces fabulando también sobre esa familia, te preguntas cosas y poco a poco sientes esa obsesión como propia... Cierras el libro, y sigues pensando y pensando en ellos, no sólo en Margaret, Elmer y Nelson, sino también en Paco, en su periplo vital, luchando por mantener la cordura o dejándose llevar por ella, luchando contra la incomprensión de los que tienen la llave de los mayores secretos de esa familia (Olga Barrio y su familia), contra esos misterios que en cada fotografía encuentra... Cierras el libro y de alguna manera sabes que esa familia volverá a tí de algún modo u otro, y terminas por creer que quizás también en algún momento de tu vida, los Modlin se cruzaron contigo. Algo te lleva a pensar que seguramente no haya más, que la historia de esa familia, en el fondo, sea lo que Paco Gómez te ha contado y se pueda resumir en un puñado de líneas, pero, por otro lado, sabes que no... Abres el libro de nuevo (preciosa edición) y buscas en esas fotos algo en lo que aún no hayas reparado y que te de las respuestas que buscas...


BOOKTRAILER
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...