viernes, 19 de abril de 2013

Ejercicios de estilo a la manera de Perec para escurrir el bulto de hablar sobre vivir en un sitio donde ya no quiero vivir


Con motivo del día del libro, desde la Biblioteca Pública "Lope de Vega" de Manzanares, me preguntaron si quería colaborar. Dije que sí, pero me pidieron que escribiera sobre un tema en particular. "Vivir Manzanares". A pesar de que estuve a punto de declinar la oferta porque no se me ocurría nada, al final escribí este texto inspirado totalmente en "Me acuerdo", libro maravilloso de Georges Perec. El dibujo que ilustra la exposición colectiva es obra del gran Manolo Serrano. El texto quizá es demasiado localista, pero es la única manera que he encontrado de explicar lo que ha sido "vivir Manzanares", si es que logré interpretar de manera correcta tan paradógico "eslogan".


MIL EJERCICIOS DE ESTILO.

(30) - Me acuerdo de comprar mi primer libro en la librería de la esquina de mi casa, aunque no recuerdo cuál.

(2) - Me acuerdo de visitar todas las tardes a mi tío y verle pintar. Me acuerdo del olor a óleo y aguarrás, de su sonrisa y de su cojera al acompañarle de vuelta a casa.

(53) - Me acuerdo de que donde está ahora el Gran Teatro había un agujero enorme donde corría con mis amigos y daba patadas a un balón de plástico.

(250) - Me acuerdo de ir andando al colegio, del miedo a veces y de las risas. Me acuerdo del frío que hacía en clase y de cosas extrañas que con el tiempo y el cine italiano he interpretado como neorrealismo o surrealismo académico.

(850) - Me acuerdo de la primera vez que me pidieron que pusiese mi firma en algo; fue el carnet de la biblioteca. Me acuerdo que escribí mi nombre y que luego empecé a hacer garabatos hasta que casi lo taché.

(23) - Me acuerdo de comprar paloduz a la salida de la iglesia con el dinero que me daba mi abuela. Me acuerdo que sólo me fijaba en las chicas del coro y en los cuadros de mi tío colgados allí, donde veía caras conocidas.

(666) - Me acuerdo de comprar mi primer disco en una furgoneta en el mercadillo a alguien que se llamaba Salva.

(79) - Me acuerdo del bar "Áncora", del primer "Macondo", del "Complot", del "Porche" y de lo que llamaban ciudad sin ley.

(15) - Me acuerdo de ver tocar el fagot a Guillermo Calero en un aula pequeña después de decirme por enésima vez que no pasaba nada si no tenía facultades para la música siempre y cuando me siguiese gustando tanto escucharla.

(30) - Me acuerdo de hacer barquitos de papel y echarlos a navegar en el río, de caminar hasta los cinco puentes y de ir en bici por el camino viejo de Daimiel viendo el campo de un verde que dolía.

(239) - Me acuerdo de ver al gran Lou Bennet tocando jazz en la Casa de Cultura para cuatro personas y sentirme feliz.

(13) - Me acuerdo de ver salir a las novias de las iglesias sabiendo que luego yo limpiaría esos vestidos en la tintorería.

(89) - Me acuerdo de quedarme embobado mirando cuadros de Jose Legassa en "La Perdíz Roja" y sobre todo en el restaurante "Granada".

(769) - Me acuerdo de quedarme en la calle sin poder ver “Las Meninas” de Buero Vallejo y de escuchar con fascinación a la gente hablar de Lazarillo.

(45) - Me acuerdo de cómo Genaro y yo rebuscábamos viejas escenografías en el almacén del grupo Lazarillo para volverlas a utilizar mientras me partía de risa escuchándole contarme viejas y delirantes historias sobre viejas giras por provincias.

(259) - Me acuerdo de la agobiante sensación de culpa y miedo viendo las procesiones de Semana Santa. Recuerdo ir después al colegio Don Cristobal y de mi primer botellín, del olor a cera y de separar las túnicas de las capas para ponerlas a lavar.

(51) - Me acuerdo de preparar un bocadillo de atún para irme al cine y preguntarme si la película buena la pondrían la primera o la segunda.

(319) - Me acuerdo tener una librería y pasar una mañana entera leyendo un libro llamado “Me acuerdo” de Georges Perec y de cerrar sin haber entrado nadie. 

(93) - Me acuerdo de echar a suertes quién entraba en el video club a la zona de las películas porno. Me acuerdo de poner de excusa para no ir a mi casa que tenía un video Beta. Me acuerdo por las noches creer que tenía alguna horrible enfermedad o algo parecido.

(4) – Me acuerdo de ser monaguillo en una capilla que llamaban los Paúles, aunque a veces creo haberlo soñado.

(469) – Me acuerdo cuando la emisora de radio estaba donde estuvo la biblioteca, al lado del ayuntamiento y de poner a los Doors como sintonía de un programa que tuve con otros compañeros.

(54) – Me acuerdo de pasar las horas muertas mirando juguetes en los escaparates de la calle Empedrada cuando realmente estaba empedrada.

(1000) - No recuerdo cuándo fue la primera vez que oí decir a un amigo que Manzanares era un pueblo raro del que quería huir.

jueves, 18 de abril de 2013

Milos en New York haciendo de guardián entre el centeno...


Pablo me mira inquieto, llamando mi atención con ruiditos, tal vez extrañado de que no le haga el caso que de costumbre, pues sigo en casa (parte necesidad, parte decisión consensuada, parte obligación hipocrática, parte falta de opciones) y pasamos casi todo el día juntos. Juega con unos cubos de colores, para formar construcciones, como mucho consigue encajar un par de piezas, es pequeño aún, el resto del tiempo lo pasa mordisqueándolas o tirándolas lo mejor que puede a su alrededor mientras se ríe. Pero me mira, dice pa-pá, o finge que se esconde. No tendré mucho más tiempo para teclear, tampoco es una queja, está creciendo demasiado rápido y hay experiencias que no vuelven (¿acaso hay alguna que realmente vuelva?). Cierta sequía me persigue, seguramente sea la falta de hábito, tampoco es que hay olvidado montar en bici, pero también es cierto que he dejado que las ruedas se desinflen (si no las dos al menos una). Lo que no parezco perder es cierto cripticismo (no encuentro la palabra en el diccionario), estoy perdiendo vocabulario... Lo último que he escrito es un pequeño texto para una exposición que han organizado con motivo del día del libro en la biblioteca municipal de Manzanares y que han englobado bajo el incoherente título de "vivir Manzanares". He escrito algo basado en "Me acuerdo" de Perec, con una frase final algo sombría; no aprecio dicho pueblo ni la manera en la que han conseguido que únicamente de pueda "vivir" en él (y colgaría el texto pero es demasiado localista). Lo hice rápido, tan rápido que confundí un par de nombres y mezclé a un viejo profesor de solfeo que tuve con un poeta que poco tiene de detective y menos aún de salvaje. El detonante de estas palabras (una nueva botella lanzada al "mar") son las dos fotos que la gran y preciosa Gina me ha mandado desde New York con el libro de Milos de protagonista. Hay cosas que no sé encajar, que me parecen increíbles que sucedan, aunque puedan parecer normales, simplemente porque me cuesta ver que tengan que ver conmigo. ¿Mi libro frente al edificio Dakota, alzándose como un paria elegante sonriendo como un niño orgulloso vestido como un cosmonauta? El tío Matt de los Fragels conectándose en un cibercafé de a la vuelta de Columbus Avenue para enviarme ésto. Uno de los gnomos de Amelíe acercándose al Strawberry Fields de Central Park para disparar su vieja Zenit. Hay fotos, imágenes amables, hechas por personas que valen su peso en oro (ambas). Sólo falta que alguien vaya a Praga con el libro bajo el brazo y se haga una foto dentro del Tigre de Oro...
Esta noche me escapo para ver a Win Mertens. Había comprado dos entradas...pero de momento no hemos encontrado a nadie que pueda quedarse un par de horas en casa con nuestro duo "pimpinela". Pablo llora, la cocina está aún sin arreglar y la lavadora hace rato que terminó...



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