La semana pasada me hicieron una entrevista, a mi, paupérrimo librero, para una revista de corte religioso que se publica en Manzanares desde tiempos casi inmemoriales (yo, al menos, soy incapaz de recordar cuándo comenzó a publicarse). Suenan Big Star, Alex Chilton ha muerto. Joder. A veces me gusta escribir sin poder oír lo que pienso por el volumen de la música. September girls, por citar alguna... Radio City es su album, de hecho hay días en lo que pienso que es un disco casi perfecto (Sister Lovers es triste de cojones... o al menos eso me ha parecido hoy, por lo que he preferido Radio City de largo...)
La propuesta de la entrevista me descolocó, primero por ser para una publicación con la que tengo poco que ver, aunque alguna vez he escrito algo en ella (cosa poco reseñable por otro lado porque en Manzanares casi todo el mundo ha escrito alguna vez en ella) y segundo porque quien me hizo la entrevista es una persona con la que intuyo tener muchas cosas en común.
Hablamos de la librería, de por qué se llama como se llama, de qué significa ser librero (una forma de ganarse la vida) y cosas así. Después hablamos de libros. Él tomaba notas en un folio, cosa que me chocó pero que acabó gustándome (siempre he creído que las entrevistas son en su mayor parte falsas, no hay silencios, tartamudeos, inflexiones, divagaciones... yo en su día hice varias, garbadora en mano, y nunca supe realmente cuánto pone uno de su cosecha). Dije que nunca había leído tan poco como desde que tengo la librería. Es verdad, creo, o al menos siento que leo poco, tal vez porque estoy expuesto a tal cantidad de información sobre lo que se edita que me frustra no llegar a tanto; seguramente lea como antes, pero no puedo evitar sentir esa especie de angustia grafóloga y no disfruto lo que leo como debería. Dije que si tuviera vacaciones, me dedicaría a leer. Mala publicidad para un librero, lo sé, pero si hago un listado mental de lo que no he leído aún y de los libros que tengo empezados a medias, mi cerebro se colapsa. Leo blogs, noticias de presentaciones, los libros amontonados sobre mi mesa crecen, mutando en deshechos cuyas partes aparecen y desaparecen, cayendo en un olvido ficticio del que salen cuando menos lo espero, escondidos tras una esquina, vengativos y rencorosos. ¿Terminé de leer "Tokyo ya no nos quiere"? Joder, creo que sí... ¿Y "Suicidios ejemplares"? Lo dejé a medias, no porque no me gustase sino porque fue sepultado por... quién sabe. Espero que haya sido por di Benedetto, que a su vez también ha sido sepultado. Colapso de garrafón, y el garrafón soy yo. El modelo 347 de Hacienda que debería estar haciendo resume mi presente de tendero, los archivadores con apuntes de arriba me señalan, pleitesía indolente, diciéndome lo que debo o no debo hacer...
Me dijo que me enviaría la entrevista antes de publicarla por mail por si quería añadir algo, que es como decirle a un mecánico que aunque el coche esté perfecto, si quiere echarle un ojo que se lo eche (y te desarma el coche). Así que no creo que cambie nada, quizá le pida si me deja colgarla en el blog (y de paso le digo que tengo blog, que no quise decírselo para que no saliera en la entrevista, no me preguntéis por qué)
Leyendo:
(rescatados de la pila con gran alborozo):
"El ángel literario" Eduardo Halfón. Ed. Anagrama
"El misterio de Olga Chejova" Antony Beevor. Ed. Crítica
(empezados estos días sin visos de ser abandonados):
"Los trapos sucios. Autobiografía de Motley Crue" Ed. Espop
"Jardín de invierno" Monika Zgustova. Ed. Destino
Big Star... primavera en curso... september girls...
Y una joya de su primer disco...
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