martes, 22 de septiembre de 2009

Detesto los libro de texto

Estoy hasta los mismísimos de la campaña de libro de texto. Agotado, y eso que apenas tengo jaleo, cansado de profesores que les dicen "necesitais el libro de inglés de oxford de cuarto" y tu por ciencia infusa has de saber cuál es, de vales de gratuidad que son como hacer dificil lo que debería ser fácil (centros-----editoriales, punto...) y no centro-vale-librero-distribuidora-editorial-distribuidora-librero-vale-centro-delegación de educacion-y vuelta a empezar para que al final te paguen lo que tu has tenido que pagar hace mínimo dos meses. Con algunos colegios me ha faltado llevar los libros con lacito... Y llamar mil veces para que me pasen la lista de los libros que necesitan... pero no... Y encima, pa ná, como decía mi abuela... Mierda para el correillo que va y viene...
Para colmo yo no tengo astenia primaveral sino que la tengo otoñal, y soy un despojo.
Necesito a Groucho...
Hoy un chaval ha venido a pedirme "el libro ese de la casa de la duquesa de Alba" y resulta que era "La casa de Bernarda Alba". Cualquier otro día me hubiese parecido entrañable pero era un niñato tan pagado de sí mismo que lo único que merecía era un gulag, "y también dos huevos duros"...

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Marca de agua


Leo a Joseph Brodsky (Leningrado 1940 - New York 1996). Marca de agua, su libro, es un recorrido por Venecia a través de diversos viajes a lo largo de los años. Leí este libro por primera vez cuando trabajaba en la Librería Pasajes, cuando subíamos los libros del almacén para reponer, y allí estaba. Charo se declaró encantada por dicho libro y yo no pude más que abrirlo. Precioso. Lo volvimos a vender y lo volvimos a pedir, pero la edición en tapa dura estaba agotada. Me empeñé en tenerlo en esa edición pero no lo conseguí. Al final, lo olvidé, aunque seguí leyendo a Brodsky a menudo. Ahora me he vuelto a acordar de este libro, y lo he pedido en tapa blanda. Para mí. Es increible volver a abrir ciertos libros y descubrir que nos siguen haciendo sentir lo mismo. Nos é por qué, pero siempre que leo este parrafo, me acuerdo de mis compañeros de facultad, de Ramón, Edu, Iván, Marcos, Guada, Sergio, Araceli...


"La había visto por primera vez hacía años, en aquella reencarnación anterior, en Rusia. La visión, allí, había adoptado el disfraz de una eslavista, una experta en Maiakovski, para ser más preciso. Ese hecho casi privaba a la visión de cualquier interés a los ojos de la camarilla d ela que formaba parte. Que no era el caso lo atestiguaban las medidas d esu propiedades visibles. Un metro sesenta, huesos delicados, piernas largas, cara alargada, cabellos castaños y ojos almendrados color avellana, un ruso pasable en aquellos labios maravillosamente dibujados y una sonrisa cegadora en los mismos, soberbio vestido de ante fino como el papel y sedas a juego, impregnados de un perfume mesmérico y desconocido para nosotros; la visión era, simplemente, la de la mujer más elegante y sobrecogedora que jamás hubiese pisado nuestro entorno. Era la clase de mujer que humedece lso sueños de los hombres casados. Y además, era veneciana.
De modo que enseguida obtuvo nuestro perdón por pertenecer al PC italiano y profesar cierto entusiasmo por nuestros ingenuos vanguardistas de los años treinta, hecho que atribuimos a la frivolidad occidental. Creo que incluso en el caso de haber sido una fascista confesa la habríamos deseado con la misma vehemencia. Era de todo punto sorprendente, y cuando posteriormente se enamoró del mayor mentecato de la periferia de nuestro círculo, una especie de botarate engreído de origen armenio, más que de celos o lamentos masculinos, la respuesta general fue de rabia y asombro. Por supuesto, pensándolo mejor, uno no debería enfadarse por una pieza de encaje ensuciada por fuertes jugos étnicos. Sin embargo, lo hicimos. Porque no era una decepción, se trataba de una traición del tejido.
En aquellos días, asociábamos estilo con sustancia, belleza con inteligencia. Después de todo, éramos una panda de letrados y, a cierta edad, si crees en la literatura, piensas que todo el mundo comparte o debería compartir tu gusto y tus convicciones. De manera que si alguien resulta elegante, ese alguien es uno de los nuestros. Desconocedores del mundo exterior, de Occidente en particular, no sabíamos que el estilo pudiese comprarse al por mayor, que la belleza pudiera ser mera mercancía. De manera que contemplábamos aquella imagen como la extensión física y encarnación de nuestros principios e ideales, y su vestido, transparencias incluidas, como parte de la civilización.
Tan poderosa era aquella asociación, y tan bella era la imagen, que incluso ahora, pasados los años, con una edad diferente y, de algún modo, perteneciendo a un país también diferente, sentí que me deslizaba sin darme cuenta hacia aquella antigua forma de sentir. La primera cosa que le pregunté cuando llegué a Venezia, mientras me apretaba contra su abrigo de piel de nutria en el embarcadero atestado de gente del vaporetto, fue su opinión sobre los Motetes de Montale, publicados recientemente. El familiar fulgor de sus perlas, treinta y dos de la mejor calidad, que encontraba eco en el brillo del borde de su pupila castaña y se elevaba hasta la dispersa plata de la Vía Láctea, sobre nuestras cabezas, fue la única respuesta que obtuve, pero eso era mucho. Preguntar, en el corazón de la civilización, por lo último que había producido, era quizá una tautología. Quizá, sencillamente, me comporté con descortesía, ya que el autor no era del lugar."


"Hay algo primordial en el hecho de viajar por agua, incluso en las distancias cortas. Recibes la información de que no se espera de ti quete encuentres allí tanto por tus ojos, oídos, nariz, paladar o las palmas de tus manos como por tus pies, que se sienten extraños de actuar como un órgano sensorial. El agua altera el principio de la horizontalidad, sobre todo de noche, cuando la superficie parece pavimento. No importa lo sólida que su sustituta -la cubierta- aparezca bajo tus pies, sobre el agua siempre estás más alerta que en la orilla, tus facultades deben buscar un equilibrio. Sobre el agua, por ejemplo, nunca te distraes de la forma en la que lo haces en la calle; tus piernas te ponen a prueba, a ti y a tu ingenio, constantemente, como si fueras una especie de compás. Bueno, tal vez lo que agudiza tu ingenio cuando viajas sobre el agua sea un eco tortuoso y distante de los viejos, conocidos cordados. Sea como fuere, tu sentido de lo otro se agudiza sobre el agua, como si se intensificara por un peligro mutuo y común. La pérdida de dirección es tanto una categoría psicológica como náutica. Quizá por eso, durante los siguientes diez minutos, aunque nos movíamos en la misma dirección, vi cómo la flecha de la única persona que conocía en la ciudad y la mía divergían en, al menos, cuarenta y cinco grados. Casi con seguridad porque esta parte del Gran Canal estaba mejor iluminada.
Desembarcamos en el embarcadero de la Accademia, cayendo prisioneros de la topografía firme y de su correspondiente código moral. Tras un breve serpentear por estrechas callejuelas, se me depositó en el vestíbulo de una pensione con algo de claustro, se me besó en la mejilla -más como a un Minotauro que como a un héroe valiente- y se me desearon buenas noches. A continuación mi Ariadna se desvaneció, dejando tras de sí un hilo fragante de su caro perfume (¿tal vez Shalimar?), que enseguida se disipó en la atmósfera húmeda de una pensione impregnada, por otro lado, de un débil pero ubicuo olor a pis. Me quedé mirando los muebles durante un rato. Luego me desplomé sobre la cama."

Marca de Agua. Ed. Siruela, 13,90 €
Josef Brodsky
ISBN: 9788498411454

Reportaje fotográfico con fragmentos de "Marca de agua"
http://www.flickr.com/photos/abulukas/sets/72157600011110474/

martes, 8 de septiembre de 2009

Lady Dottie & The Diamonds


Corto y pego, porque no hay más que añadir, porque hace calor y si hay que sudar, mejor que sea por bailar (o conjugaciones similares), y porque Lady Dottie me gussssta... Sé que esto ya lleva meses rulando por mentideros rockeros, pero es que entre tanto y tanto grupo, uno lleva su ritmo...

INFO SOBRE LADY DOTTIE & THE DIAMONDS:

El título de cabecera bien podría escribirse como “Espectacular mujer acompañada de un gran grupo de jóvenes promesas firma uno de los debuts discográficos de Soul y R&B más apasionantes de los últimos años”

Dorothi Mae "Lady Dottie" es una alegre señora de 66 años que comenzó su carrera como cantante de gospel para posteriormente unirse a las giras de Kool and the Gang y a las de Clerance Carter en condición de corista. Fueron los primeros de una extensa lista de colaboraciones: Rolling Stones, Muddy Waters, Buddy Holly, Ray Charles, Chuck Berry, Ike & Tina Turner, Little Richard, Ottis Redding, Sam Cooke e incluso AC/DC!!!,…por nombrar algunos…

LADIE DOTTIE, nos da una lección y un repaso a la historia del soul, blues, funk, boggie, R&B y rock and roll que hará gozar a todo el mundo que les escuche. A caballo entre la crudeza y velocidad de The Bellrays y la majestuosidad de Sharon Jones. Hace un par de años decidió realizar un proyecto junto a The Diamonds, grupo de músicos jovenzuelos macarras originarios de San Diego (Procedentes de otros grupos, algunos conocidos y de destacable relevancia, como Dirty Sweet ), para sacarse de la manga un disco venerado por igual en los blogs de soul, en los de garage e incluso en los de ritmes & Blues. Sonido potente, sucio pero lleno de virtuosismo, todo ello con la eterna sensación de imaginarte a una sexagenaria liándola con la chavalería. Y es que no sabes si te van a venir con el sonido más bestia o con un tema más cercano al blues o al gospel.

VIDEO:



MYSPACE:
"www.myspace.com/ladydottieandthediamonds"

+INFO:
www. ladydottieandthediamonds.com
www.hispeedsoul .com
www.noiseontour.com

sábado, 5 de septiembre de 2009

La Pecera cumple 3 años...

Fue ayer, o antes de ayer, o mañana, o tal vez hoy, pero es esta semana, seguro, el tercer cumpleaños de La Pecera, pequeño reducto, antro, refugio, cadalso, que nos permite vivir... y uno siempre soñó con vivir de la literatura... con escribir sobre literatura, con sanchopanzar de literatura o con quijotear entre libros, con viajar, y ser rentista decimonónico, pirata en Constantinopla, caballero de Malta en Alaska, bombero en NY, pipa de los Allman Brothers, asistente de Fernando Fernán Gómez, zapato de Aitana, camarada de Ulises, pero de momento soy librero y, la verdad, tiene su aquel...

Tres años... quién me lo iba a decir...
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