sábado, 22 de septiembre de 2012

Pedir un poco de tiempo, aunque sea prestado


Hoy no debería escribir. Estoy echo polvo. Es tarde, me duele todo el cuerpo y no sé qué escribir. Pero tengo tiempo, al menos un rato hasta que el sueño y la iluminación de esta pantalla en blanco hagan que me empiece a doler la cabeza. ¿Qué hago entonces?

Echo de menos estar rodeado de vinilos, echo de menos esa sensación, el olor a vinilo y a cartón. Es raro, porque no es un sentimiento carca, ni esto quiere ser una apología romántica decadente de abuelo cebolleta acerca de un pasado mejor. Simplemente echo de menos esa imagen, y lo que significa para mí. Estoy cansado de desplegar la carpeta del disco duro y clicar carpetas de discos que escucho mal y a medias, de abrir imágenes de portadas y no sentir nada... Es como si Peter Pan sí hubiese crecido y dijera, "no puede ser que eso esté ya tan lejano". Con esto quiero decir que echo de menos escuchar música de determinada manera y a la vez echo de menos tener tiempo para hacerlo. Uno no se permite el lujo de tirarse una tarde
rodeado de carpetas de discos escuchando canciones si no tiene tiempo. Sin embargo, si puedo, prefiero quedarme con la sensación física de la cercanía de la música, de su correlato tangible.
Hubo un tiempo en el que pude hacerlo: la adolescencia, claro. En esos años yo escuchaba lo que iba cayendo en mis manos, no estaba para sutilezas como ahora. Si veía en la furgoneta de los discos del mercadillo del pueblo de los jueves durante tres semanas el "Body Whises" de Rod Stewart, desde luego no le iba a hacer ascos, sobre todo porque en la cubeta sabía que no iba a encontrar nada mejor (los ochenta y su morralla...). Uno, tras meses (y digo meses) de ver el "To hell with the devil" de Stryper (que tu, malo malote, creías que era una invitación a irte con el diablo al infierno, y luego descubrías que no, que aquello, o te lo tomabas a broma o a los de amarillo y negro no había por donde cogerlos más allá de tu personal propedéutica musical), acababas comprándotelo, simplemente porque necesitabas ampliar tu modesta colección y no aparecía nada mejor (a uno no le apetecía tirar por otros derroteros). Incluso llegabas a juntar dinero con otro para comprar algún casete doble, uno se quedaba con una cinta y otro con la otra (culminando el delirio, por algún lado tengo que tener el "Speak of the Devil" de Ozzy (con diferencia la portada que más me ha acojonado de pequeño), en dos cintas, una original, y la otra, con la carátula fotocopiada, pero en vez de graba en una virgen, en una casete de manolo Caracol que le robé a mi abuelo y que sobregrabé con el truco del trozo de cinta en la pestaña..., patético, sí, pero yo era joven, pobre y adicto). Poco a poco las tardes comenzaban a pasar sentado en el suelo, frente al tocata tipo maleta, de un solo altavoz, que fue de tu madre, rodeado de tus discos, leyendo nombres, letras, y demás (y eso que la industria patria debe haber sido de las más rácanas en cuanto a presentación, ahorrándose interiores con letras, prensando discos finísimos, tomándonos el pelo durante años). Joder, yo he llegado a pasarme el tocadiscos al baño, un baño enano, para poder canturrear "Over the hills and far away" de Gary mientras me acicalaba.

Hay varios "hitos" en eso de mi educación vinílico-sentimental. El día que me ofrecieron comprar todos los discos de AC/DC hasta el "For those about to rock" (carpeta negra, cañón dorado), menos el directo "If you want blood" que alguien ya se había agenciado. El tipo que los vendía lo hacía por necesidad, yo siempre pensé que era un yonki, pero creo recordar que resultó ser uno que estaba en la mili y necesitaba dinero, urgentemente. 300 pesetas cada disco. "Los quiero todos", dije, y rompí la hucha (una caja de latón que me había fabricado yo mismo con las herramientas medio oxidadas de mi abuelo). De Serrat a Angus Young y Bon Scott en diez segundos. Bang! No está mal. Mi primo ya me había regalado en las navidades anteriores una cinta con el "Back in Black" en una cara y el "Intensities in 10 cities" de Ted Nugent en la otra, es decir, yo ya me había pasado al lado oscuro directamente, sin pasar por galeras y sin cinturón de seguridad gracias a las casetes de basf de 90 que me iban llegando además de los vinilos que me compraba mitad a ciegas mitad "olfato". En casa siempre había habido discos (recuerdo estar en casa con mi madre y ponerme a Serrat, que le pirraba, y recuerdo ser yo muy pequeño, y escuchar "Mediterráneo" y "Romance de Pedro el Palmo" con la piel de gallina, y escuchar "Señora", muy atentamente, y mirar a mi madre y entenderlo todo...) pero, de todos modos, entrar en casa con esos discos de AC/DC, sacarlos de sus fundas e irlos poniendo poco a poco, fue increíble. Let there be rock, baby, y de qué manera.... Poner todos esos discos a mi alrededor e ir pinchándolos mientras escudriñaba las carpetas... Recuerdo otros, concretamente uno,  "Ritmo Young" se llamaba, un disco de una orquesta  de esas yeyés patrias que había "regrabado éxitos" como Instant Karma, Get Back o Venus, y que supusieron una de mis primeras epifanías musical. Aún lo tengo, pero está medio rallado y prefiero no ponerlo.
Hace poco me puse el primer disco de los Doors; me puse el vinilo y cogí el libreto del cd para leer las notas interiores de la reedición, firmadas por Bruce Botnick. Me sorprendió que contara que en 2003 un profesor de música de Brigham le escribió para decirle que en todas las actuaciones en vivo datadas del grupo de Jim tocaran "Light my fire" medio tono más alto que el vinilo y las reediciones en cd... Bruce luego explica que el proceso de grabado y prensado "alargó accidentalmente" la canción, y que nadie del grupo de dió cuenta!!!! Ni siquiera él, el técnico de sonido!!! Me hizo gracia... Tal vez sea un gilipolléz, pero me gustan estas cosas: Un profesor de música enseñando a sus alumnos cómo tocar "Light my fire" y uno de ellos diciéndole, "profe, los Doors tocan mal su propia canción... van muy rápido..."... "Serán las drogas, niño..." Pues no...


Sacar a colación a los Doors me vale, ya que hay discos difíciles de escuchar en cd, de hecho, en la mayoría de las reediciones en cd se pierde el sentido "narrativo" o "discursivo" del disco, sobre todo cuando los discos tenían "eso"... Hay discos cuyas reediciones en cd los convierten en eternos, e incluso hacen tediosa su audición, perdiéndo todo el sentido (escuchar "Electric Ladyland" en cd, del tirón, sin ninguna pausa, es complicado..., por poner un ejemplo, y no porque eso sea un demérito de sus logros artísticos, simplemente hace más difícil apreciarlos). Hay millones de ejemplos más, y es algo que en todos los discos de los Doors se aprecia perfectamente... La cara A de su primer disco comienza con "Break on Through" y acaba con "Light my fire". Le das la vuelta y "Back door man" sale directamente a tu yugular... cuando te das cuenta, "The end"... Es imposible llegar a The End en cd sin pausa ninguna... Al menos a mí me cuesta... Así que pido tiempo, pero tampoco tanto... ¿Cuánto? Ya lo dijo Ray Manzarek (Ruta 66 nº 171, abril 2001, 450 pesetas, y sí, he parado a buscarlo, y no, no soy un friki del orden, sabía donde estaba tirado porque hace un par de meses releí dicha revista, pero esa es otra historia): 
¿Cómo prefieres escuchar a los Doors, en vinilo o cd? Personalmente prefiero el vinilo. Es más cálido. El sonido analógico es más rico en matices, más agradable, más completo. Me encanta cómo suena mi órgano en un elepé de vinilo. A los Doors tienes que escucharlos veinte minutos, darle la vuelta al elepé, respirar, y escuchar los otros veinte. Así debe hacerse, así lo hacíamos en la época. No puedes alucinar demasiado, la música no va a durar sesenta minutos, vas a tener que levantarte cada veinte minutos y tomarte la molestia de darle la vuelta...



Ejemplos de otros discos que "haya" que oír en vinilo (a parte del sonido y demás), por eso del "concepto"... ahí ya que cada uno haga su lista... yo estoy pensando en irme a dormir...


1 comentario:

ned henry dijo...

Yo he estado algo así como diez años sin poner un elepé, alimentándome de carpetas amarillas y cds y hará unos tres o cuatro años que volví a ese formato y es justo lo que describes, cuando oyes música tienes la letra, la melodía, armonia y lo que quieras,, pero también necesitas saber el orden de los temas, parcelar un poco las canciones y dejar que el disco se exprese. Y la portada Juanmi, la portada. Un disco es un mundo y es bueno que éste tenga sus hechuras. Buenas noches!!

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