viernes, 14 de enero de 2011

Have I been changed? El lobo-hombre de Boris Vian

 


"La gente no cambia, nunca, ni a patadas; a lo sumo, creces, te aducas, aprendes, y llegado a un punto descubres que todo es cíclico, que no hay progreso y que de tí depende la estación en la que te quedes, puedes pasar "El Otoño en Pekín" si te da la gana pero tu sabes de qué pie cojeas, o al menos intentas descubrirlo, que ya es algo. Durante una temporada te  puedes tomar las cosas de otra manera, puedes creer que piensas de otra manera, puedes fantasear de otra manera, incluso puedes quemar un par de naves y enterrar la mierda que tengas que quitarte de encima, pero lamentablemente el hombre customizado es indolente de necesidad y, en cuanto todo se calma, uno siempre vuelve a "su ser". Escribo para salirme de mi cabeza pero cada palabra me mete más en ella, es decir, no cambio. No soporto a los iluminados de mirada ladina, a los que hablan de sueños, amistad, creatividad, de arte y no concretan ni se mojan; me parecen palabras huecas, artificiales, quizá bonitas, y quizá haya algún imbécil que caiga subyugado ante tal despliegue de cantos de sirena, pero cada vez soporto menos esos discursos; nunca los soporté por otro lado, pero no me asqueaban como ahora. Tengo tatuada por dentro mi fecha de caducidad, lo cual me convierte en un resentido, lo sé, de vez en cuando se me olvida y me como las ilusiones y las esperanzas, y cago flores por el culo, hasta que la realidad me vuelve a dar un directo al hígado y recupero la compostura, es decir, no cambio. A un pesimista le toca la lotería y al año volverá a ser el mismo amargado de siempre, con más dinero que antes pero con el mismo peso vacuo insoportable sobre los hombros. Una persona positiva y risueña la sientas en una silla de ruedas y si tiene empaque para encajar el golpe, al tiempo volverá a ser la persona de antes. Eso leí por ahí una vez. Tal vez sea cierto. Supongo que no hay nada malo en fluctuar, pero no hay ciencia para eso de encajar los golpes, por eso digo que no soporto a los iluminados, y si escriben libros de autoayuda o artículos de opinión en periódicos, menos, y si se cuelgan una guitarra y se creen Dylan sin tener ni puta idea de Dylan, ya ni te cuento (¿Que Dylan cantaba que los tiempos están cambiando, que se sentía en el viento? ¿Es que no le vísteis la cara, la mirada, la sonrisa levemente fracturada? Èl sabia que la gente no cambia, que las cosas no cambian, por eso desapareció, por eso se estampó con su moto y se recluyó en Woodstock, luego volvió, claro, y se pinto la cara de blanco, pero para que le viéramos mejor, y ni caso, y se reconvirtió de nuevo, sabiendo de lo inútil de cada reconversión, y otra vez, y otra vez, tantas veces como tantas otras tropecemos con la piedra de los huevos, y por eso amo a Dylan, porque es demasiado humano siendo a la vez un genio, que es lo que no somos ninguno, y porque lleno de contradicciones sigue, cada vez más viejo y más sabio pero igual de vivo; por eso ahora, por fin, lo pillamos, ¿no? Tom Waits lo sabe. Lennon lo sabía a veces sí, a veces no, depende cómo le pusiera la cabeza Yoko. Paul sí que lo sabe. ¿Dostoievski? Ese lo sabía todo, como Borges y esos pocos más cuyos nombres empiezan a aparecer en tu cabeza.)

Me gusta la gente que ayuda, no que alecciona. A mi gato no le gustan las palmaditas en el lomo, a mí tampoco, por eso nos caemos bien. En todo ese meollo está el orgullo, cocinándolo todo a fuego lento, ese quizá sea el único ingrediente que de verdad podemos controlar. Lo repetiré, no me gustan los que lo saben todo y, sobre todo, no me gusta que los que lo saben todo me juzguen ni me miren con condescendencia,  ya escriban columnas en periódicos, salgan en noticias pueblerinas en youtube o compren naranjas en la misma frutería que yo; seguramente nuestros egos sean igual de desmesurados y megalómanos, pero yo escupo al polvo del suelo y me cago en la divinidad que se ríe de nosotros, y ellos, los que lo saben todo, me temo que nos escupen a los demás. Luego hay que contar con el lado oscuro que todos tenemos, ese que sólo las madres y las parejas y los ex y las ex conocen de nosotros... pero ese es otro tema. Yo peco de no hablar, lo sé, igual desde esta ventana soberbia enseño demasiado en virtud de una grafomanía innecesaria e infantil, pero en realidad soy bastante hermético si te plantas delante de mi y me preguntas qué me pasa, de eso se ha dado cuenta hasta mi médico, que no brilla precisamente por enterarse rápido de las cosas, y como no va a cambiar, soy yo el que ha pedido cambiar de médico. Profilaxis y arrojo, y déjate de sermones.


A veces uno se encuentra con que no hay marcha atrás y te adentras en la niebla a 100 Km/h sin poder ver más allá de 10 metros ante ti. Acojona eso, no hay más que coger alguna carretera comarcal estos días, pero no levantas el pie del acelerador; crees que conoces la carretera bastante bien, dónde están las curvas chungas y las rectas que pueden permitirte adelantar al camión con el que te has topado y que va a  40 y que encima te está llenando de mierda el coche. ¿Adelantas? Si viene alguien sabes que no lo verás hasta que lo tengas encima y aún así pisas y te lanzas a ese vacío blanco que te destroza los ojos mientras sujetas con fuerza el volante y aprietas la mandíbula, y vuelves a tener ante ti una embaucadora nada blanca y aullas con Tom Waits y mientas a su madre y te cagas en Dylan, en tí mismo y en Boris Vian por escribir los cuentos definitivos sobre la niebla y sobre coches suicidas, dos cuentos distintos pero escritos para el mismo libro, que jode más. Nada, niebla y niebla y niebla, solamente niebla, y tu en tu mierda de coche atravesando fragmentos de espacio, dirigiéndote a donde cojones te dirijas. Las cosas van a cambiar, la situación comienza a ser insostenible, el mundo se desploma y toda revolución siempre es bienvenida (aunque sepamos que a algunos como yo nos llevará por delante enseguida). El mundo cambiará, pero una temporada, igual un siglo o dos, o tres si el cambio es gordo, pero los parásitos demostrarán de nuevo que nada cambia, al menos no para siempre. ¿No me creéis? Leed los libros de historia."

No cuela si me escudo en que este texto está sacado de un libro que estoy leyendo, ¿no? Estoy vago para inventarme un heterónimo y un título de una novela imaginaria, lo siento.

1 comentario:

La Pecera dijo...

http://www.abc.es/20100625/estilo-gente/dylan-201006251017.html

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