miércoles, 17 de noviembre de 2010

Imagen, look, gustos y amigos

Lo sé, mi letra es infame, y sí, las luces de navidad no las quité
Como librero en activo he de hacer una confesión, me aburro; es lo que tiene noviembre, que hace que millones de libreros en el mundo se den al alcohol o al latrocinio farmaceútico las noches de luna llena, y ya era hora que algún librero lo dijera. Ayer vendí tres libros y hoy llueve, a pesar de que truene, nadie se moja por comprar un libro, ni aunque le pille de paso al volver de supermercado, así que en vez de ponerme a soltar chorradas by the face(book), abro un post nuevo. Es hora de pinchar a Woven Hand... Cambiaré el menú de la pizarra, borraré los libros que hay escritos en tiza azul y pondré una lista con música que sonará hoy, para obligarme a cumplirla. Roger Clyne and the Peacemakers, Wilco (es el día de Being there) John Mellencamp, Nico (Chelsea girls), Ruth Brown y Howlin' Wolf. Por la tarde ya veremos. Al principio cambiaba la pizarra cada dos días, escribía Menu del Día y ponía "primero, segundo y postre", y si quedaba sitio (hay títulos muy largos, títulos que los lectores siempre acabamos reduciendo, no creo que nadie siga diciendo "Crónica del pájaro que da cuerda al mundo" cuando habla de Murakami; acaso dirá "me gusta "crónica del pájaro..." y el resto, si lo dice, será tan bajito, como un globo que se desinfla despacio, que nadie lo oirá) debajo de los títulos ponía alguna cita. Luego lo cambiaba cada semana, hacía dibujitos de peces con cañas de pescar, flores y calaveras, pero ni con esas se fijaba nadie; si digo la verdad, no sé cuánto tiempo lleva escrito el menú de ahora, igual un mes o dos, así que no creo que nadie me pregunte por qué hay escrita ahora una lista de grupos de música. Como estos días viene poca gente, tengo pocas cosas que contar respecto a pedidos raros o títulos surrealistas. He de escribir un post recordando a algún personaje extraño de esos que han pasado por aquí, pero no encuentro el momento. 
Ayer, aburrido (con la farmacia de guardia en la otra punta del pueblo y sin drogas -ilegales- a mano) pensé en bajar de arriba la silla de bambú en la que me gusta leer y ponerme a idém, pero al final me quedé como un bobo mirando la pantalla del ordenador, yendo de blog en blog y abriendo mi correo cada diez minutos como si esperase un mail del mismísimo Hal 9000.

¿El de la derecha con la cabeza del de la izquierda?
Hablando de música, el sábado me acordé de Nick Hornby, de cuando dice en Alta fidelidad que lo que importa de un persona son sus gustos, creo que era algo así como "No se trata de quién te gusta, lo que define una relación es la música que te gusta". Hornby es como el hermano mayor que nunca tuviste, o el tío lejano que escribe libros muy ingleses  y que tu lees pensando que no cambiará el mundo ni la historia de la literatura gracias a ellos pero que te hacen pasar un buen rato, pudiendo sentir a veces, en algunos párrafos, que en vez de un libro es una carta personal que te dirige a ti. Muchas veces quizá no comparta ni la mitad de sus gustos musicales pero me lo paso muy bien leyéndolo. Esto lo digo porque el otro día conocí a alguien, un tipo que parecía simpático y que de primeras me cayó bien, hasta que se puso a hablar de música. No es tanto lo que le guste o no (como digo, no comparto muchos de los gustos de Hornby, y varios de mis mejores amigos -ya, como si tuviera muchos...- tienen gustos que ni siquiera entiendo, pero hablan de música con respeto y hay algún momento en el que pienso "debería darle una oportunidad y escuchar de nuevo lo que les gusta") sino que es más  cómo se habla de música. Vale que no tengo pinta de que me guste oir ciertas cosas (si me ves en un concierto de Mastodon me mirarías preguntándote qué coño hace un adusto señor con pinta de profesor de inglés meneando la cabeza como si tuviera un melenón es escándalo) pero uno está leído y se siente mínimamente orgulloso de su colección de discos aunque sepa de sus lagunas, así que no soporto que me hablen de música como si yo no tuviese ni puta idea de nada. 

La ignorancia es atrevida y lamentablemente no está penada
El tipo en cuestión era chisposo, al principio como digo me cayó bien, hasta que comenzó a hablar de que había formado un grupo con sus amigos, que ninguno de ellos tenía ni idea de tocar peroque estaban ensayando mucho y que ya comenzaban a sonar bien. Me los imaginé en un garaje, cuatro treitañeros emulando a Pavement aunque deseando sonar como Rory Gallagher, y sí, me dio envidia, hasta que empezó a hablar de sus influencias y de lo tirado que es tocar bien la guitarra. Dijo Los Rodriguez, Pereza y Dani Martín en la misma frase y me invitó a ir algún día a verles ensayar. "Va a ir tu puta madre" pensé, y sonreí con cara de bobo. Opté por callarme porque era el amigo de la amiga de una amiga, pero era para mandarlo a la mierda. Y encima me preguntó, Los Rodriguez, ¿sabes de qué grupo te hablo? Ni siquiera yo, que por una rocambolesca historia nocturna acabé tomando una cerveza con Julián Infante en el 97, que por mi despiste casi tiro del cochecito al bebé de Ariel Roth y con el cual terminé dando un paseo hablando chorradas, hablo con esa suficiencia de ellos. Los Rodríguez no mueven mi mundo, pero siempre que los ví en directo me parecieron una gran banda, y tengo sus discos, así que cuando ese fulano los nombró en la misma frase, antes de los otros dos grupos que me niego a escribir de nuevo, fue como si hubiese insultado a Kiz Richards. Igual he dejado pasar una buena amistad, pero algo me dice que no es así; la verdad es que el tío engañaba a primera vista, pelo a lo George Harrison, chupa vaquera, camiseta vintage del H&M, pura pose.  Luego siguió pero yo ya estaba en mi mundo y, en el bar donde estábamos, con mirar a otro lado y hacer esfuerzos titánicos por ignorar también la música que ponían, tenía bastante. Fui al servicio y me miré al espejo. Imagen... Tengo un amigo que parece un pipa de los Allman; tatuajes, planta recia, pelo bien asentado, pero le vuelve loco la ópera y la música clásica; y luego estoy yo, que parece que me debo saber Turandot de memoria y que incluso soy capaz de afeitarme imitando ante el espejo a Josep Carreras, pero sin embargo mataría por poder ver a Tom Petty y los Heartbreakers en Red Rock Canyon y hacer una ruta bluesera por el profundo Sur de los Estados Unidos. A mi me gustaría hacer honor estéticamente a mis gustos pero ello me crearía graves problemas psicológicos, a parte de obligarme a tener un fondo de armario ecléctico y , sobre todo, digno de una fashion victim con problemas de personalidad (¿me visto hoy como un mod que lee a Bukowski, como un bluesman que lee a Natsume Soseki y gusta de disfrutar con el cine de Godard o como un cockrocker seguidor de Pascal? Por dios...)
Así son las cosas, por eso siempre hablo de mis gustos con muy poca gente, y cuando lo hago atiendo a la máxima socrática. Y por eso soy librero y no tengo una tienda de discos (algo impensable, ridículo y caprichoso, salvo que seas el dueño de Radiocity Discos, el cual merece un monumento) la gente que lee, sea lo que sea, suele ser respetuosa y más llevadera (aunque siempre hay escepciones). A un amigo le puedes pasar por alto que le guste leer a Pérez Reverte, pero no que escuche a Chayane o que vaya de rockero de pegolete, que es como fardar de que entiendes de vinos y luego beber Don Simón. Me veré de nuevo la peli de Stephen Frears este finde, que en este caso hace honor al libro por convertirla en un universo paralelo.

Son casi las dos, sigue lloviendo. Abro al azar "Alta fidelidad", del colega Nick, es hora de Woven Hand, que los dioses guarden a David Eugene Edwards:

Mi genio, si se puede decir así, consiste en combinar un montón de cualidades medias en una presentación compacta. Yo diría que hay millones de tíos como yo, pero en realidad no creo que sean tantos: muchos tíos tienen un gusto musical impecable, pero luego resulta que no leen; muchos tíos sí que leen, pero es innegable que tiran a gordos; muchos tíos simpatizan con la causa del feminismo, pero llevan una barba estúpida; muchos tíos tienen un sentido del humor digno del mejor Woody Allen, pero son clavaditos a Woody Allen. Muchos tíos beben demasiado, muchos tíos hacen el idiota cuando conducen sus coches o motos, muchos tíos tienden a meterse en peleas o se las dan de tener dinero por un tubo o toman drogas. Yo la verdad es que no peco de nada de eso; si se me dan así las mujeres no es por las virtudes que tengo, sino por las sombras que no tengo.

 

6 comentarios:

Anonymous dijo...

De los Allman... No podía ser de los Maiden? La verdad es que no sé cómo tomarme el post...

La Pecera dijo...

Pues tómatelo como es, que eres un cuasi-cuarentón con una planta de cojones (no me gustaría pegarme contigo), con tupé (cabrón), tatoos molones (jodío sintrón) y curre poco habitual, podía haber hecho pupita con lo de ponerte a cantar en "Pagliachi" en el "Atxuri", pero te puse como pipa de los Allman, como sé que te gustan tanto...

Anonymous dijo...

Eres muy bueno hermano, aunque apenas te diga por aqui siempre te leo. icc.

IVAN dijo...

Bueno, bueno, el «Librero maldito» y la «María Calas de Arganda» en plena confrontación dialéctica... Impagable. Querido «Anónimo», tómatelo a bien, lo de los Allman es la mejor comparación posible, sus discos y/o canciones son incluso más largas que una ópera de Wagner (y no te entran ganas de invadir Polonia).
Querido librero, genial post, sobre todo la anécdota de Julián y Ariel... Lo que no te pasara a ti en tu época madrileña... Se os quiere y echa de menos, a todos.
P.D: el «amanerado» me dice que no tienen fechas hasta enero para lo de la cena... muchos bolos estas navidades, debe ser.

Mae dijo...

Con el "comienzo de la primavera": ¿qué se esconde en los sótanos del seminario? ¿y en los subterráneos de la historia?, ¿la entropía universal?
Ya te contaré, cuando acabe... la primavera.

La Pecera dijo...

Mae, en los subterráneos de la historia se esconde el Horror...
Solamente el Horror...
Aunque mejor lo comentamos cuado acabe la primavera, que cuando acabe el invierno no es plan....

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