martes, 9 de noviembre de 2010

Qué vida más perra. La verdadera historia del Sheriff Woody

Que el cine falsea la realidad lo sabían ya hasta los hermanos Lumière, pero eso es algo que se nos olvida demasiado a menudo. Las películas románticas siempre acaban bien y a veces uno se pregunta si harán la segunda parte, cuando ya el amor sea más normalito, cuando discutan por todo, por nada y cosas así, pero que hacen que la vida sea, eso, así... (Nota para mí, ver de nuevo "Before Sunrise" y "Before Sunset" para comerme mis palabras y para pensar que ójala hagan pronto la tercera...¿su título será "Before the end"? ¿"Before dawn"? ¿"Before the sun turn off"? ¿Before my heart attack for it precious that Julie Delpy follows")


Partiendo de ahí, he de reconocer que he sentido una pena infinita al toparme sin querer con una imagen real, la del Sheriff Woody, el verdadero Sheriff Woody. Cerré como siempre a medio día y me fui a las instalaciones deportivas donde está la piscina cubierta a darle vidilla al corazón y que la oxidación no haga acto de presencia aún en una parte del mismo ("calcificación" les oigo decir siempre, pero eso me suena a que necesito calgonit y prefiero seguir viéndome más como un ser vivo que como una máquina, que Descartes me perdone). Al aparcar en la explanada que hay enfrente, bajé despreocupadamente del coche. Sentí que pisaba algo semi blando y casi me tuerzo el tobillo y doy de bruces con el retrovisor del coche que había aparcado al lado (ágil y resuelto que es uno, como un spiderman puestecito hachís..). Cuando tras soltar ese millón de exabruptos mentando a Hera y a los de su estirpe, he visto el causante de mi tropiezo, se me ha caído el alma a los pies (normalmente no sé dónde la tengo, pero caérseme, se me ha caído de allí donde habitualmente se esconda, la muy pirata). Era el sheriff Woody, el de verdad, como un Truman cualquiera si es que el final de la película de su show es el que casi todos imaginamos ("este no dura fuera ni dos días"), maltratado, abandonado, abusado, violado, incluso crucificado (fijaos en los clavos de sus pies...). Con lo que me gustó Toy Story 3.
Turturado hasta la muerte, siento ser yo el que os muestre las fotos del verdadero Woody y os diga que sí, que el mundo real es así, que no es como nos quieren hacer creer, que la vida es cruel y vulgar, y sucia y triste, y conmovedora hasta el tuétano, y a veces maravillosa, pero al final siempre así... ¿A qué dealer le debías dinero, Woody? ¿En manos de quién acabaste? Sólo espero que Perdigón esté bien... Por favor, a Perdigón no le hagáis nada malo...
Pero Woody, qué te han hecho...
Odio, mucho odio innecesario
No he podido más que recoger el cuerpo de Woody y llevármelo conmigo. 
Será difícil visto el estado en el que ha quedado, pero intentaré hacerle un sepelio digno...
Joder, pobre Woody...
Porca miseria...
 

Espero que Randy Newman nunca vea este post, no me quiero ni imaginar qué canción le saldría tras ver estas fotos...

2 comentarios:

TSI-NA-PAH dijo...

Gran post amigo, me has emocionado! Tambien hubiese echo los mismo,llevarlo a casa! Ponle un poco de Randy ,seguro que le sienta bien,ya solo te queda comprale Buzz Lightyear para que se anime de verdad!
un abrazo

La Pecera dijo...

He estado espiándole y no, no se mueve cuando no hay nadie. Está muerto de verdad...
Pobre...

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