jueves, 20 de mayo de 2010

Como edificios bombardeados. De piruetas, Halfón, chuchos, Dio y habas

Llevo una pirueta en la mochila, un pequeño salto hacia el vacío en una especie de destartalado jubón lleno de agujeros que, como un vaquero viejo, me resisto a cambiar. Ayer acabé "La pirueta" de Eduardo Halfón, sentado en la terraza del parador de Almagro tras recoger un paquete de libros en un almacén que hay cerca, a media tarde... bueno, entre esas tres horas que tengo entre la comida y el horario comercial de tarde, y que exprimo como si viviera en una gran urbe. Sólo soy un librero un tanto diletante, no se me da bien la crítica literaria, pero hay que leer a Halfón. No buscaré símiles para describir ese libro pequeño llamado "La pirueta", sólo repetiré que es un placer leerlo. En el patio del parador no había nadie, así que no tuve problemas en buscar una mesa a la sombra, aunque las veces que voy y hay más gente, la mayoría son turistas europeos que se tuestan al sol, café en mano, aunque sean las cuatro de la tarde. El camarero me trajo el periódico junto con el té con leche (¿agua y leche, leche sola, poca agua...?), lo cual fue un detallazo por su parte, que ya nos conocemos aunque nunca crucemos más de dos palabras (¿agua y leche, leche sola, etc...?). Quité la mochila de la mesa para que él pudiera dejar la bandeja y el periódico quedó a mi vista con un artículo de un serbio, el serbio más gafe del mundo o el más afortunado, no se sabía, que después de escapar con vida de varios accidentes aéreos, atropellos, incendios, le había tocado la lotería y ahora, después de varios años de vivir como un rico, había decidido repartir su fortuna y volver al pueblo donde nació con su mujer (eso da la clave para saber que no es el más gafe). Y con la pirueta en las manos no pude más que sonreír. Me dio igual abrir un poco más tarde ayer, porque quería acabar el libro, y un libro que empieza como empieza, un libro armado en su tronco con postales preciosas y que acaba como acaba es imposible que sea malo y si además está escrito como está escrito, entonces ya no hay duda. Cuando llegué, cogí "El boxeador polaco" de la estantería, el anterior libro de relatos de Halfón y del cual surgió la pirueta, le quité el precinto, lo abrí, volví a pensar lo que siempre pienso cuando abro un libro de Pre-textos ("joder, que bonitos"), y casi me quedo ahí de pie leyéndolo entero de nuevo.

Debería salir un momento a llevar la bici a arreglar, sé que es una tontería escribir ahora esto, pero me di cuenta que estaba pinchada cuando fui a salir ayer a mi obligado paseo cual piraña, y esa es una de mis pocas parcelas de asueto. Me dio tanta rabia el pinchazo que fui a comprarme un puñado de habas frescas, cogí el coche y me fui a ver ponerse el sol donde siempre voy con la bici. No tengo ni idea del campo, ni de siembras, ni de flores ni de aves, para mí las flores son las margaritas, los flores esas tan frágiles rojas que salen por todos lados y que ahora mismo soy incapar de recordar su nombre, los cardos y para de contar; seguramente confunda el trigo con la cebada (alaaaa, a lo lejos? sí...), y entre perdices, gorriones y colorines al resto los meto en el saco de "mira qué pajaro tan bonito", incluso hay veces que creo ver algún ave rapaz y dudo, como si no fuese posible que yo viese un halcón, pero en fin. Ahora el campo está amarillo, pasó por todas las gamas del verde y ahora es amarillo, como un mar. Dentro de poco segarán, abonarán y será imposible ir por allí sin sentir arcadas, pero pronto saldrán las calabazas y eso no me lo pierdo. También tengo un contencioso con el chucho de una finca, él me ladra, yo le insulto, él me persigue, yo le reto, él se enfada con su fea cara que no levanta más de dos palmos del suelo y su rechoncho cuerpo paticorto y yo le bautizo como "chucho cabrón", porque siempre se esconde y aparece donde menos lo espero, ladrando como un poseso incapaz de ser consciente de su tamaño real.

Así que comiendo habas, sentado en el capó del coche, escuchando el Rising de Rainbow... Ahora que lo escribo, me faltaban la camisa de franela, las botas, el sombrero y el tabaco de mascar, aunque con las habas no vaya muy bien, pero me conformé con hacer cuernos, acordarme de Ronnie y volver cuando ya casi era de noche. No es que estuviera triste, más bien estaba jodido, jodidamente triste. Escuchar regularmente a un cantante durante casi toda tu vida y enterarse de que se muere de cáncer de estómago es extraño y no hay manera de explicarlo, y más si es Ronnie James Dio. Si dices que estás jodido queda ridículo (¿triste por un cantante de rock que no conoces pero cuyas canciones tu tienes como si fuesen las postales de un tío lejano?) , y si no dices nada parece que estás siendo infiel a tí mismo. El mensaje de Dio era claro, el mundo está lleno de reyes y reinas que ciegan tus ojos y roban tus sueños, pero si yo puedo tú también. Me valía con 12 años y me sigue valiendo ahora.

Lorena me acaba de escribir esto... "esta historia venía referida en un libro... el autor de... a ver, si me acuerdo.... "sueñan los androides con ovejas eléctricas" ????... o algo así... sabes quien es?... bueno, pues uno de sus libros refiere una entrevista a Mark Twain en la que cuenta que el tenía un hermano gemelo y que eran idénticos, casi ni su madre era capaz de distinguirlos, y para poder hacerlo les ataba una cinta a cada uno en la muñeca de distinto color... el tema es que un día los niños se están bañando y les quitan las cintas, y uno de ellos se ahoga... Mark Twain dice que nunca ha sabido si se ahogó él o su hermano ......" La casualidad no existe, o es algo que llamamos así cuando nos damos cuenta de que la realidad asusta.

Me pregunto si Eduardo Halfón tendrá un gemelo, si se llamarán igual, si uno será el que escribe la novela y el otro el que hace la pirueta, si el que viaja buscando a Milan Rakic es el que escribe o el que viaja es el que llama por teléfono al escritor para que escriba lo que le está pasando. Él intenta dejarlo claro, “el Halfón narrador fuma un montón y yo no fumo. Él ya cobró vida independientemente de mí, ahora hace cosas que no sé por qué las hace." Es fácil olvidar quién es quién. Crear gemelos. El gemelo que siempre deseamos tener y con el que nos comunicamos de una manera dificil de explicar y entender. Leo por ahí que uno de sus amigos le dio la base para crear a Milan, y que Eduardo suele hablarle de cosas a su amigo que en realidad hizo su personaje. Auster, Belano, Vila-Matas, Henry Val Miller, Halfón, en el fondo lo que importa es que hay por ahí un pianista serbio que toca lo que se le da la gana sin seguir el programa propuesto y que Mark Twain nunca supo si se ahogó él o su hermano Huck, ¿o era Tom?.

En fin, voy a llevar la bici a arreglar... Amapolas, coño....

3 comentarios:

Anonymous dijo...

por pasos
1.- quiero ese libro
2.- ¿dónde vas a ver la puesta de sol?
3.- las habas ahora son del terreno y están buenísimas jejeje
4.- Yo llevo toda la semana especialmente fastidiada por lo de Ronnie, y eso que a mi el heavy me llegó tarde. Tan mal estaba que pensaba que a todo el mundo le pasaría lo mismo, y mira tú por donde que al único que he visto que le pasa es a ti... Cuando lo comento y me dicen, sí, es una pena, me tengo que tragar la rabia y pensar que estoy loca al sentir pena por una persona que no tiene parentesco conmigo y que ni siquiera conozco. En fin, así son las cosas.
Un besico Juanmi!

evelio guzman dijo...

Me entere de su muerte(de Ronnie) y pense que estarias "jodido", busque tu entrada sobre el tema y no la encontre estaba seguro que la estarias escribiendo y no me equivoque .Un abrazo.

La Pecera dijo...

Un abrazo Evelio. Es usted un caballero.

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