miércoles, 23 de diciembre de 2009
Yo, Lucifer
"Yo, Lucifer, Ángel Caído, Principe de las Tinieblas, Portador de la Luz, Soberano de los Infiernos, Señor de las Moscas, Padre de las Mentiras, Apóstata supremo, Tentador de la Humanidad, Serpiente Antigua, Príncipe de Este Mundo, Seductor, Acusador, Torturador, Calumniador y, sin duda, Mejor Polvo del Universo Conocido y por Conocer (preguntad a la picarona de Eva), he decidido -Oh, là, là!- contarlo todo.
¿Todo? Algo. No hago más que darle vueltas a eso para el el título: Algo. Le da cierta modestia posmilenio, ¿no te parece? Algo. Mi versión de la historia. El funk. El jive. El boggie. El rock and roll (Yo inventé el Rock and Roll. No te puedes ni imaginar la de cosas que he inventado. EL sexo anal, por supuesto. El tabaco. La astrología, El dinero... Abreviando: todo lo que te distrae y hace que no pienses en Dios. Lo cual... prácticamente... es todo en este mundo, ¿no? Por favor...)
Ahora, tu turno. Tu millón de preguntas. Todas, al final, la misma: ¿qué se siente siendo yo? ¿Qué se siente, por todos lo demonios, siendo yo?
En resumen -que, gracias a mi, es como os gustan las cosas en estos fragmentados tiempos de prisas-: es duro."
Así comienza "Yo, Lucifer" un libro que ha caído en mis manos por casualidad (me vino por error en un pedido, lo cual no deja de ser fascinante). Lo empecé a leer, y ya no he podido dejarlo. No es comedieta disparatada tipo Christopher Moore, aunque a veces suelte frases que te parten en dos, tampoco es Houellebecq, pero a veces es como un tiro. Rápido, ingenioso, inteligente. De vez en cuando necesito leer cosas así, que me tengan con el culo en vilo y la sonrisa en la cara. Y no hablo de símbolos perdidos... Ni tampoco de literaturas mutantes, que huelen tanto como el ego de sus creadores.
Más:
"Un día, un día no material, en ningún sitio, un pensamiento vino de motu propio a mi mente espiritual. Al segundo ya no estaba allí, al siguiente sí, y al siguiente se había ido otra vez. Iba y venía revoloteando como un pájaro brillante o como una ráfaga de notas de jazz. Durante un momento de lo más breve y titilante, mi voz se entrecortó y apareció la primera fisura minúscula en la Gloria. Tenías que haber visto sus caras. Cabezas giradas, ojos centelleantes, plumas erizadas. El pensamiento: ¿Cómo sería todo sin él?"
"La hueste celestial se recuperó en un santiamén. No estoy seguro de que Miguel se diera ni cuenta, el muy imbécil. La Gloria se renovó, dulce como la sacarina, suave como la porcelana, y no entregamos a ella como un estallido de flores..., pero ahí estaba: la libertad para imaginar la vida sin Dios. Esa idea marcó la diferencia y esa idea -esa idea liberadora y revolucionaria que hizo historia- fue mía. Puedes decir lo que quieras de mí. Seré un tentador, un torturador, un mentiroso, un acusador, un blasfemo y un sinvergüenza polifacético, pero nadie más va a llevarse el mérito del descubrimiento de la libertad angélica. Eso, mi carnal amigo, fue obra de Lucifer (Resulta irónico que después de la Caída dejaran de referirse a mí como Lucifer, el Portador de Luz, y empezaran a llamarme Satán, el Adversario. Resulta irónico que me despojaran de mi nombre de ángel justo en el momento en que empezaba a ser digno de él.)"
Esto no es una crítica, pues no llevo ni la mitad del libro, pero como lo estoy disfrutando mucho y son las fechas que son...
Copio contraportada....
Y al príncipe de la Oscuridad se le ha dado una última oportunidad de reingresaren el cielo para toda la eternidad, siempre que sea capaz de llevar una vida razonablemente intachable en la tierra. Es la ocación perfecta para probar el producto antes de comprarlo y, dejando a un lado las limitaciones del cuerpo humano escogido para su encarnación (el de un suicida, el escritor fracasado Declan Gunn), Lucifer se dispone a experimentar al máximo todas las delicias de la carne, contándolo todo desde el principio. Es su oportunidad de corregir los documentos bíblicos, de celebrar sus mejores logros (que van de la Inquisicion hasta Elton John) y, lo que es más importante, enviarle su guión cinematográfico a Julia Roberts. Pero la experiencia de caminar entre nosotros no resulta lo que Su Majestad esperaba: en lugar de enseñar a los humanos lo que significa ser el Demonio, Lucifer se sorprende a sí mismo tratando de entender en qué consiste ser un hombre...
Declan Gunn... Glen Duncan... A ver si no la cagan...
De momento, y sobre todo en estas fechas, 100% recomendable.
Yo, Lucifer
Glenn Duncan
Rústica / Brillo
Tamaño: 14,5 x 22,5 cm
Núm. de páginas: 256
Precio: 16,50 euros
Fecha de edición: Mayo 2008
ISBN: 978-84-96756-56-4
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