sábado, 8 de agosto de 2009

Mecánica onomástica


Hoy es un día extraño, bello pero extraño. Frágil como una sombra y sereno como un domigo de siesta, en mi corazón hace hoy siete años pusieron algo para que siguiera latiendo. Siete años. Músculo heroíco y egoista que vive matándose a cada paso. Abierto como una res y remendado como un muñeco de trapo... Al final ha acabado gustándome el gracioso ruido a reloj viejo que oigo dentro de mi cuando me quedo en silencio...
Lo más desolaroramente hermoso es que anoche, de madrugada, supe cosas de este día y de los siguientes que no recordaba, que no sabía que había vivido, que me desarmaron como un titiritero insomne; supe cosas de alguien que estuvo a mi lado sin saber que yo era yo, y que cuando lo supo puso sin saberlo en mi un hilo para sacarme del laberinto. Siete años después no sé si he visto la salida, pero sí su mano...

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