Apología de la mediocridad, capítulo doscientos sesenta y cuatro.
Todo es mentira.
Esto podría titularse así, pero no.
Ya no hay discos generacionales (tal vez sea mejor así), o quizá nosotros ya no pertenecemos a nada y nada nos representa (y tal vez sea mejor así). ¿De qué va esto entonces? En principio de subir el volumen. No hay obras imperfectas sino que husmeamos mejor y descubrimos la piedra tras el cartón y la meada tras el orín; después de eso sólo queda disfrutar de la imperfección del arte. I´m a backdoorman, baby. Bordeamos el patetismo mientras alzamos la vista para no pensar que únicamente estamos equivocados y no sólo bordeamos, sino que habitamos en ese marasmo que nos conduce al asilo. Pero algo despierta de vez en cuando. Sabemos que no es nuevo, que no es impactante ni revolucionario, pero nos mueve, de nuevo, conmueve sin más, y qué más da. La música rock ha llegado a su fin, que no a su final. A mí me gusta que sea así. Ha dejado su temporalidad para ser una patada en los huevos, un refugio que se disfraza de cliché para parecer leve, cuando realmente cada vez es, en el fondo, más primordial. El jazz consiguió escapar de las garras de su valor de uso abandonando el tiempo, por eso sigue teniendo vigencia el discurso de Mingus, porque es clásico en el sentido de que importa una mierda cuándo se hizo, cuándo se tocó, cuándo se compuso y cuándo se grabó, es música y es la esencia de un negro con sangre blanca, criolla, india y china. El rock está en esas. Claro que hay que dar algo a cambio. Tu puto alma, tu puta alma. El mar, la mar, qué cojones importa cuando lo que interesa es que haya sirenas ansiosas de despellejar tu alma y tu carne. La temporalidad sólo sustenta el intercambio y el negocio entendido a la vieja usanza; la hermenéutica is the point, pero cómo calibrarla, cómo valorarla y saber qué reinterpretación es mejor es lo que realmente importa. That´s the point of the point. Todo a este lado, al sur de europa, está lleno de reflejos y copias devaluadas hasta la nausea de modelos con verdadera importancia generacional. Familiares de Dominguín copiando mal al creador de Ziggy y labrándose una carrera de atrezzo que haría enfurecer a cualquiera con sentido platónico, Aristóteles mediante. Un ejemplo banal sacado a bote pronto. Pero eso no era de lo que iba esto. ¿De qué va entonces? De coger algo viejo e intentar encontrar tu personalidad en medio de ello pues no hay otra manera de seguir andando. Si no tienes personalidad que buscar es tu problema. Pero cuando la hay la cosa pinta de otra manera. Si eres honesto citas la fuente sin ser demasiado obvio, si das con alguien que se toma en serio lo que le gusta, sentirá empatía en la cita, en el pasado rescatado sobre el que nos impulsamos como niños en camas elásticas los días de feria, cuando sólo importa el día de mañana y los ojos de tu padre mirándote, y entonces, sólo entonces dejar todo en los huesos, donde no hay tiempo, y el arte quizá sólo es eso. A veces no creas algo redondo, fallas aunque no fracasas, pero fallas, y todos a los que te muestras te señalan por ello como si la pulcritud fuese una virtud y no una patología inventada para seguir consumiendo. Charlatanes los ha habido y los habrá, y yo no soy Lester Bangs para hacer aquí degüello de payasos sordos que no quieren saber que no hay réplica que valga para que salgan de escena. Todo es representable, nosotros somos lo que nos dejan ser los demás mientras buscamos llegar a ser una versión digna del yo que nos mira en el espejo por las mañanas. Pero no hay manera. Tomar la excusa para practicar la lírica y ejercitar el verbo, pues no hay nada más. Me suda la polla que esto ya lo hayas oído antes, lo digo yo y aunque no basta, a mí me sobra para parecer lo que no soy. Aceptar la hybris por querer ser lo que no puedo ser, lo que me hicieron creer que podría ser; soy un puto y vulgar minotauro que soporta más muertes de las que Teseo me quiera infringir. Engaño al engaño mientras rebusco en las tripas de lo que una vez fue, y es ahí donde creo encontrar mi voz, si es que ésta es mi voz. Que los demás digan de dónde vengo mientras yo intento llegar al lugar que quiero llegar. Emoción y electricidad. The Gaslight Anthem es otro grupo más, pero tiene lo que yo busco, y lo que busco son motivos para seguir adelante, un puñado de entrañas que me hagan creer que soy valiente.
Todo es mentira.
Esto podría titularse así, pero no.
Ya no hay discos generacionales (tal vez sea mejor así), o quizá nosotros ya no pertenecemos a nada y nada nos representa (y tal vez sea mejor así). ¿De qué va esto entonces? En principio de subir el volumen. No hay obras imperfectas sino que husmeamos mejor y descubrimos la piedra tras el cartón y la meada tras el orín; después de eso sólo queda disfrutar de la imperfección del arte. I´m a backdoorman, baby. Bordeamos el patetismo mientras alzamos la vista para no pensar que únicamente estamos equivocados y no sólo bordeamos, sino que habitamos en ese marasmo que nos conduce al asilo. Pero algo despierta de vez en cuando. Sabemos que no es nuevo, que no es impactante ni revolucionario, pero nos mueve, de nuevo, conmueve sin más, y qué más da. La música rock ha llegado a su fin, que no a su final. A mí me gusta que sea así. Ha dejado su temporalidad para ser una patada en los huevos, un refugio que se disfraza de cliché para parecer leve, cuando realmente cada vez es, en el fondo, más primordial. El jazz consiguió escapar de las garras de su valor de uso abandonando el tiempo, por eso sigue teniendo vigencia el discurso de Mingus, porque es clásico en el sentido de que importa una mierda cuándo se hizo, cuándo se tocó, cuándo se compuso y cuándo se grabó, es música y es la esencia de un negro con sangre blanca, criolla, india y china. El rock está en esas. Claro que hay que dar algo a cambio. Tu puto alma, tu puta alma. El mar, la mar, qué cojones importa cuando lo que interesa es que haya sirenas ansiosas de despellejar tu alma y tu carne. La temporalidad sólo sustenta el intercambio y el negocio entendido a la vieja usanza; la hermenéutica is the point, pero cómo calibrarla, cómo valorarla y saber qué reinterpretación es mejor es lo que realmente importa. That´s the point of the point. Todo a este lado, al sur de europa, está lleno de reflejos y copias devaluadas hasta la nausea de modelos con verdadera importancia generacional. Familiares de Dominguín copiando mal al creador de Ziggy y labrándose una carrera de atrezzo que haría enfurecer a cualquiera con sentido platónico, Aristóteles mediante. Un ejemplo banal sacado a bote pronto. Pero eso no era de lo que iba esto. ¿De qué va entonces? De coger algo viejo e intentar encontrar tu personalidad en medio de ello pues no hay otra manera de seguir andando. Si no tienes personalidad que buscar es tu problema. Pero cuando la hay la cosa pinta de otra manera. Si eres honesto citas la fuente sin ser demasiado obvio, si das con alguien que se toma en serio lo que le gusta, sentirá empatía en la cita, en el pasado rescatado sobre el que nos impulsamos como niños en camas elásticas los días de feria, cuando sólo importa el día de mañana y los ojos de tu padre mirándote, y entonces, sólo entonces dejar todo en los huesos, donde no hay tiempo, y el arte quizá sólo es eso. A veces no creas algo redondo, fallas aunque no fracasas, pero fallas, y todos a los que te muestras te señalan por ello como si la pulcritud fuese una virtud y no una patología inventada para seguir consumiendo. Charlatanes los ha habido y los habrá, y yo no soy Lester Bangs para hacer aquí degüello de payasos sordos que no quieren saber que no hay réplica que valga para que salgan de escena. Todo es representable, nosotros somos lo que nos dejan ser los demás mientras buscamos llegar a ser una versión digna del yo que nos mira en el espejo por las mañanas. Pero no hay manera. Tomar la excusa para practicar la lírica y ejercitar el verbo, pues no hay nada más. Me suda la polla que esto ya lo hayas oído antes, lo digo yo y aunque no basta, a mí me sobra para parecer lo que no soy. Aceptar la hybris por querer ser lo que no puedo ser, lo que me hicieron creer que podría ser; soy un puto y vulgar minotauro que soporta más muertes de las que Teseo me quiera infringir. Engaño al engaño mientras rebusco en las tripas de lo que una vez fue, y es ahí donde creo encontrar mi voz, si es que ésta es mi voz. Que los demás digan de dónde vengo mientras yo intento llegar al lugar que quiero llegar. Emoción y electricidad. The Gaslight Anthem es otro grupo más, pero tiene lo que yo busco, y lo que busco son motivos para seguir adelante, un puñado de entrañas que me hagan creer que soy valiente.
No quiero brillar siempre, ni siquiera quiero creer que
puedo hacerlo de vez en cuando, con encontrar algo que me haga soñar que
podría, aunque sólo sea un poco, me vale. No necesito ser perdonado.
"Old White Lincoln" contiene el verso "I lit a cigarette on a parking meter" de "Talkin' World War III Blues" de Bob Dylan y "Baby darling, we will be, in the cold cold ground." De la canción de Tom Waits "Cold, Cold Ground".
"High Lonesome" contiene el verso "Maria came from Nashville with a suitcase in her hands" y una variación del siguiente verso sobre "a boy who looks like Elvis" de "Round Here" de Counting Crows. El verso "There were 'Southern Accents' on the radio" se refiere a la canción de Tom Petty and the Heartbreakers de 1985 y al álbum del mismo título; el verso "At night I wake up with the sheets soaking wet" está tomado de "I'm on Fire" de Bruce Springsteen. El título de la canción hace referencia a un verso de John Cohen.
"Even Cowgirls Get the Blues" contiene partes de "But not me, baby" de "Yer So Bad" de Tom Petty. Petty también es nombrado en la letra de la canción. El título de la canción es de una novela de Tom Robbins.
"Meet Me by the River's Edge" contiene el verso "No surrender, my Bobby Jean" y una variación de “No retreat” de las canciones "No Surrender" y "Bobby Jean," del album de Bruce Springsteen de 1984 Born in the U.S.A. Así mismo, también incluyen el verso "wash these sins," en referencia a la canción de Springsteen “Racing in the Street” del disco de 1978, Darkness on the Edge of Town.
"The Patient Ferris Wheel" hace referencia a los "broken heroes," que aparecen en la canción de Springsteen, Born to Run.
La canción "Miles and the Cool" tiene referencias en cada verso. El segundo, "put on your diamond soled shoes", alude a la canción de Paul Simon "Diamonds on the Soles of Her Shoes" del disco Graceland. Los siguientes "Climb down from your window", a la canción de Dylan "Can You Please Crawl out your window". El tercer verso toma la imagen de "Poor Mr. Pitiful", que además de ser de Otis Redding, alude a la canción de Warren Zevon "Poor Poor Pitiful Me". Otis Redding vuelve en el verso siguiente, al cantar "I can't Turn you Lose". "Your Daddy's aim is true" es de la canción de Elvis Costello "Allison", y el siguiente "she never understood that it ain't no good" es de "Like a Rolling Stone", de Dylan.
"Casanova, Baby!" contiene el verso "Twistin' the night away" de Sam Cooke, y "It's past quarter to three, and it's past the midnight hour", hace referencia a la canción de Wilson Pickett, frecuentemente versionada por Bruce Springsteen and the E Street Band.
El título de "Here's Looking At You, Kid" hace referencia a la película Casablanca.
Todo el disco contienen constantes referencias al libro “Grandes Esperanzas” de Dickens. Los versos "I sat by my bed side with papers and poetry about Estella" son los más evidentes, así como "In a prison cell, where we spent those nights." El verso “I hope we don't hear Marley's Chains we forged in life" hace referencia al fantasma de Jacob Marley del “Cuento de Navidad” de Dickens.
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