sábado, 7 de noviembre de 2009

Roadhouse Sun


En esta época uno encuentra música por el canal que todos sabeis, y basta una tarde tonta clikeando sin parar, de una cosa a otra para dar con cosas que nunca d eotro modo hubiéramos encontrado. Escritores, películas que en la vida hubiera soñado ver o conocer su existencia, y música, claro... Discos que en mi adolescencia era incunable y inencontrables, que formaban casi parte de una mitología privada e inalcanzable, ahora flotan en la nada de mi disco duro, no sé de su existencia física pero al menos los he escuchado (Granicus, los 4 discos de Bobby Whitlock, el que hacía sombra a Eric Clapton en Derek and the Dominoes...)
Luego navegas y ves que hay otros como tu. Me pasó con Will Hoge, lo descubrí en myspace hace 4 años, y me acuerdo especialmente porque fue mi primera compra trasatlántica, y ahora igual cae en el Azkena del 2010. Y me pasó con Ryan Bingham.

Ryan Bingham es un muchachote de Nuevo México que se mueve en los territorios del llamado country alternativo o americana. Aún no tiene 30 años y ya tiene cuatro discos a sus espaldas. Bingham pertenece a esa clase de tipos rudos que cantan con el polvo del desierto en su garganta. Las letras de sus canciones son aridas y realistas, un reflejo de su vida errante. Vidas Rebeldes de John Ford no le pilla muy lejos. Ryan Bingham ha crecido dentro de la típica familia desestructurada del medio oeste americano y ha llevado una existencia errante desde muy joven, hostales, carreteras infinitas y antros donde tocar, hacho que compaginaba con principal fuente de ingresos (hasta hace 3 años), montando toros en el circuito de rodeos. Algunos críticos dicen que su voz se asemeja a un cantante de más de cincuenta años. Esta sensación se palpa en la primera escucha, se oyen ecos del Dylan más eléctrico, de Steve Earle o Drive-By Truckers. Sus dos ultimos discos han sido producidos por el gran guitarrista y ex-Black Crowes, Marc Ford. Tras dos discos en la modesta compañia tejana Lone Star Music, Wishbone Saloon en 2004 y Dead Horses en el 2006, ficha por Lost Highway Records y saca otros dos discos, Mescalito del 2007 y Roadhouse Sun en el 2009.


Mescalito me fascinó. El disco perfecto para cualquier tarde tonta mirando caer el sol en la estepa manchega. Roadhouse Sun me ha volado la cabeza. Desde que me llegó lo devoré, bueno, antes, porque lo escuché antes, copia de seguridad en el cd del coche y de ahí no ha salido hasta dos semanas después (cambiado por Joy de Phish, por cierto).
No sé si será la producción de Marc Ford, o que Bingham como compositor a dadu un paso más, pero el disco suena tremendo. La paleta musical incluye los popes citados antes y en canciones como "Change is" se nota que los caminos de Wilco son inescrutables y muy fructíferos. Insisto, uno de esos discos que crece en matices y profundidad con cada escucha, uno de los discos del año.

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