El próximo 29 de noviembre, mi amiga Andrea Hauer, responsable del diseño de la portada de "Cardiopatías" y miembro del Colectivo el Quiltro, expone en Gijón. Me ha pedido un breve escrito sobre su obra para el catálogo de la galería. Aquí os dejo algunas muestras de lo que hace, el texto que he escrito y el link de su página web. http://blog.elquiltro.es/category/andrea/
"La
fuerza plástica que esconden estos mimbres, estas imágenes, estas estampas de
lo cotidiano de Andrea Hauer, estos retratos cosidos, despierta en nosotros una
cantidad enorme de sensaciones que ya dábamos por perdidas, o por lo menos las
sentimos muy habituales (muestran la cotidianeidad); sin embargo las sentimos
renovadas por la manera en la que esta artista nos las muestra, haciendo que
afloren inmediatamente en nosotros como hacía tiempo no sentíamos. Podría haber
optado por fotografiar o por dibujar, y eso no haría de esta exposición algo
menos interesante (por su forma de mirar), sin embargo Hauer teje, cose, hace
del laberinto de hilos un retrato fundamental y fundacional de su vida, de LA
vida. Ahí está Penélope, con su rueca, tejiendo y esperando, tejiendo y creando
un retrato de su vida, de su espera, de sus miedos y de sus esperanzas, pero
también está Ariadna, pidiéndonos que elijamos un extremo del hilo, un comienzo
cualquiera y que, a partir de él, recreemos el mundo (el mundo de la artista que
inmediatamente hacemos nuestro) y encontremos la salida (acaso hacia nosotros
mismos), para así, volver al principio de todo, porque lo que Andrea Hauer tal
vez espera encontrar no es un camino para huir, sino para regresar."
"Sin
embargo, esta artista no bebe solamente de esas fuentes griegas (quizá un tanto
obvias pero no por ello menos potentes) sino que retoma y reelabora otros
mitos, más suyos, más ajenos a nosotros, que vivimos al otro lado del
Altántico. Los mapuche chilenos nos recuerdan que una araña vieja llamada Lalen
Kuzé es la dueña del hilado y del tejido, que fue la primera tejedora, siendo
también la protectora, la maestra que cuida y protege a las Ñerefe (tejedoras),
que son las que vertebran la vida de su comunidad. Lalen Kuzé enseñó a tejer a
Ulcha Domo, una de las cuatro partes (dos masculinas, dos femeninas) de la
divinidad primigenia, quien a su vez enseñó a tejer a las primeras mujeres. El
telar mapuche es el útero de la comunidad, la fuente transmisora de la cultura,
y la mujer, el ovillo del que todo surge, el aedo que comunica a través de, y
desde ella misma. Tejer es por tanto una metáfora para entender la relación
entre lo sagrado y lo mundano, es un arte y a la vez un modo de transmisión de
conceptos, de ideas, de historias… Nosotros, tan habituados a otras maneras de
representar y de ver las cosas, inmersos en lo audiovisual, nos sentimos de
golpe descolocados y asombrados ante estas telas; donde esperamos ver óleos,
pigmentos o aluros de plata formando imágenes, encontramos hilos sacados de una
madeja (del vientre de una araña sagrada), cuyo hilvanado forma una imagen muy
reconocible para nosotros mismos (la serie se llama “Hogar Dulce Hogar”) pero
que nunca habíamos visto de esa manera, con esa cantidad de sentidos soterrados
y de sensaciones por descubrir."
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