domingo, 6 de octubre de 2013

Empezando la casa por el tejado. Las pruebas de "Cardiopatías", versión caja de lujo...




 Ya tenemos las primeras pruebas de la caja con los cuentos de "Cardiopatías". Además del libro como tal, la idea es hacer una caja artesanal con los cuentos impresos en cuadernitos y cosidos a mano. Habrá dos opciones: caja roja con los cuadernos en blanco con la portada (cuatro cuadernos), o la caja con la portada y los cuadernos con cubierta roja (cinco cuadernos)... Son costosos, pero creo que merece la pena (ya que lo hacemos, hagámoslo bien). Si un ebook es un libro, una caja con cuentos en cinco cuadernos cosidos a mano supongo que también lo es. Cito a Willie Dixon y su "no juzgues un libro por su cubierta" (en versión de Cactus, que me pone bruto, de su mítico primer disco), los cuentos son los que son y cuando estén disponibles serán juzgados (y tendremos a bien decir aquí cómo habrán sido ajusticiados), así que me ahorraré hablar ahora de lo costoso que ha sido escribirlos, o ha dejado de serlo. Al igual que "La muñeca rusa", "Cardiopatías" ha sido rechazado por un par de decenas de editoriales; aunque a diferencia de la novela, estos cuentos no han sido reescritos en profundidad para ser publicados ahora, cosa que sí sucedió con la historia de Milos Meisner (y creo que para bien, aunque en su tímida "visita" a cinco editoriales tras su publicación, "La muñeca rusa" ha sido ignorada dos -creo que o no ha sido leída, o no se han tomado la molestia de rechazarla-, en otra ha sido rechazada bajo el argumento de "no publicamos novelas autopublicadas previamente", en otra aún está a la espera de ser valorada y en la última ha sido aprobada, pero este última bien merece un post propio pues la historia es curiosa. 

"Cardiopatías" ha sido corregida ortográfica y estilísticamente (un "la" por allí, una proposición por allá, una subordinada fuera, y poco más). La corrección llevada a cabo sobre un manuscrito que fue abierto por última vez en 2007 ha hecho que el desbroce no fuera más profundo por la sencilla razón de que no parecía que fuese necesario. En Verkami estamos a punto de conseguir la mitad de la cantidad que necesitamos, las pruebas están en marcha. En los próximos días habrá más.

Es muy gratificante estar involucrado en la producción física de ese objeto que muchos dan por muerto, llamado libro impreso.

Yo simplemente quería ver publicado un libro de relatos que ya creía que sólo tenía posibilidad de serlo cuando yo me muriera, pero como es posible que eso pueda ocurrir pronto, o no ocurra nunca, prefiero hacerlo ahora. Lo único que puedo decir es que no tendría la osadía de publicar algo (autopublicar algo, para más "inri") que me pueda sacar los colores dentro de un tiempo o que me pueda avergonzar leer (incluso en el hipotético caso de que los cuentos no los hubiera escrito yo). Quizá esta frase es un poco arrogante, pero no sé decirlo de otra manera, incluso siento que empiezo a sudar mientras escribo...

¿Las pruebas de la caja? Preciosas...



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