lunes, 18 de julio de 2011

A day in the life, Jeff Beck y Stanislaw Lem hablando en onda corta. Un valor imaginario.

Stanislaw Lem en su casa de Cracovia, 1975. Foto. Reuters


"El arte no puede detenerse en un sitio ni repetirse siempre a sí mismo: por eso no puede sólo gustar. Si has puesto un huevo, has de incubarlo; si te sale de él un mamífero en vez de un reptil, debes darle algo con que alimentarse; si, pues, un paso consecutivo  nos lleva a algo que despierta un disgusto general e incluso un estado paravomital, no hay remedio. Hemos elaborado ya aquel Algo Concreto, nos hemos arrastrado y empujado tan lejos ya a nosotros mismos que, obedeciendo una orden superior al placer, tendremos que dar vueltas en el ojo, en el intelecto, a lo Nuevo, categóricamente aplicado, porque fue descubierto en el largo camino del ascenso. Por cierto, nadie ha estado nunca allí, ni quiere ir, ya que no se sabe si se puede aguantar en Aquellas Alturas siquiera un momento; pero, a decir verdad, ¡para el Desarrollo de la Cultura esto no tiene la menor importancia! Este lema nos ordena, con la soltura propia de la genialidad displicente, que cambiemos una esclavitud antigua, espontánea y por tanto inconsciente, por otra, nueva. No nos quita las trabas, sólo alarga nuestro ronzal; y así nos lanza a lo Desconocido, dando el nombre de libertad a una necesidad razonada"
Stanislaw Lem. Un valor imaginario. (pág 8-9) Ed Bruguera de bolsillo (1983)

Llevo días dándole vueltas a esto, sea lo que sea. Si la información que infiero no es errónea, la Editorial Impedimenta reeditó este libro de Lem (y otros, maravilla tras maravilla), con el título de "Magnitud Imaginaria", la traductora es la misma, Jagwiga Maurizio, y es la continuación lógica de "Vacío perfecto". Espero no equivocarme, sólo poseo el de Bruguera.

"Cuando se puede hacer todo, nada vale ya la pena y el impulso hacia adelante se transforma en reptación hacia atrás, porque las Artes quieren volver a las fuentes y no saben hacerlo"
Idem, pág 10.

La ausencia, como bien señaló el siempre amable y sorprendente Juan Almohada en un comentario de la entrada anterior, tiene una explicación muda, no saber qué decir, y a la vez, querer volver a decir cosas. Se puede llamar novela, por qué no. Se puede llamar huevo, y por tanto tuve que incubarlo, y alimentarlo pues me salió híbrido, grifo de sangre fría. Soy libre para escribir lo que quiera, aunque casi nadie lo lea ni lo vaya a leer (¿libre de escribir lo que quiero? Según Lem y Spinoza, no, según la propia lógica de lo escrito en sí, tampoco). Sueño, cansancio, esperanzas, grandes como la vida, independientes de la literatura. Jugar al espejo y en el reflejo olvidar quién soy, y entonces escribir. Y en el camino de vuelta leer estas palabras de Lem. Hace varios días vi Solaris. Me gustó muchísimo, pero de eso me di cuenta al día siguiente, pero no sé si estoy seguro. Tras terminar una novela aún con título provisional (cosa que me es indiferente), y habiéndola dejado en barbecho hasta dentro de un par de semanas en la que la vuelva a leer (la sexta ya; sólo una de ellas publicada; tres destruidas; una rechazada 16 veces (en 7 concursos y por 9 editoriales -4 expresamente, 5 por la técnica del silencio administrativo), encuentro una vida cuesta abajo laboralmente y una vida privada que es a la vez salvavidas y acicate. Entre medias, varias decenas de libros que leer y mil canciones que escuchar.

Respecto a las palabras de Lem citadas al comienzo y que resuenan en mi cabeza como un eco (estado paravomital... nueva perla), me han llevado a pensar en Jeff Beck y su revisión de la canción de The Beatles.  Entonces creo que Lem es demasiado pesimista, porque Beck "puede hacer todo", y sí, "nada vale ya la pena y el impulso hacia adelante se transforma en reptación hacia atrás", pero Beck vuelve con paso firme, no repta, es consciente de que "las Artes quieren volver a las fuentes" y parece que él sí sabe hacerlo. Respecto a mí... Ground control to Major Tom..........


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