lunes, 4 de abril de 2011

Roberto Bolaño. Los sinsabores del verdadero policía

No recuerdo haber leído nunca nada preguntándome tantas cosas a la vez, difrutando tanto y siendo a la vez tan indulgente como con "Los sinsabores del verdadero policía". No recuerdo haber leído nunca nada con un sentimiento tan culposo, tan obsceno, tan de lector rapiña, tan voyeur como con el último libro que de Bolaño ha publicado Anagrama. ¿Es una novela? Por supuesto, a pesar de estar incabada y a pesar de lo que se empeñen en decir algunos críticos ¿Es buena? Para mí sí, es decir, si alguien me hiciese semejante pregunta y yo me sintiese con el arrojo suficiente para contestar algo, diría que sí, luego me entraría el pudor infinito y soltaría, es buena, pero primero dime comparada con qué o cuál, esto es, escurriría el bulto y me escondería para seguir leyéndola. ¿Está justificada su publicación? Para los saqueadores de tumbas, para los níveos seres kafkianos que quieren saberlo todo, sí, pero no dejo de pensar que Bolaño en su puñetera vida hubiese aceptado editarla. ¿Es buena? Comparada con el 90% de lo que se edita como novela hoy en día, sin duda. Con "El Tercer Reich" aún no me he atrevido (el pudor y el sentimiento de culpa, de hacer algo inmoral incluso, me puede, pero supongo que tarde o temprano la leeré), pero una conversación con mi lector preferido me empujó a ello. ¿Me arrepiento? En absoluto, y eso que voy por la página 146, pero de lo que sí me arrepiento es de las 15 o dieciséis líneas que llevo escritas, justificación paupérrima para copiar lo que me ha hecho, de nuevo, pintarrajear el libro, señalarlo, subrayarlo, releerlo y sentirme culpablemente dichoso otra vez...

Roberto Bolaño. Los sinsabores del verdadero policía. Ed. Anagrama, 2011. pág 146.



"¿Y qué fue lo que aprendieron los alumnos de Amalfitano? Aprendieron a recitar en voz alta. Memorizaron los dos o tres poemas que más amaban para recordarlos y recitarlos en los momentos oportunos: funerales, bodas, soledades. Comprendieron que un libro era un laberinto y un desierto. Que lo más importante del mundo era leer y viajar, tal vez la misma cosa, sin detenerse nunca. Que al cabo de las lecturas los escritores salían del alma de las piedras, que era donde vivían después de muertos, y se instalaban en el alma de los lectores como en una prisión mullida, pero que después esa prisión se ensanchaba o explotaba. Que todo sistema de escritura es una traición. Que la poesía verdadera vive en el abismo y la desdicha y que cerca de su casa pasa el camino real de los actos gratuitos, de la elegancia de los ojos y de la suerte de Marcabrú. Que la principal enseñanza de la literatura era la valentía, una valentía rara, como un pozo de piedra en medio de un paisaje lacustre, una valentía semejante a un torbellino y un espejo. Que no era más cómodo leer que escribir. Que leyendo se aprendía a dudar y a recordar. Que la memoria era el amor."


Y acabar recomendando un blog soberbio: http://joseangelgonzalez.net/bolano_dodge_murakami/

1 comentario:

lu dijo...

Bolaño es lo más grande que ha pasado por mi mesita de noche en los últimos años, quitando a algún que otro clásico, claro. "Los detectives salvajes" fue una auténtica revolución para mí, de esos libros que siempre llevas en lo alto metafísicamente hablando. Y después de ése han ido cayendo casi todos. No conozco éste, pero por lo que veo la viuda piensa publicar todo lo que Bolaño nunca hubiera publicado. Por un lado me sabe mal por él, pero por otro... necesito leerlo, sea lo que sea, novela, pajas mentales, llámalo x. Bolaño.

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