viernes, 29 de octubre de 2010

Degenerados, sinvergüenzas y escritores, ese cajón "desastre"

Me pregunto si la señora Aguirre (y la cito textualmente: "la historia de la literatura está plagada de actos absolutamente reprobables. Por citar sólo algunos, Gabriel García Márquez, Henry Miller, Jaime Gil de Biedma") es realmente una replicante defectuosa o la mala de V, también me pregunto si es verdad eso que dicen que todos los de su ralea tienen en casa un retrato como Dorian Gray que expresa la vergüenza que no muestran y que guardan bajo llave en el trastero más inmundo. De narcisistas como F.S.D no hablo, intento que este blog sea de literatura, o de libros, o de música o de lo que coño me apetezca, pero de eso no...
Hoy me han pedido el libro en cuestión, pobre Boadella. Lo he pedido al distribuidor, por supuesto; los motivos por los que la gente lee o lo que le guste leer no es asunto mío.

¿Hablamos de literatura y de escritores reprobables? ¿De literatura de verdad y de escritores de verdad?
Me apetece citar un texto precioso de un escritor asquerosamente reprobable...

"19 Mayo de 18..
Nadie, ninguna mujer ha impresionado de voluptuosidad mi existencia, como aquella chica de once años que tenía los ojos cuarentones de la madre y los movimientos de una tía suya vestidas con colores muy charros que llegaba los lunes a Bujival. A las mujeres las he exprimido como un limón y las he arrojado lejos. Las más ricas en secretos las he desdeñado como las otras. Sólo el recuerdo de la vecina -ella fue siempre impalpable como recuerdo- insiste en la soledad de mi desgana y de mi desaliento. Es el hada madrina de mi sensibilidad. Mi imaginación parte como una flecha rápida y aguda hacia aquel momento en que su sabiduría intuitiva de mujer le hizo poner el pie sobre una piedra de cantón y me mostró toda la otra pierna. Jamás ninguna mujer, nunca la experiencia de ninguna amorosa vergonzante, llegó a igualar el gesto genial de aquella chica que puso sin necesidad el pie sobre una piedra y me descubrió la crema rosa de su pierna, que sabía bien, en su ansiedad de mujer, ser la fortuna más preciosa que poseía.
Debía reintegrar mi regimiento. No pude estar más cerca de esa mujer en ciernes, de esa paloma criminal que añadía a su belleza y a su juventud la flor carnosa de la inocencia hecha florecer bajo la custodia del jardinero trágico del instinto.
Vecinos éramos. En las vísperas de mi partida, desde mi lecho, en la mañana, la oía alejarse hacia el colegio y comprendía por mis oídos toda la voluptuosidad de sus movimientos. Distinguía el ruido de uno de sus senos pulposos, demasiado grande para su pecho, al desprenderse del otro seno, que como decía Jules Barbey d'Aurevilly a propósito de una virgen de Memling, había resuelto la premisa inmaculada de la concepción mucho antes de que los padres de la iglesia lo resolvieran."
Vizconde de Lascano Tegui. De la elegancia mientras se duerme. Ed. Impedimenta

 
VIZCONDE DE LASCANO TEGUI: UNA CORTA BIOGRAFÍA 
(sacada de http://www.impedimenta.es/ficha_elegancia.htm)
 
Hijo de padre argentino y madre oriental, Emilio Lascano Tegui nació en Concepción del Uruguay, en Argentina, en 1887, aunque su partida de nacimiento nunca fue hallada. En 1908 viajó a Europa como traductor de la Oficina Internacional de Correos y se dedicó, durante sus frecuentes licencias, a recorrer a pie Francia, Italia y el norte de África. Letraherido, comienza en 1909 a firmar anteponiendo el ficticio título de vizconde. En 1914 decide instalarse en París, donde participa de la bohemia y de la amistad de Picasso y Apollinaire. En la capital francesa ejercerá la profesión de mecánico dental durante todos los años que dura la Gran Guerra. A lo largo de su vida, Lascano Tegui trabajó como diplomático, pintor muralista, cocinero y conservador de museo. Su carrera literaria se inicia en 1910 con el libro de poemas La sombra de la Empusa. Al siguiente año publicó el libro Blanco con pie de imprenta falso de París, bajo el pseudónimo de Rubén Darío hijo. Reúne todos sus artículos publicados en diversos medios en el volumen Mis queridas se murieron. Será en 1925 cuando Lascano Tegui publique, en la editorial Excelsior de París, su obra más redonda, De la elegancia mientras se duerme, que narra, como si se tratara de un diario íntimo, la historia de la gestación de un asesinato. Muchacho de San Telmo, su último libro, editado en 1944, integra una colección de poemas en donde el autor evoca su propia infancia.
Una buena parte del resto de la obra de Lascano Tegui está perdida o directamente se duda de su existencia: el original de la obra de teatro La esposa de Don Juan, por ejemplo, se destruyó al incendiarse el camarote de un barco en donde viajaba el autor; otras obras, como el ensayo Vía Láctea de Polillas, se supone que se conservaban en una habitación clausurada de un apartamento bonaerense, que no se encontró. La misma suerte corrieron los manuscritos de Cuando la plata era señorita y Mujeres detrás de un novio. Ambos aparecen mencionados en su testamento hológrafo, pero nunca se hallaron.
El Vizconde de Lascano Tegui vivió sus últimos años en Buenos Aires, donde falleció el 23 de abril de 1966.


1 comentario:

TSI-NA-PAH dijo...

Al leer tu titular pensaba que hablabas de los politicos! Pero una vez leida la palabra escritores,sabia que la cosa iba de buena gente!
Gran disco de la semana por cierto, por no hablar de ese pedazo de comic de Tim Lane!
Un abrazo

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