lunes, 27 de septiembre de 2010

Enamorado de Julie Christie y Delacroix

 La carretera no sólo está llena estos días de tractoristas intrépidos cargados con millones de uvas que salen de los caminos de tierra al sufrido y bananero asfalto de la carretera de Alcázar con un arrojo y un valor inusitados, sino que también hay muchos ciclistas, aunque ninguno como con el que me me he cruzado hoy, un ciclista vestido de spiderman, solitario y esforzado, peladeando entre viñas y jornaleros, un superhéroe en bici, solitario y triste, en mitad de la nada manchega, un ciclista vestido de spiderman a las nueve de la mañana. Es lo que tiene el campo solariego, que no hay muchos sitios donde ir lanzando telarañas y haciendo el tarzán y un superhéroe nunca tiene tiempo para él mismo, así que mucho menos para sacarse el carnet de conducir. Aún así, no era el verdadero spiderman. ¿Que cómo lo sé? Porque llevaba casco, pero de todos modos no le faltaba ni un detalle... También está llena de furgonetas repletas de gente cubierta de barro, con la cara cansada y gorras de loneta, furgonetas que avejentan sus prestaciones con un aspecto de vendimia dura y mal pagada (se comentan por ahí los jornales y las condiciones de trabajo y uno piensa en 1789 y en poner en el coche a La Polla Records en vez de The things we left behind de Blue Rodeo o Junky Star de Ryan Bingham; sé que en el cuadro de Delacroix yo o no saldría o si saliese sería malherido en el suelo y en todo caso siempre he sido carne de reeducación, pero aún así...). No sé cómo se espera a la uva este año, dulce, aguada o ácida. Nunca vendimié, aunque lo intenté, como todos los de mi generación; mi padre no me dejó, recuerdo que me dijo "teniendo trabajo en la lavandería no te pienso dejar ir a vendimiar, además, aunque yo no te pague lo mismo, me agradecerás que te ahorre el palizón que se van a dar tus amigos". No era sólo por el dinero que yo quería ir, que también, sino por la camaradería, por hacer algo así con ellos, aunque fuese desollarnos las manos con los pámpanos y el frío, aunque fuese currar como mulas desde antes de salir el sol y parar a media mañana a comer unas asquerosas gachas, necesitaba reafirmar mi abocetada conciencia proletaria siendo explotado por alguien que no fuese de mi familia, y si era junto a mis amigos, pues mejor; lo sé, era asquerosamente ingenuo, pero hace veinte años vendimiar era uno de los rituales de iniciación que se debían pasar obligatoriamente, ya fueses hombre o mujer, y yo aún no me había dado cuenta de que ese rito judeocristiano de "ganarás el pan con el sudor de tu frente"  ya llevaba tiempo haciéndolo (desde que tuve la altura suficiente para llenar yo sólo la lavadora industrial del taller) y que daba lo mismo vendimiar, limpiar edredones, planchar, servir copas o subirte a un andamio, pues nunca dejaríamos  de ser unos vulgares currantes (los trepas nunca vendimiaron, esos siempre tuvieron las cosas claras).  Hoy, en el 2010, en un pueblo cercano, están pagando 5€ al día por la recogida del ajo; lo del siglo XVIII y la revolución francesa ya no hace tanta gracia. En un periódico dicen que las barricadas ahora se levantan en Internet, si es un chiste no tiene gracia, y si no lo es entonces no entiendo nada; los pasquines tal vez sí vuelen por la red, pero las barricadas se levantan donde deben, es como el sexo, en internet es lo que quieras, vouyerismo, trepanación emocional, fascinación antropológica, alucinógeno oráculo de Delfos, pero sexo no es, así que las barricadas tampoco se levantan en internet, se levantará otra cosa, y perdón por el chiste fácil, pero barricadas no, y si es realmente así, necesito urgentemente una reconversión y dejar de una vez el siglo XX atrás. No se cuánto chorro de gente dicen las encuestas que no irá a la huelga, pero lo que asusta es el motivo que aducen, porque piensan que no solucionará nada; evidentemente, Europa ha alcanzado el Nirvana, el anaranjado y mecánico nirvana, la desfragmentación total, la oscuridad, así que cuando a uno le dan un palo en la oscuridad y le dan tantas vueltas que los sentidos se embotan hasta límites irreconocibles (que ríete tu del concepto alienación, tan de modé en estos tiempo) es normal que cuando uno se cabrea no sepa atizar a la piñata, palos de ciego le llaman, porque igual es que no tenemos ni puñetera idea de dónde está la piñata, o tal vez ésta es de hormigón y no se rompe... Quién sabe... A los niños les pasa, cuando no saben a qué están jugando dicen, paso de jugar...

Ayer volví a ver "Lugares comunes" de Adolfo Aristarain; al día que está uno, y por muchos años. Un millón de veces habría que ver las películas de Adolfo Aristarain para que cuando llegue el día en que al verlas pensemos que su discurso está desfasado o que ya no nos emociona, saber que ese es el día en que uno se ha de volar la tapa de los sesos o abrirse en canal practicando un modesto y honroso harakiri, porque ese será el día en que emocionalmente habremos muerto, ergo ya no valdremos para nada. Estos días he tenido también un atracón de Louis Malle, y no me quito el sombrero porque no tengo, y la genuflexión hace mucho que no la practico pero ha sido increible llorar a moco tendido viendo "Adiós muchachos" o "Un soplo en el corazón", y "Ascensor al cadalso" es un momumento negrísimo y hermoso, y "Mi cena con André" un tour de force más literario que cinematográfico (la película es únicamente la conversación de dos amigos, dos horas de cena...) pero cuando uno acaba de verla se dice a sí mismo, con un par... y acto seguido piensas en meterte entre pecho y espalda "Vania en la calle 42", pero por fortuna un espontáneo acto de lucidez hace on en tu cabeza y no lo haces y te duermes soñando con  adolescentes franceses y burgueses perdidamente enamorados del jazz y las mujeres... Sé que dentro de poco debería atreverme a ver de nuevo "Herida", pero aún no, prefiero dar el salto a la Nouvelle vague o a  Bergman...

Últimamente leo poco, lo reconozco, leo a hurtadillas y a trompicones, pero porque la literatura me ha desbordado, positiva y negativamente; en compensación (¿a qué?) veo películas. También he visto "Darling", de John Schlesinger, con Julie Christie derrochando belleza y arrojo, y menos mal que mi cabeza hervía con lo que estaba viendo, porque si no, si hubiera hecho caso a mí corazón, hubiera enloquecido de amor ante Julie Christie y hubiera perdido cualquier anclaje con la realidad, abocándome a un insano, lacerante y platónico amor hacia esa mujer que a punto ha estado de desbancar de mi mitológico altar a Rita Hayworth (ver con 15 años Gilda y con 18 La dama de Shangai es lo que tiene). Uno ve Darling y se pregunta, ¿qué hemos perdido por el camino?, 1965... No es que sea moderna la película, es que es impensable hoy en día que alguien haga algo así, narrativa, formal y estéticamente. (punto). Y Julie Christie... Pensé que mi corazón, en general, estaba medianamente fortalecido y que ya empezaba a controlar mi síndrome de Stendhal, y, en particular, si no había muerto tras "conocer" a Lara, y más concretamente tras ver la escena de Julie Christie en Doctor Zhivago con un traje rojo y negro, podía estar tranquilo, pero no. Dios, qué mujer... "Darling" es un seísmo, fílmico y emocional, y se estrenó hace 45 años. Claro que eso no es indicativo de nada, es el día a día. Igual es que he bajado mi nivel de tocapelotismo,  igual ya no me visto tan a menudo de Ebenezer Scrooge e Ignatius Reilly, igual es que mi flema ahora me la trago y sólo soy duro conmigo mismo, aunque sepa que eso tampoco es bueno. Soy benévolo con el pasado y paso del presente que no me interesa (el disco Roadsongs de The Derek Trucks Band es in-men-so, IN-MEN-SO -léase pensando en cómo lo diría José Luís López Vázquez-... al igual que God willin' & the creek don't rise de Ray Lamontagne and The Pariah Dogs... y prefiero leer a Pron, Jergovic o Piglia antes que a Follett, Verdon o Larsson). La semana pasada vi "Donde viven los monstruos" de Spike Jonze y, en vez de ponerle peros y pegas (que las tiene, como todo) me limité a disfrutarla como hacía tiempo que no disfrutaba de una película americana; al acabar la peli  me entraron ganas de irme a vivir a esa isla de monstruos caprichosos, brutos, ingenuos y sin ética a ritmo de All is love de karen O... También he visto algún que otro truño, o al menos cosas que no me han dicho nada, Visconti y "La caída de los dioses" casi me cuestan una rotura de cuello, y si la acabé fue más por cabezonería que por lucidez, porque a las tantas de la noche yo ya no sabía si estaba viendo una versión  nazi-freudiana de The rocky horror picture show sin canciones ni gracia o una de terror de la Hammer pero con nazis (y Freud, cómo no) de por medio...

Así que leo poco (pero bien), escribo menos aún, veo películas sin orden pero a tumba abierta, intento traspasar la librería y me hago todos los días 80 kilómetros cantando tonadas escritas a punto de pistola mientras sobrevivo a mí mismo en busca de un mal menor y los tractores inundan mis neuronas con su ritmo pesado y torpe, pero nunca consigo el propósito, la imagen sencilla, nunca desgajo la naranja, si acaso la escondo más, aunque me imagine en el asiento del copiloto a Adolfo Aristarain y detrás sentado a Louis Malle, echándome la bronca por olvidarme de lo importante.

4 comentarios:

TSI-NA-PAH dijo...

Gran y interantisimo post amigo.Tambien soy un enamorado de Lara, perodn! de Julie.En el otro blog que tengo,http://fourstrongswindsandsevenseas.blogspot.com, le dedicare un especial fotos!!!
un abrazo

Anonymous dijo...

Hermoso...

ned henry dijo...

Había por ahí alguna canción de los inmensos Migala que mencionaba a Julie, muy guapa, si señor. Juanmi, serás incluso más joven que yo, pero no sé cómo diablos decírtelo sin que se te suba a la cabeza, el azucar debilita pero no por eso puedes dejar de decir lo que piensas; escribes no sé si bien o mal, pero si, al menos, de una forma que transmite muchisimo, al menos a mi. Porque no es cuánto de bien escribas, para eso está Perez Reverte, Follet u otro, sino qué eres capaz de transmitir.

Con esta entrada me ha dado una gana tremenda de ver cine, te va a parecer una tontería pero no lo es, lo dejé, dejé de ver películas hace unos cinco o seis años. Existen motivos, pero tal vez algún dia te los cuente, no ahora.

El trabajo dignifica, ahora bien, si haces algo y lo haces bien y te gusta esa actividad, no dudes en ejercerla, aunque eso de que te guste y se te de bien pueda darle un toque hedonista y poco sacrificado con todas las posibles connotaciones que tenga eso en este maldito país. Pero dedicate a ello.

En esa línea, yo voy a recoger firmas para que Juan Miguel Contreras quede en reclusión, en un cuarto de 20 X 20 con una máquina de escribir u ordenador o paquete de folios y boli bic, lo que prefieras, con una conexión a internet, con tu dvd y tu colección de pelis, una abundante biblioteca y toda la comida y bebida que quieras. Me conmisero y te dejo una ventana a campos de trigo recién segados abierta de par en par.

Soy un egoista deshumanizado.

Abrazo y escribe!

ned henry dijo...

Con una Julie, una Lara o una Elvira, o, en mi caso, yo solo, pero cada vez estoy más cerca de volver a intentarlo, qué locura, si era incluso en la época preneuroléptica y no era capaz de pasar de los veinte folios. Yo me parece que escribo medianamente pasable, pero mi problema son los mimbres, las historias o esqueletos, no tengo imaginación. Aunque si es cierto que hay algo que me ronda la cabeza.

Te dejo una entrada que ha publicado Muñoz Molina en su blog, yo a este hombre lo sigo con fervor cuasi frikil, porque se me cae la baba con la forma que tiene de escribir:

http://antoniomuñozmolina.es/2012/09/puro-teson/

ya te dejo. Buenas noches!!

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