miércoles, 24 de junio de 2009

Algo bueno, algo grande

"La encontré de nuevo por casualidad, paseando por las Ramblas, y digo por casualidad porque ya casi nunca voy a las Ramblas, y menos a pasear. Ella estaba preciosa. Diez años después sonreía con la misma y desarmante boca que tantas veces me había besado. A los diez minutos fue como si nunca nos hubiésemos dejado de ver, quise besarla pero no me atreví y ella lo notó. Ella dijo, es una pena que conectásemos tan bien pero nos faltase la chispa adecuada. Yo le contesté que si algo nos hace humanos es la cantidad de cosas que en diez años uno puede aprender a hacer."
Guillermo Barroso. "Galerías del volcán".
Ed. Parábola. Col. Erótika nº 1.
Barcelona, 2009


Hoy estoy razonablemente contento, no es una obligación pero sí una imposición moral. Pasé un rato de la noche de San Juan en la mejor compañía y hubo sortilegios. Me apetece coger la ola y mantenerme en ella un poco más, al menos hasta mediodía. Ben Kweller contribuirá a ello, seguro. Sus discos son un primor de pop mayúsculo, luminoso y flamante. Lo descubrí de la manera más típica y arcaica del mundo. En la tienda Escrisdiscos de Madrid, por estas fechas hace tres años, antes de volverme al pueblo. Yo estaba mirando en la sección "americana", buscando un disco de Golden Smog (lo recuerdo perfectamente, Weird Tales, lo había perdido y lo necesitaba tener de nuevo). De pronto comenzó a sonar un canción increible (la colgada más arriba). Estábamos tres clientes en la tienda. El más audaz preguntó quién era (y los tres lo estábamos pensando, seguro). Ben Kweller, dijo el dependiente con una gran sonrisa, su último disco, si te gusta este, deberías oir el primero, es un chaval de Nueva York, añadió como quien dice casualmente lo que ha desayunado... Los tres salimos con ese disco en la bolsa de la compra... Y yo además con el de Golden Smog, gracias a los dioses...
Desde entonces, todas las vísperas de San Juan, dejo que Ben Kweller me ponga una sonrisa en la cara... Y si hay que volver a la casilla de salida, habrá que salvar lo salvable y empezar con ello donde comenzó todo...
"Sólo soy un penique en la vía del tren, esperando el día de mi juicio, vamos muñeca, déjame ver esas piernas antes de que me aplasten... Espero, si, espero, algo bueno, algo grande..." Como para dejar ese disco allí... Seguro que aún hoy me estaría arrepintiendo... La cantidad de cosas que uno aprende en diez años, y en tres... sólo hay que encontrar a alguien con quien hacer el examen de rigor...
Si esta canción no os remueve nada, y más un día radiante como hoy, es que no teneis sangre en las venas...


Ben Kweller

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