...Y todo lo que es
misterio. ANDRÉS
SOREL
Recibo noticias de Andrés y se instala la desolación en mi piel, la pena compartida que no puede ofrecer compañía, los abrazos lejanos en la distancia, que no distantes, fogonazos de los momentos compartidos. "Espero (...)palabras tuyas que siempre, hablen de lo que hablen, serán literarias."...
No puedo hablar de su última novela, todas las palabras que escribo se me pudren en la boca por no saber hacerle justicia.
Todo lo que nos une merece la pena porque la vida no es otra cosa...
LUIS MARÍA
ANSON, DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA | Publicado
el 04/09/2015 en EL
CULTURAL de EL MUNDO
Conmovido por una intensa emoción he terminado de leer …y todo lo que es misterio, la última creación de
El autor ha novelado la preguerra mundial, la atroz contienda, la enervante posguerra. Por sus páginas desfilan los grandes personajes de la vida intelectual europea, fabulados unos, reales otros, interesantes todos. Los amores entre Ingeborg Bachmann y Paul Celan arden en las páginas de …y todo lo que es misterio. "Almendrada, que hablaste solo a medias pero temblando toda desde el germen, a ti te hice yo esperar, a ti. Acógeme. Estaba la pizca de higo en tu labio, estaba Jerusalén a nuestro alrededor. Yo estaba en ti". Adrés Sorel se recrea en el "amado viejo libro de los amores del rey Salomón" para evocar el erotismo de Ingeborg, la escritora que fustigó a los nazis y admiró a Wittgenstein y a Günter Grass.
En la obra poética del judío Paul Celan alientan Emily Dickinson, Valery y, sobre todo, Rimbaud. Tradujo el gran poeta a Marx, a Rosa Luxemburgo, a Kropotkin. Escribió en alemán, la lengua del exterminador de los hebreos. Su poesía se fue haciendo atonal como la música de Anton Webern. Su gran poema Todesfuge, Muerte en fuga, se devasta, entre añoranzas musicales, en Auschwitz. Y se derrama como un presagio. La relación entre Paul y su antigua amante se cierra con el suicidio. "Caía la noche en aqu
Especialmente atractivo resulta el personaje de Hannah Arendt, escritora a la que leí en mi juventud con especial dedicación. Hannah tenía diecisiete años menos que Heidegger pero desde el primer momento se sintió seducida por el filósofo, al que lo único que preocupaba del nazismo, para indignación de Celan, era "que no fueran algo más cultos". El autor de Sein und Zeit se acostaba con alumnas, con damas de la alta sociedad, con atractivas sirvientas y con cualquier amiga que se prestara al fornicio. El filósofo "no prestó ninguna atención a los escritos que Hannah, desde su juventud, ya había realizado. Solo deseaba su cuerpo. Se lo entregó en su despacho de la Universidad…". A partir de entonces, el profesor y la alumna mantuvieron una relación enmascarada. Hannah se sentía como un fantasma y cuando se trasladó de Marburgo a Heildeberg, aunque el filósofo la visitaba periódicamente, entabló relación con Günther Anders al que conoció en Berlín y se casó con él, dejando a Heidegger chasqueado y contrito.
Al fin, según el novelista, el camino de las estrellas, Holderlin, con sus palabras y
"Basta ya de nombrar a los asesinos -escribe
RESEÑA DE LA MISMA EN LA REVISTA FILOSOFÍA HOY, por Pilar Gómez...
1 comentario:
Pedazo de entrevista con las campanas de Lou Reed de fondo. Qué sabio es Sorel.
Un abrazo.
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