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Un tal Jethro... |
Dentro del más que caótico ritmo de lecturas que llevo, me encuentro con que no sé si he acabado uno de los libros en los que ando metido. ¿No lo sé? No, no lo sé. Y tampoco me hace falta saberlo, pues de todos es bien conocido que hay libros que no se leen únicamente de principio a fin, algo que ya dejó claro "Rayuela", y que a mí me pasa con determinados libros, sobre todo con los libros biográficos de grupos musicales.
Hay determinados libros biográficos que por su estructura se pueden leer y leer sin acabarlos nunca, quizá por su carácter enciclopédico, recorren años, álbumes, actuaciones y formaciones, pudiendo volver a releer sobre todo si a la vez a uno le da por escuchar el disco o los discos que en concreto te apetezcan en ese momento. Si el libro en cuestión es malo, pues con ir a lo que te interesa tienes bastante; si el libro es bueno puedes disfrutar y recrearte en aquello que hayas pasado por alto o que no sepas; y si el libro es excelente (como el que nos ocupa) entonces te puede pasar que no lo acabes nunca, que lo leas del derecho y del revés, boca arriba y boca abajo, a ratos y a deshoras y, sobre todo, que te haga amar más al grupo del que habla. Obviando el siempre pertinaz e ineludible "pero" (siempre hay uno), "Jethro Tull y el faro de Aqualung" es un libro excelente. El "pero" es el de siempre... que uno quiere más, quiere saber más, pues incluso aunque te transcribieran las conversaciones grabadas en el local de ensayo, tú querrías más...Da igual que caiga en tus manos la mejor biografía de Glenn Gould, de Modigliani o de Bernarda de Utrera, tú, como melómano impenitente, siempre querrás saber más... Incluso a "El martillo de los dioses" crees que no le vendrían mal un par de decenas más de páginas, pero es que aunque un día llamase Jimmy Page a tu puerta y se sentase contigo en la terraza, copa de balón en mano, y se pasase la tarde contándote batallas, a la hora de irse, querrías más... El problema es que tú no eres Page, ni podrás serlo... Tampoco es que lo quieras ser, no es eso, el problema es que has acabado convertido en una peligrosa mezcla entre una portera de bloque insaciablemente cotilla y un filósofo atormentado por entender y comprender qué puede ser eso del genio y el hecho artístico, y, claro, así pasa, que por mucho que disfrutes, siempre te quedarás con sed.
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Consejo que siempre sigo, este año, el libro... |
Luego también está el efecto rebote, pues llega un día en el que te das cuenta que realmente tampoco necesitas mil libros sobre Dylan, y que te importa una mierda que la nueva reedición remastrizada con sonido dolby su puta madre con libreto de 30 páginas y tomas inéditas, tomas alternativas y maquetas a medio cocinar del disco "fulano´s fingers" nunca sonará como tu viejo vinilo cochambroso cuando lo pones a volumen once... ¿Qué cojones quiero decir con todo esto? No tengo ni puta idea, pero supongo que llevar desde navidad navegando en un mar de flautas gracias al libro "Jethro Tull y el faro de Aqualung", de Vicente Álvarez, tiene mucho que ver. Seguramente me cuesta empezar a escribir sobre Jethro Tull de manera coherente, sobre todo después de haberlo intentado dos veces antes (
Aqualung en el caimán). Esta tarde, bajo la pila de libros que cubren mi mesa, he vuelto a reparar en él y lo he cogido, abriéndolo al azar y disfrutando leyendo, releyendo y pinchando a la vez los discos correspondientes de Jethro Tull. Me gusta mucho el libro de Vicente Álvarez, primero porque está escrito con pasión, que es lo mínimo que le pido a un libro biográfico, segundo porque está muy bien escrito, tercero porque me gusta la mezcla de respeto, profundidad y familiaridad que desprende, y cuarto porque está lleno de aciertos a la hora de acercarse a una obra tan poliédrica, lírica y musicalmente, como la del grupo del genio Ian Anderson, haciendo que tus ganas de escuchar la música de los Jethro se renueven completamente, y creo que eso es lo mejor que le puede pasar a un libro sobre un grupo, que sin que puedas dejar de leer, desees pinchar todos y cada uno de los discos de esa banda que resulta que llevas escuchando casi toda tu vida. Y luego están las lagunas, claro; porque cuando uno tiene alma de diletante, va alcanzando una edad y tiene una historia, es normal que no hayas seguido con la misma intensidad ni el mismo entusiasmo a ese grupo, y leyendo el libro de Vicente Álvarez, descubres, por ejemplo, que los discos en solitario del señor Anderson tienen su aquel (su mucho aquel), y también descubres cosas de las canciones que tanto te gustan y tantas veces has escuchado, porque ese es uno de sus grandes aciertos, que Álvarez se centra siempre que puede en la parte lírica del viejo Aqualung, resaltando versos y desvelando sentidos.
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Únicos e irrepetibles... |
Otro de esos aciertos ha sido que ha dividido toda la historia de Jethro Tull en grupos de tres discos, estando cada capítulo dedicado a cada trilogía con entidad propia dentro de toda la evolución histórica de una banda tan longeva y especial. Porque Jethro Tull siempre ha sido un grupo especial, mostrándose con una personalidad propia y arrolladora ya desde su orígenes, que durante casi toda la década de los setenta rozó la perfección compositiva e interpretativa, que durante los ochenta, aunque Anderson perdiera cierta chispa compositiva, siguió siendo un intérprete mayúsculo que supo reinventarse a tiempo, que durante los noventa se asentó en el grupo de los notables con discos que si bien no eran para perder la cabeza, sí eran disfrutables y contenían siempre alguna joya sobresaliente, y que ya en el nuevo siglo han cultivado con acierto el sutil arte de la reinterpretación del arte propio y la búsqueda de nuevos caminos musicales. Ser fan de Ian Anderson es, hoy por hoy, un deleite. Es una pena que por edad y por problemas de ubicación geográfico espaciales, me fuese imposible verles en directo en su época gloriosa (del 69 al 79, y eso está fuera de toda discusión), pero es tal la cantidad de grabaciones audiovisuales que hay disponibles en este momento sobre cualquiera de la facetas y reencarnaciones de Ian Anderson y su grupo, que el disfrute es continuo. Vídeos de actuaciones míticas, reediciones cuidadas, fotografías, bootlegs, blogs, entrevistas, clubs de fans (algún día me haré tulliano de carnet, lo juro)... Y además, el libro de Vicente Álvarez, que es una maravilla (también hay que aplaudir a la editorial, pues los libros de la editorial Quarentena han dado un salto cualitativo enorme en cuanto a diseño, presentación y acabado, que en su día me leí el de Black Sabbath y tela...), con el aliciente de poder "complementar" su lectura con todo ese material disponible a golpe de ratón. Podría desmenuzar (o al menos intentarlo) el libro (geniales los capítulos dedicados a "Thick as a brick" y a "A passion play", por no hablar de la disolución de la formación mágica en 1980 (quién pudiera hablar largo y tendido con John Evan) y de la deriva en los ochenta...), pero buscando información para escribir esto, he topado con sitios donde lo hacen mejor (
http://www.aqualung-mygod.blogspot.com.es/2013/03/jethro-tull-new-booksnuevos-libros.html ), y yo encuentro que tengo poco más que decir salvo los cuatro parabienes que he soltado entre tanto caos. Además, corro el riesgo de acabar haciendo una apología de Ian Anderson en toda regla, como intérprete único y como compositor más único aún, y no son horas... De Vicente Álvarez, remitir a
su página web. El libro de Aqualung es lo único que de momento he leído de él, aunque como exlibrero sí que reconozco que por mis manos han pasado libros suyos y que ahora lamento no haber abierto.Si eres fan de Jethro Tull y no tienes este libro, ya estás tardando, y si no lo eres y crees que deberías darle una oportunidad, este libro es la mejor guía...
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Que Jeffrey Hammond me perdone, pero esta fue su mejor formación... |
4 comentarios:
Tenía un compañero de trabajo llamado Edu que era muy muy fan. Lo tenía todo de la banda y estaba suscrito al boletín de A new day Records. Seguía las carreras de los músicos que sacaban discos por separado. Pero Edu nunca fue fuerte y nos dejó hace un año. A él le hubiera encantado este libro y a mi me hubise alegrado regalárselo.
A mi los Jethro nunca me llamaron la atención, no se hizo la miel para la boca del burro pero mi sobri si es seguidor. Posiblemente haga algo, en honor a Edu, que nunca hice nunca, esto es, oir a la banda de forma seria. Nunca profundicé ni hice el más mínimo intento por acercarme. Lo haré ahora.
Además mi sobrino es joven pero tiene buen gusto.
Espero que estés bien Juanmi. Un abrazo!
Soy de los que Jethro no me interesaron. un amigo que ya no esta si era un fan me obligo a cargar con el Aqualung versión extendida pero por motivos personales no seguí sus consejo. tras leer tu reseña me animo a disfrutarlo
maravillosos Jethro Tull. Sin paliativos. Gracias!!
Cuanto me alegro, Ned!!! Mr. Ian Anderson es fascinante.
Bernando, un placer que te pases por aqui. Gracias.
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