"Hace unos días me llamó Horacio Castellanos Moya para decirme que Bolaño estaba hospitalizado enfermo del hígado, grave, vos, no le vayás a mandar tus libros porque el cuate anda grave, me dijo. De hecho, tenía ya dos ejemplares empaquetados y listos para enviarle a su residencia en Blanes, acompañados por una breve carta, escrita a mano, solicitándole su participación en este manuscrito. Hoy en la madrugada Roberto Bolaño falleció. Como un tipo de pésame literario, o algo así, cargué varios de sus libros conmigo durante todo el día. Qué mejor manera de despedir a un amigo que sólo se conoció a través de su literatura, que releyéndola. Había dicho Bolaño que uno nunca termina de leer, aunque los libros se acaben, de la misma manera que uno nunca termina de vivir, aunque la muerte sea un hecho cierto. Había dicho Bolaño que quería un entierro al que pudiera llegar por sus propios pies o, en su defecto, una ceremonia vikinga; el muerto, su hijo y sus amigos fantasmas, nadie más. Allí estaré yo, entonces, entre tantos amigos fantasmas, cuando sus cenizas sean esparcidas por su hijo Lautaro en el mar. Para mí, dijo o quizá dijo Bolaño en alguna entrevista, es dificil responder por qué escribo un libro. Seguramente porque es lo mejor que sé hacer. Seguramente, Roberto."
Eduardo Halfón. El ángel literario, Anagrama.
Ahora que vuelvo a ser libre, "intelectualmente" hablando, vuelvo a leer por gusto, por placer y porque sí, porque no sé hacer otra cosa. He comenzado una mudanza y mientras guardo libros en cajas veo algunos que no recordaba tener. Me gusta meter cosas entre ellos, papeles de todo tipo, cosas que encuentro a mano para marcar la lectura si por cualquier motivo he dejar de leer. Subrayo los libros, antes mucho más que ahora. Le tengo respeto a los libros pero por otro lado no me importa maltratarlos, como un árbol donde se graba con un buril improvisado "E.C. was here" o "Romeo loves Julieta" con corazón y flechita incluida. No soporto a los que leen libros y al finalizarlos estos se quedan impolutos, más nuevos que nuevos, es como hacer el amor a una mujer sin quitarle la ropa ni acariciarla.
Me gusta estar sólo cuando guardo mis libros en cajas; no es mi primera mudanza (si yo te contara) pero sí es una de las más importante que haré. Cojo libros y de ellos caen cosas, yo mismo me caigo, y las palabras se pasean por todos lados como si llevasen mocasines húmedos, dejando el piso repleto de huellas y cronopios azules. Releo cosas que no recuerdo haber leído, aunque estén subrayadas, y leo párrafos que podría citar de memoria de libros que no sabía tener, maravillas plasmadas, arrugadas, dibujadas, inundadas de una vida vivida o echada a perder o a volar, vanidosa y terca que se afana en seguir y seguir... "Uno nunca termina de leer, aunque los libros se acaben, de la misma manera que uno nunca termina de vivir, aunque la muerte sea un hecho cierto"...
El documental completo está incluido en un dvd adjunto con el libro "Bolaño Salvaje" de la editorial Candaya.
1 comentario:
Una semana hace ya que nos tienes abandonados. Consciente soy de que no está «el horno para bollos», pero, siendo egoísta, qué quieres que te diga, reconforta leerte (¡fíjate!, haciendo yo cumplidos, jeje). En fin, que vuelvan pronto las musas, que se te echa de menos (en todo sentido). Se os quiere. Besos.
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