jueves, 16 de julio de 2009

Tribulaciones italianas en tierras fellinianas, I


Queridos primo, sobrinos, gatos y caracoles, aquí de nuevo vuestro tío abuelo ejerciendo de indigno sucesor de mis idolatrados precursores viajeros Gurb (del cual sigo sin tener noticias), Boris Vian, el tío Matt, Willy Fog y Marco Polo. Al final llegamos, sin que yo le creara muchos problemas a mi hermana, aunque en el avión, tal vez aquejada de un extraño mal de altura, no paró de darme el coñazo, hablando de Logroño, frutos secos, haciendo fotos del mar y de lo que ella creía que era ya Italia pero que había que fijarse mucho para descubrir tras las nubes algo similar a un plano cartográfico bajo nuestras alas. Aunque si he de ser sincero, ceo que el coñazo se lo dí yo… aún no me explico qué me pasó pero me dio por hacer todo lo que sabía…
Lo poco que vimos de Bolonia desde el bus camino a la estación hizo que me dieran ganas de bajarme allí mismo y quedarme para siempre pero el autobusero no me entendió, o se hizo el sordo, o vete tu a saber qué clase de prisas tendría, porque un trayecto estipulado de 30 minutos se lo hizo en casi 15… Tiempo ganado que perdimos en la estación de tren, frente a una máquina expendedora e billetes que no entendíamos y de la cual, tras 10 minutos yo esperaba que nos diera tabaco o pipas (no, pipas no que aquí no hay) antes que el billete que le pedíamos. Al final, alma de cántaro que somos, lo que pasaba es que el tren iba lleno y la amable máquina lo que nos decía era que si nos daba billete era sin asiento… Todo sea por la familia… Pues de pie… al menos viajaríamos con aire acondicionado (porque vaya bochorno –parole e parece típica italiana y que no dejábamos de decir- que hacía en Bolognia..) Y unos huevos… Santa Madonna qué deshidratación, qué olor y qué saborcillo más salado que debíamos tener todos en el tren… Pero yo iba tan ensimismado con el paisaje, mirándolo todo y comprobando que el sano hábito de viajar desentumece las neuronas que me daba lo mismo, fíjate… Eso sí, la lipotimia no me la quitaba nadie si llega a tardar diez minutos más el viaje…
Una vez recogidos por la sorela pequeña y su inestimable novio fuimos a su casa, tan acogedora como coqueta, y descubrimos que esto es como un mini playa de San Juan pero a lo italoeuropeo y con casco antiguo para rodar por sus calles como pelusa contenta y feliz. En lo que llevo de vida en este planeta no había visto tanto hotel junto, aunque de justicia es decir que la mayoría son pequeños y coquetuelos. Mientras me quitaba la ropa con una mano y con la otra me ponía el bañador y con las otras tres colocaba la ropa por las perchas que me daban amablemente, mi mente ya estaba tendida en la playa, fascinada por saber que algo tan estúpido como bañarme en el Adriático estaba a punto de sucederme…
No todo iba a ser tan idílico; queridos sobrinos y sobrinas, pero sobre todo los de origen adániense, si es cierto que en carpetovetónia vamos con retraso frente a la moda masculina italiana, os pongo sobre aviso de que el año que viene nos veo a todos con bañadores marca paquete, así, de sopetón… Iros haciendo a la idea, apuntaros al gimnasio o lo que creáis oportuno pero echarle huevos, nunca mejor dicho… Santa Madonna (estoy aquí, se me perdona repetir estas expresiones, no?) y encima a tan lujoso trapito hay que añadirle un inevitable y acaramelado color moreno currasco (si optáis por el gimnasio que tenga rayos uva). Yo, ya lo he dicho… Vuelve el packet man, el año que viene nos toca, ir tirando los bermudas esos ripiosos floridos y algunos hasta de colores chillones que atesoráis con amor, incluso los que os llegan por debajo de las rodillas, porque el año que viene lo único blanco que tendréis de cuello para abajo serán los carrillos del culo (de las pelotas no hablo que algunos las tienen muy negras, pero eso es por la crisis, así que no cuenta).
Una vez pasado el susto (es que están por todas partes, el italiano moreno currasco con bañador marca paquete es el espécimen masculino más parecido a dios en las costas destinadas al recreo y al solaz, es casi omnipresente; vale que estoy en su territorio pero lo que hacen para hacerse notar no es normal, de verdad que no). Una vez pasado el impacto, me tiré en la playa a comprobar cómo mi hermana tenía razón en todo aquello que me había dicho y que ella, en su candidez, no era capaz de saber el calado emocional que la veracidad de sus palabras tendrían en mi…
Ay, sólo diré que creí ver a una desconocida llamada Irina, y que todo volvió a su ser…
Esta mañana, cabezón que es uno, a pesar del calor (bochorno, así, con el gestito ese de las manos, bochorno) me he ido al centro en bici… Toda la esperanza que me quedaba de forjar una bonita amistad con alguna amable ragazza se ha ido al traste por el color lila dulce, la cestita que corona el manillar y el vigoroso timbre de la bici que mi hermana me ha cedido con gusto… Eran más mis ganas de hacer el piraña (aunque fuese sin tito) por las calles de Rímini que los prejuicios que pudiese suscitar, así que me largué tan campante con mi bici de Candy Candy…
Parecía Luis Ciges en “Así en el cielo como en la tierra” cuando Paco Rabal le está enseñando el paraíso, sólo emitía tímidos sonidos guturales a modo de asombro. Vale la ciudad es pequeña, es terriblemente turística y demás, pero una vez que uno se aleja del paseo marítimo, aparece una ciudad asombrosa… Universidad (con su aquel renacentista que algunos nos llega tanto que), iglesias, su Castillo de Malatesta, sus palacios, sus casas, su arco romano (hombre…) su puente (romano), su festival de danza (empieza este viernes) su, cosas, vamos… esas que te hacen soltar tus lagrimitas, que al final me vieron muy bien para quitarle en inoportuno chirridito a tan austera y desapercibida bici con la que iba y venía…
Cuando me he hartado de sonrisas cómplices y miradas, he intentado recuperar la poca hombría que atesoro como mejor sé, y es imaginarme que soy Steve MacQueen… Dejar la bici aparcada por ahí y encontrarme con un precioso volkswagen que casi decido robar me han ayudado mucho, a pesar del bochorno, el sudor y la apariencia física que para nada se corresponde, pero…
Como no podía ser de otra manera, he batido mi propio record de enamoramientos por minutos, pero como era lógico, no me ha servido de nada, ni cuando intentaba decir que la bici era de mi sorella… Mañana repito experiencia, hoy me he hecho a la idea y he apuntado mentalmente lugares… Y me van a dejar otra bici distinta… De momento me piro a hacer el Giusseppe Tornatore a la playa con mi libro y mi libreta, a ver si el destino me hace ver de nuevo a Irina por ahí… Esta noche igual me enfundo mi disfraz de lino de Miguel de la Cuadra Salcedo (medio-cartón y con menos bello, no se puede tener todo en esta vida) y me pimplo una buena botella de vino por las inmediaciones del Ponte di Tiberio mientras sueño con volver dentro de unos meses acompañado por alguna de las personas de las que tanto me acuerdo y que sé que esto les encantaría…
Vuestro tío abuelo que tanto os quiere… Boris…

3 comentarios:

:P dijo...

jeje, me imagino la playa y los packet-men...de eso se ve mucho por mi piscina :P
tú dale al pedal, que el movimiento siempre trae quietud (sólo cuida que no te dé el aire de frente)
muchos besos chileno.austro.ibéricos

Anonymous dijo...

Estoy deseando veros a todos con la piel como un churrasco, y marcando croqueta(cocreta, que dicen algunos finos como el ajo)

(se nota que tengo hambre a estas horas, no?)

IVAN dijo...

Te habrás hecho fotos con la bicicleta de la cestita, no? Yo pago por una... Muchos besos a los y las Contreras desde la capital del Imperio...

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