miércoles, 7 de agosto de 2013

El fin de una editorial nonata y el rescate de un libro que busca su justificación cual salteador gafe

Al final no creamos la editorial, no ha sido posible, lo cual no quita para que la Internazional Samizdat siga funcionando como hasta ahora, a la espera de la patada en la puerta y la confiscación de esta sofisticada máquina de escribir y de todo tipo de documentación relacionada. No ha habido quórum, no ha habido puesta en común. Obviando las rencillas personales que todo esto ha podido causar y que no vienen a cuento, obviando el agotamiento emocional que también haya podido causar este auge y caída en la trastienda de un sueño truncado, he de decir que las cosas, en vez de desaparecer, se han colocado de determinada manera, quizá como al principio, pero no del todo igual. 

Imagen, Andrea Hauer
Lo que no ha cambiado es la arrogancia de seguir publicando a pesar de los rechazos y a pesar de la indolencia.


Ser editor es un oficio hermoso, debe ser de los oficios más bonitos y crueles que existen, y por más que a mí me gustaría entrar en él, de momento es imposible, pero aún así no quiero olvidar dos cosas: Que es un oficio alto burgués que, salvo alguna que otra excepción, está totalmente inmerso en el engranaje capitalista, es decir, que la ejercen quienes tienen dinero y con el cual intentan sacar plusvalía de algo que les es ajeno; y dos, que no quiero renunciar a mi trabajo, esto es, que quiero seguir disponiendo de lo que escribo como mejor me plazca y que, antes de ver publicado mi trabajo bajo cualquier sello renunciando con ello incluso a cualquier tipo de remuneración, prefiero jugarme mis cuartos dirigiendo yo todo el proceso y renunciando, ahora sí, a una más que hipotética y dudosa relevancia y a una mayor distribución. Este segundo argumento tendría peso si hubiera recibido alguna oferta y se me hubiera planteado realmente de facto por cuánto y por qué estoy dispuesto a vender mi trabajo, pero como no ha sido así, sigo por libre… Mejorando, o intentando mejorar la experiencia y renunciando totalmente a crear una Editorial al uso pues, por mucho que discutamos, discurramos, soñemos e imaginemos, eso es algo inalcanzable (ni podemos, ni somos capaces, ni queremos; como dice el dicho "entre todos la mataron y ella sola se murió"). Las mejoras con respecto a lo que supuso la edición y publicación de “La muñeca rusa” vienen principalmente en la infraestructura y en el carácter que envuelve el proyecto de edición. La maquetación de “Cardiopatías” ya está en proceso, así como la elaboración de la portada y el diseño tanto exterior como interior. Como La Internazional Samizdat no es una editorial pero sí un proyecto de edición y publicación, estamos dándole vueltas al concepto, si es que se le puede llamar así, reduciendo todo a su significado más artesanal posible. Como seguimos siendo pobres, la idea es jugárnosla en Verkami con un crowdfunding que nos ayude a publicar. Cuando el libro esté y sepamos cuánto nos cuesta sacarlo, imprimiremos pruebas de todo lo que acompañará al libro (y que seguirá siendo parte del libro) y explicaremos en qué consiste todo, así como también diremos las diferentes maneras como se podrá colaborar y ayudar para que vea la luz. Como jugar al cuento de la lechera con las reservas y con lo que fueron las ventas de “La muñeca rusa” no nos vale esta vez (la mayoría de las hipotéticas ventas de “Cardiopatías” vendrán de lectores de “La muñeca rusa”, por lo que sería muy aburrido, tanto para ellos como para el que aquí escribe, repetir el proceso y publicar “simplemente” otro libro). Queremos hacer algo más bonito (y digo queremos porque incluyo lo que Iván quiere hacer y  lo que Andrea quiere hacer), algo que dignifique al libro y que de sentido a su publicación.

Una vez tomada la decisión de que ya está bien de fustigarse con dudas acerca de la calidad o no de lo escrito (esa sombra de la que nunca, nunca, nunca, me desprenderé y que es más cruel cuanto más rechazos se añaden y cuanto más por libre decido ir) y una vez revisados a conciencia y a manos llenas los relatos que formarán parte de “Cardiopatías” (9, compilación de cuatro singles más el bonus track de “La ciudad trenzada”), la idea es que Ned, Nikochan, Lu, Macarena, Charo, Jesús, y ese par más de decenas que han decidido dar carta blanca o patente de corso o indulto de gracia a lo que escribo comprando la historia de Milos Meisner, puedan, si quieren, tener algo más que “otro libro” de relatos del torpe dueño del caimán. De momento, y por lo que respecta a este espacio, me prometo a mí mismo intercalar escritos ajenos al nuevo libro entre las noticias del mismo.

Cosas del Colectivo el Quiltro

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