miércoles, 14 de noviembre de 2012

Tormentas Imaginarias

Hoy es un día raro, porque me han citado para entrevistarme con dos editores el sábado, a mí, que hace tiempo que me cuesta creer en cosas que no tenga en casa y pueda tocar cuando la misma se me cae encima. Se supone que debo hablar de porqué escribo y "vender" La Muñeca Rusa o el otro libro, ese que unos días se llama "Tormentas Imaginarias" y otros "Dute Dracu", o si no el libro aquel donde junté los relatos que no tiré a la papelera virtual y que aún responde al nombre de "Cardiopatías"... ¿Qué no tiene "La Internacional Samizdat" que sí tengan las demás? Para empezar, que son reales, y que funcionan dentro de una legalidad que L.I.S. y la novela de Milos no tienen; sin embargo, me siento cómodo en esa irrealidad, cuasi fantasmal, de haber editado bien (el resultado manufacturado es notable, y no es consecuencia mía, sino de Iván, Andrea y Felipe), de haber "publicado" una historia que de no haber sido editada así, me hubiera sumido en un bloqueo al que no me quería enfrentar, es decir, cada vez hubiera escrito menos, y no; me gusta escribir, me siento vivo escribiendo cosas que pasan en los márgenes de eso que es real, rindiéndome cuentas solamente a mí mismo. 
Leo en un blog que sigo, que su autor ha editado una novela, y siento esa ansiedad por leerla ya; busco la editorial que la edita y no encuentro nada, pienso en juegos, pero no me aventuro a sacar conclusiones; la seguiré buscando. Es extraño porque conocí al autor de "m.", pero dudo que él me recuerde a mí. Hay gente que te despierta cosas, que sientes que miras desde abajo y con cierta distancia porque tu a veces crees que has llegado tarde a una fiesta a la que no te han invitado y no quieres hacer ruido, y así era yo a veces en la facultad. Seguiré buscando "m." y la devoraré cuando la tenga en mis manos. http://algodelibros.blogspot.com.es/2012/11/m-la-novela.html. De momento tengo el primer capítulo.



Por mi parte, "La muñeca rusa" apenas sale de casa. Posiblemente su recorrido ya haya sido hecho, o al menos el recorrido que yo soy capaz de darle. Nadie la pide ya. La caja con los ejemplares que me quedan está en el maletero de mi coche. Lo hago porque es una imagen que me gusta, y porque en casa no sé dónde ponerla para que no estorbe, cualquier sitio donde la ponía parecía que estaba en medio de alguna parte. Donde voy yo, viene Milos e Irina. Empieza a hacer frío y algunas noches pienso en ellos, ahí abajo, en el pequeño maletero, sufriendo (el papel sufre). 119 ejemplares no son pocos, y parece ser que es posible que el diciembre la presente en Madrid en una librería que tengo ganas de pisar, junto a alguien a quien admiro y a la que convocaré a esos amigos que hace años que no veo aunque nos escribamos a veces, no cartas ni postales como hace años, cuando los veranos nos separaban y las semanas se medían por las cartas que el cartero dejaba en tu buzón, dando cuenta de esos hilos que te unían a gente a la que echabas de menos.
Sorprendentemente mi cabeza cabila cosas, historias tal vez, que me obligan a pensar en personajes, en otros que no soy yo, para contarlas. También el sueño es más sueño últimamente. Y luego está el miedo, el físico y el del córtex... Como una mala conversación en una película de Bergman que se quedó fuera del montaje, recurrente y estéril. Debería estar contento con la presentación en Madrid, y lo estoy. No sé por qué me he puesto nervioso con lo de tener dos entrevistas con editores de verdad, de esos que se ganan el sueldo como editores. Siento que estoy haciendo pornografía. Y también tenía un rato para escribir; aunque ahora que lo pienso, podría haberlo usado para leer...

2 comentarios:

Juan Almohada dijo...

Muchas novedades, Juan Miguel. Y todas buenas. Mucha suerte en esas entrevistas y ojalá que se materialice la presentación en Madrid. Incluso esos ejemplares de "La muñeca rusa" durmiendo en el maletero de tu coche constituyen una imagen sugerente, quién sabe si el principio de algo...

ned henry dijo...

Pues suerte el sábado mister, vengo de estar off unos días, no sé si por tormentas imaginarias de barquitos neuronales que se hunden en vasos de agua o es que mi vida me abruma o yo que sé. Pero sin duda esta es una buena noticia, esa y que tengas ganas de escribir. Que la historia de Milos tenga poco recorrido ya es injusto, porque cualquiera que la lea se da cuenta de que se merece más, y estamos de acuerdo en que tal vez mercantilismo y arte no vayan precisamente de la mano, pero uno sirve al otro y, si lo piensas y quieres mirarlo por ese lado, una editorial puede simplemente hacerle justicia al libro. Saludos Juanmi y suerte!!

Pd. Te has parado a pensar que, así como existen libreros bibliofilos, también puede haber editores que amen la literatura?

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