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viernes, 28 de enero de 2011

Aquel lejano viaje a París del 2006... V parte

Parìs, 28 de enero de 2006.

Queridìsimos parientes, aquì vuestro tìo-abuelo con su ùltima crònica desde la ciudad de la luz (del amor me temo que para la pròxima vez). Estoy cansado y me duele un pie, el derecho màs concretamente; Por cuà? Cesc que sè? El tropezón de ayer, me temo, monsieur Bonaparte.
 
Ayer fue un dìa movidito, queridos, se me pasò volando; fui al museo Rodin, que està de un decadente preocupante. Parece la casa de la familia Munster,  los suelos chirrian, las paredes se descascarillan y un Balzac de escayola pequegnito que està por ahì en una urna tiene telaragnas; como soy incorregible me dio por pasear por los jardines del museo pues està plagado de estatuas y casi fenezco por congelaciòn, pero le echè un par (pequegnitos y duros por el frìo) y por ahì que estuve. Luego Cristina me djo que habìan dicho en la radio que habìa sido el dìa màs frìo de lo que llevamos de invierno en Parìs y todo me cuadrò. Asì que ya lo sabeis, salvo que vengais con un/una churri que os caliente los pinreles por la noche y se os cuelgue del brazo todo el dìa, venir en otra època (a partir de Abril, como dice la canciòn). Despuès de eso pateè las calles de nuevo inasequible a la rasca por la rivera del Sena y tras un ardiente té en un agradable lugar donde intenté leer un rato, me pasè por el Crocojazz otra vez (a ver si seguìa ahì el vinilo de Underground de Monk) y el gabacho duegno de la tienda se alegrò de verme (bon jour mesiè, me espetò esa mezcla de Garci con bigote y Asterix con gafas al entrar por la puerta); y comenzamos con nuestro inglès vallekano: me dijo que le habìa preguntado a un amigo por bluesman espagnoles (de ahì que el dìa anterior yo le prometiese enviarle a los KO y a los 3000 Hombres, porque no se creìa que se hiciese buen blues en espagna; tambièn le dije "Gnaco Gogni" pero yo creo que se creìa que estaba de cogna porque me mirò con cara de "¿quièn?") y va el tìo y me suelta tan ancho que su amigo le ha hablado de un tal Javier Vargas. Amos anda, no me jodas; le espetè (me saliò del alma, oye) y le hizo muchisima gracia mi expresiòn (yo le dije que era "an usular spanish exprèsion" y dijo ah, como "no se què no se què (lo siento; lo he olvidado) y me dijo que le ensegnase otra expresión de esas y se me ocurriò, no sè por què, "vete a cagarla a parla" y entonces fue la hecatombe, casi se me muere de risa el gabacho (pa mì que iba un poco màs soplao que el otro dìa), expresiòn que para los franceses debe ser como un trabalenguas (dicen que si se les ocurre decir tres tristes tigres mueren fulminados). Al final, a lo que vamos que me lìo, no me comprè el disco (mi pauperrimidad es preocupante y el vinilo de Monk està a todas luces fuera de mis posibilidades, aunque seguro que me arrepentirè el resto de mis dìas de mi estùpida decisiòn).



Ya por la noche, Cristina me sacò a cenar (Gaêl no estaba, para ensayar con su grupo tiene que irse fuera de Paris y no iba a volver a dormir) a un sitio tipical francaise muy bonito bajo Montmatre, con mesitas con velas y garsones sorprendidos por mi nula capacidad de hablar frances, los cuales me ponìan cara de "vaya, acompagnado de tan bella dama y tan inùtil". El restaurante de llamaba Le Kokoliòn y era precioso (y no sòlo porque uno es sumamente impresionable). La cena, suculenta, estuvo bagnada con un vino cojonudo, culminada por una mus de chocolat que pa què (de rica) y aderezada por una discusiòn gorda en la mesa de al lado a la nuestra de una pareja (yo al principio pensè, què detalle, una performance tipical francaise por cuenta de la casa, pero no, iba en serio). El tìo era un chulo indecente de todas todas (muy grande ademàs) y menos mal que ella se levantò. le soltò no se què y, tiràndole la servilleta a la cara, se largò del restaurante, si no me hubiera tocado hacer de Cyrano y defender el honor de tan bella dama (que uno tenga que irse tan lejos para hacer segùn què cosas...). Èl se quedò con dos palmos y cuando reaccionò e intentò salir tras ella (con intenciòn de abofetearla, se le notaba en los ojos) uno de los camareros no le dejò salir (y olè por el garson; ese sì que le echò un par) hasta que considerò que ella ya le llevaba la ventaja suficiente como para no verle màs, y despuès, sin inmutarse y muy elegàntemente, le pasò su abrigo. Yo casi le aplaudo, de verdad.
Por lo demàs poco màs, el Louvre, la Opera, la tumba de Jim, el Sena otra vez, y yo que tengo un suegno que me muero.

Vuestro tìo-abuelo que os quiere se despide pidièndoos paciencia por la ùltima crònica que serà ya a la vuelta.
Besos y arrevoire

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